Víctor Cardona Galindo
A las 8:40 horas del 19 de abril de 1969, en la
esquina de las calles Xola y Aragón colonia Álamos de la Ciudad de México, tres
hombres asaltaron una camioneta del Banco Comercial Mexicano, que transportaba 2
millones 785 mil pesos en efectivo.
Según los reportes policiacos los asaltantes
sometieron y golpearon a los policías Conrado Montaño Pérez y Pedro Cruz Duran
que custodiaban el dinero. Pedro Cruz fue herido de un balazo en la mano, el
disparo llamó la atención de la policía y de los vecinos del área.
La prensa informó que el general Renato Vega Amador,
jefe de la Policía Preventiva del Distrito Federal, que pasaba cerca del lugar,
al oír la detonación, ordenó a su chofer Mario Monroy que cambiara de rumbo para averiguar lo que pasaba. Al percatarse
del asalto, se bajó de su automóvil, con su chofer, y un agente de tránsito de
apellido Verdín se enfrentaron a los tres asaltantes iniciándose un encuentro a
tiros. Llegó de refuerzo la patrulla S-88 y en la refriega resultaron muertos: el policía
José Saucedo Cadena y un agente de tránsito de apellido Paredes.
Genaro Vázquez Rojas en el campamento
José María
Morelos y Pavón en la sierra media de Atoyac.
Foto anexo fotográfico del informe
de la Comverdad.
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Vega Amador salió lesionado, recibió cuatro balazos, dos
de ellos en el torax; y fue herido de gravedad su chofer Mario Monroy Suárez, quien
posteriormente falleció en el hospital de traumatología de Xoco a las 9:15
horas de ese 19 de abril.
Los asaltantes usaron rifles M-1 y a uno de ellos, que
cayó muerto en el lugar de los hechos –según la policía- se le recogió una
pistola Browning 9 milímetros, después se supo que se trataba de Juan Galarza
Antúnez y que fue detenido todavía con vida. Y que todos formaban parte de un
comando armado de la Asociación Cívica Nacional Revolucionaria (ACNR) cuyo
principal núcleo acampaba en la sierra baja del municipio de Atoyac Álvarez.
Cuatro días antes, el 15 de abril de 1969 los
guerrilleros cívicos desde el campamento José María Morelos, habían dado a
conocer ante la opinión pública un pequeño resumen de las causas y la forma en
que se creó la ACNR. Del “impulso y apoyo de las masas trabajadoras reunidos en
torno a su organización de combate la ACG, bajo la dirección de Genaro
Vázquez, dieron origen al Núcleo Popular
Armado como método de combate correcto para enfrentar a la oligarquía pro
imperialista que gobierna y oprime al país”. El desarrollo de la lucha armada
“es consecuencia de la política dictatorial, represiva y asesina de la
oligarquía”. Ese núcleo de combate comenzó a operar a fines de 1967 y su
principal acción fue el rescate de Vázquez Rojas el 22 de abril de 1968.
Volviendo al
asalto en México. Los guerrilleros, después de apoderarse del
dinero, trataron de huir en un taxi robado, pero el vehículo se descompuso unas
cuadras adelante y quedaron varados. Ahí los alcanzaron agentes de la Policía Judicial
del Distrito Federal quienes llegaron disparando; el ataque fue repelido con
ráfagas de metralleta. Al final murieron dos agentes, uno identificado como
José Saucedo Cadena y fue herido su comandante en jefe, el general Renato Vega
Amador. El joven combatiente Juan Galarza Antúnez herido, sin ser de gravedad,
indefenso en manos de la judicial, fue asesinado a golpes y se llevaron
detenido al ingeniero electrónico Florentino Jaimes Hernández, originario de
Coyuca de Catalán Guerrero, quien fue brutalmente torturado y posteriormente
consignado el 21 de abril a la cárcel de Lecumberri. El otro guerrillero logró
escapar.
El reporte policiaco consignó que
dos asaltantes fueron detenidos inmediatamente, ellos fueron Florentino Jaimes
Hernández, a quien se identificó como originario de Santiago de la Unión, del
municipio de Atoyac, y Juan Galarza Antúnez. Ambos guerrilleros fueron
torturados salvajemente tanto que Galarza murió durante su cautiverio, según
denunció Florentino Jaimes en un comunicado, su cuerpo nunca fue entregado a
sus familiares por eso a Genaro Vázquez nunca se le quitó la idea de la cabeza,
que fue arrojado desde un helicóptero al cráter del nevado de Toluca.
