miércoles, 13 de abril de 2016

El triángulo de “La ciudad perdida”


 Víctor Cardona Galindo
En unos terrenos entre la comunidad de Los Planes y La Finquita, muy cerca de El Paraíso, se encontró en el 2011 un basamento piramidal, de un centro ceremonial prehispánico posiblemente del posclásico, en la fachada norte se observa una alfarda. Tiene cuatro escalones bien conservados, mide 30 por 30 aproximadamente.
Para los habitantes de los pequeños poblados circunvecinos ha sido normal que los “gringos” vengan en sus “carrotes”, tomen fotos y si alguna piedra les gusta se la lleven. Bueno, aquí les llaman “gringos” a cualquier extranjero que esté güero.
Luego de que los peones de Hermenegildo Torres Lorenzana encontraron las escalinatas, en los terrenos de su suegro Antonio Camacho, hubo quien pensó que había en esas ruinas un tesoro y le hicieron varios hoyos al montículo, en uno de ellos le colocaron la imagen de San Isidro Labrador.
Pirámide enterrada en Los Planes. Foto Víctor Cardona Galindo.

El hallazgo del basamento piramidal se difundió con rapidez mediante las redes sociales, principalmente por Facebook. Alguien tomó las fotos y realizó una carga móvil porque en ese momento el celular era una novedad en El Paraíso, pues la señal inalámbrica llegó el 22 de enero del 2011 y la cobertura llega hasta Los Planes, La Finquita y La Quebradora. Hasta los peones que andan trabajando en las huertas de café o de plátano traen su celular.
Para ir a Los Planes hay que seguir un camino de flores amarillas del árbol llamado apánico,  que florea y produce una manzanita que al reventar suelta una especie de algodón. Al apánico (cuyo nombre científico es Cochlospermum vitifolium) le llamaban en náhuatl Tecomaxóchitl, su corteza sirve para curar la hepatitis y la diabetes. La receta es sencilla se abre una canaleja en forma de canoa en el tronco del árbol, a la cual se le pone agua y se toma fermentada. La otra planta que florea entre enero y marzo en el camino a la sierra es la retama, cuyas flores amarillas compiten con el primavero que crece majestuosamente cerca del camino.
En Los Planes la secundaria funciona en un aula destinada para la primaria que construyó el gobierno de Germán Adame Bautista; la primaria opera en la casa de Salud. El kínder es una aulita de madera. Hace unos años los vecinos se preocuparon por recolectar los vestigios arqueológicos, los juntaron en una casa e hicieron un pequeño museo, pero ahora en el local donde funcionaba duermen los maestros. Al desaparecer el museo comunitario las piedras que estaban en la escuela, han sido regaladas o han ido desapareciendo.
Don Miguel García Salas era el promotor del museo comunitario que funcionó en el 2005, respaldado por el CONAFE, institución que hasta la fecha atiende los tres niveles educativos básicos en Los Planes. Los habitantes de esa pequeña comunidad de 12 casas van a consulta médica al Paraíso, en el 2010 se terminó de pavimentar la carretera.
Desde el 2005 hay sitio de taxis en El Paraíso. Visitar esta zona es ir al corazón de la selva cafetalera, “la sierra es más arriba” dicen los habitantes de Los Planes. Ir a los Planes es caminar por la tierra del jaguar, el tigrillo, el güinduri, el “catecuan” y el gato montés, felinos que dominan la selva del café.
Cerca de Los Planes, a unos tres kilómetros está el Cerro de La Señora (Así se llama en honor a Faustina Benítez de Álvarez) en donde los jaguares se han reproducido con rapidez, además pueden verse manadas hasta de 12 jabalíes y mucho venado de cola blanca. Se han visto cerca pumas, que son pardos. Las onzas sólo se dan en el filo mayor.
En el cerro de la Señora unos cazadores encontraron una cueva con armas del siglo antepasado, eran escopetas cuascleras y tercerolas, había muchos metales, espadas y balas de cañón. Ahí Juan Álvarez tenía su polvorín “por si las dudas” resguardado en la espesura de la Selva. En ese cerro que era una fortaleza del “Padre del Federalismo” hay muchas cuevas donde puede vivir la gente.
Los Planes es una comunidad fundada por las familias Rodríguez y Bautista, está rodeada de espesa vegetación, en donde vuela la hurraca blanca, la depredadora de las aves, se come sus huevos, su presencia ha hecho que desparezca la hurraquilla verde. La hurraca no tiene depredador natural, “ni el gavilán se la quiere comer”. La gente de la sierra piensa que la hurraca es un animal maldito, porque uno de los pasajes que cuentan nuestros padres dice “que cuando Jesús Nuestro Señor andaba huyendo de los romanos, la hurraca lo perseguía y decía acavaaa, acavaaa”, así grita siempre esa ave, mientras que las cucuchitas (tortolitas) “caminando borraban el rastro de los caminos”. Nadie se come a las hurracas y ellas volando por todos lados hacen lo que quieren. Antes no había hurracas blancas en esta zona. Ahora ha invadido la sierra y les dan duro a las otras aves. Don Julio Sánchez Ciprés dice que en los últimos años han desaparecido muchas aves, como las hurraquillas verdes, los pájaros perros, las gallinitas y quedan pocos faisanes. Aquí a las godornices les llaman “picos de oro”, por su canto, que las que también hay pocas.
 También por ese rumbo, antes de llegar a La Pintada está La poza de los Patos, es un lugar donde los paraiseños han pensado echar andar un proyecto de turismo ecológico.
Cerca de la Finquita crece majestuoso un Cuajinicuil traído de Chiapas. “Nomás que siembres, aquí todo se da”, dicen los lugareños. En Los planes hay limón real, papaya, maíz y frijol. El camino a la pirámide está surcado de plantas de mariposas que adornan el paso con sus flores blancas que impregnan su aroma en el ambiente.
Dos arroyos pasan por Los Planes uno que viene de La Quebradora y el otro de La Finquita. Los planes forma parte de un  triángulo de pequeñas comunidades preciosas, una de ellas es la colonia La Quebradora. La cual tiene 30 casas se llama así porque ahí se instaló en los setentas una máquina trituradora de piedras, material que se usó para la construcción de la carretera que conduce a la sierra. Es una población muy tranquila, con energía eléctrica cuya red fue construida durante el gobierno de María de la Luz Núñez Ramos. Esa pequeña colonia se fundó en los terrenos del señor Julio Sánchez Ciprés. La primaria “Sor Juana Inés de la Cruz” tiene una sola aula que les construyó Javier Galeana Cadena cuando fue alcalde, el jardín de niños Margarita Maza de Juárez se los construyó Acacio Castro y Germán Adame les dejó de recuerdo la cancha de basquetbol. Es un pueblito donde la mayoría de las casas tienen techo de láminas galvanizadas.
En esa zona entre mayo y junio, cuando comienzan las lluvias, los habitantes salen al bosque a recolectar un hongo rojo que es muy sabroso empapelado o en caldo. Llega a costar hasta 50 pesos el kilo en El Paraíso.

Sin duda es hermoso el triángulo formado por Los Planes, La Finquita y La Quebradora, es la zona arqueológica que nuestros antepasado llamaron “La ciudad perdida”. Más arriba están El Edén y La Pintada.

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