El 20 de abril la Dirección Federal de Seguridad (DFS)
informaba que seguía interrogando a Florentino Jaimes Hernández uno de los
participantes del asalto, quien declaró que con el dinero del robo intentaban
comprar armas y que eran un grupo en formación y señalaba a Epifanio Avilés
Rojas como un tercer participante en el atraco. Según el reporte policíaco Florentino
Jaimes era pasante de ingeniería de comunicaciones electrónicas del Instituto
Politécnico Nacional (IPN).
El oficio de la
Dirección Federal de Seguridad está fechado el 20 de abril de 1969: “Durante el
día de hoy se continuo interrogando a Florentino Jaímes Hernández [...]
reconoció que el tercer hombre que participó en estos hechos fue su cuñado
(casado con una hermana de él), quien también es oriundo de Coyuca de Catalán, Epifanio Avilés Rojas, al que la jefatura de
policía está tratando de localizar”.
Mientras eso ocurría en otras
latitudes, aquí en Atoyac el 3 de mayo a las 15:30 horas aterrizó en el playón
del rio Atoyac un helicóptero militar que trajo a bordo al general de brigada
médico militar Leopoldo Melgar Pachiano, director de la Escuela Médico Militar quien
se entrevistó con el presidente municipal Ladislao Sotelo Bello, para
instruirle que organizara la estancia de la visita de un grupo de médicos y oficiales
de sanidad militar de la “Operación Amistad en la Costa Grande”, mismos traerían
atención médica y medicinas gratuitas a los habitantes de la región.
En el marco de
ésta primera ocupación militar el 13 de mayo de 1969, aparece el número cuatro
de la gaceta El Cívico, de la ACNR, publicada
desde las Montañas del Sur México, en el Campamento Revolucionario José María
Morelos y firmaban Genaro Vázquez y José Bracho.
La ACNR declaraba
su confianza absoluta de que los campesinos, los obreros y el pueblo trabajador
en general, sabrán valorar en forma justa y generosa los actos y la conducta de
los revolucionarios, brindándoles discreto pero decidido resguardo de la
persecución y embates del gobierno opresor de los ricos que dominan nuestra
Patria.
Wilfrido Fierro señala que a las 7 de
la noche del 16 de mayo arribaron a la ciudad de Atoyac 27 comandos militares,
transportando 500 médicos de la Escuela Médico Militar y técnicos de diferentes
profesiones a hacer una labor de servicio social en este municipio y de Coyuca
de Benítez, San Jerónimo y Tecpan, “consistente en impartir curaciones, regalar
medicinas y prevenir a los habitantes de las enfermedades parasitarias, tétano,
viruela, poliomielitis… El citado contingente fue instalado en la Cueva del
Club de Leones y Jardines de Niños, Escuela Modesto Alarcón, Beneficio del
doctor Juan José Becerra y la bodega de Importadora e Industrializadora de
Café. S. A. (Monterrey)” y el Instituto de Protección a la Infancia (IPI).
Con la información obtenida durante
los interrogatorios y las torturas infligidas a Florentino Jaimes, el 19 de
mayo del mismo año, fueron detenidos en Las Cruces municipio Coyuca de Catalán,
Epifanio
Avilés Rojas y Jorge Manuel Torres Cedillo por elementos del Ejército mexicano
al mando del mayor Antonio López Rivera. Avilés fue conducido esposado y con
guardia permanente a Ciudad Altamirano Guerrero, para entregarlo, a las 07:00
horas del día siguiente al general Miguel Bracamontes, jefe de la Zona Militar
en Chilpancingo, quien a bordo de una avioneta lo trasladó a la Ciudad de
México. De Epifanio se desconoce hasta el momento su paradero.
Desde su
cautiverio en Lecumberri Florentino informó del asesinato de Juan Galarza y
manifestó que el asalto al banco tenía un propósito revolucionario, aseveración
que en el lenguaje guerrillero significaba, que el dinero obtenido estaba
destinado para gastos del movimiento. Este comunicado clandestino fue difundido
por los ferrocarrileros con las siglas del Frente Revolucionario de Acción
Socialista y venía acompañado de un manifiesto firmado por Genaro Vázquez en el que justificaba dicho asalto.
“Hasta donde se logró investigar
–dice Aturo Miranda- esta acción fallida fue la primera que Genaro realizaba a
través de una célula urbana, estrenando su táctica de realizar ‘expropiaciones’
mediante asaltos y secuestros. En lo sucesivo, Genaro decidió estar siempre al
frente de cada acción guerrillera que se realizara, ‘porque el dirigente no
puede estar escondido, mientras sus compañeros corren peligro’ –aseguraba-.
Efectivamente, en lo sucesivo no se
conocieron acciones de propaganda armada en que él personalmente no estuviera
involucrado, a pesar de los llamados de sus compañeros a que no se expusiera
demasiado para garantizar su integridad física y su libertad por ser el máximo
dirigente”.
La Fiscalía
Especial para Movimiento Sociales del Pasado llegó esta conclusión: “Mientras
Genaro andaba en el monte, su cuñada Concepción Solís Morales, había organizado
el primer comando urbano denominado ‘grupo abastecedor’, para realizar
‘expropiaciones’ con las cuales avituallar la guerrilla”.
Arturo Miranda narra en su libro,
La violación de los derechos
humanos en el estado de Guerrero durante la “Guerra Sucia”; una herida no
restañada: “Todos los guerrilleros tenían la consigna de aguantar la tortura y no
delatar a sus compañeros, pero en la práctica eso no fue posible. A partir de
aquí Genaro reconoció que ‘hasta el toro más toro brama cuando le cortan los
testículos’. Por lo que, cuando alguien cayera –recomendaba-, todo mundo debía
romper sus nexos con los demás hasta saber su situación y buscar su propio
escondite”.
Los
500 elementos militares de la Operación Amistad en la Costa Grande estuvieron
únicamente ocho días en Atoyac pues se retiraron el 23 de mayo. Al día
siguiente el periódico La Verdad de
Acapulco, publicó una carta firmada por la Coalición Juvenil Constitucionalista
“protestando por la presencia de los 500 elementos Médico Militares que
vinieron a esta ciudad de Atoyac y sus contornos a hacer una labor de Servicio
Social, diciendo que estos vinieron a investigar los movimientos de los
auténticos defensores del pueblo: Lucio Cabañas Barrientos y demás que le
siguen, que por qué no buscaron otro lugar ya que su visita tiene mucho que ver
con el aniversario de la masacre del 18 de mayo de 1967. Que el pueblo no debe
creer en estos señores, que se hicieron pasar por médicos”, remarcó el cronista
de Atoyac, Wilfrido Fierro.
En mayo de 1969,
Genaro Vázquez se movía en la zona de San Vicente de Benítez con grupo
integrado por José Bracho Campos, Fausto Ávila Juárez, Antonio Sotelo Pérez,
Gregorio Fernández Brito y Samuel Adame Flores. Para entonces ya no le pareció
confiable la región debido a la intensidad de la persecución militar y decidió
trasladarse a Iliatenco y Tierra Colorada, al norte de San Luis Acatlán, de la
Costa Chica del estado de Guerrero con su pequeño núcleo armado.
El 29 de mayo
de 1969, apareció en las oficinas de gobierno de Chilpancingo un volante
firmado por Genaro Vázquez y José Bracho en que comunicaban que los asaltos a
las instituciones bancarias, no tenían más propósito que recuperar dinero que
le han sustraído al pueblo. Dice Arturo Miranda: “Ese atrevimiento de hacer
llegar su propaganda hasta los mismos escritorios del gobierno estatal,
generaba más simpatía de parte de los empleados e indignación de los aparatos
represivos, que la tomaban como una burla, en virtud de que perseguían a Genaro
‘como perro rabioso’ en la sierra y se atrevía a hacer llegar su propaganda
hasta el interior de las propias oficinas del palacio de gobierno”.
Como se ve, la
ACNR reconoció su participación en “uno de los asaltos bancarios llevados a
cabo en la ciudad de México por un grupo que opera forma coordinada con el
comando central de la sierra”. Poco después, el 3 de junio de 1969 fue
aprehendido por el Ejército, Santos Galarza Millán, el último de los implicados
en el asalto y también fue remitido al Campo Militar número Uno.
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