domingo, 11 de enero de 2015

Levantamientos recurrentes en la región de Atoyac, cuarta parte.


Víctor Cardona Galindo

En las primeras campañas de 1969 el Ejército se planteó: realizar las prácticas de los médicos y enfermeros militares en Atoyac para devolver la confianza y cariño hacia ese instituto armado, reestructurar totalmente el 59 cuerpo de defensas rurales con sede en Atoyac, armar y apoyar con la mayor discreción a miembros de la familia Torreblanca de San Jerónimo para que hostilizaran y diseminaran a los Cabañas.
Intentaban con estas acciones socavar el apoyo popular a la naciente guerrilla, porque se decía que los “reservistas” armados estaban al servicio de la familia Cabañas. También se proponían el relevo de algunos mandos militares coludidos con “maleantes” y contratar personas para sacar información a los campesinos a cambio de ayuda económica.
Genaro Vázquez Rojas después de ser detenido el 9 de noviembre de 1966, en la ciudad de México cuando salía de las oficinas del Movimiento de Liberación Nacional. Foto tomada del libro Los Movimientos Armados en México 1917-1994, editado por El Universal

Las anteriores fueron las directrices dictadas por el secretario de la Defensa Nacional general Marcelino García Barragán, el 24 de abril del 1969 en la casa Pemex del Fraccionamiento Las Brisas en Acapulco. Un documento fechado el 28 de abril habla de las entrevistas realizadas por el general Marcelino García Barragán, secretario de la Defensa Nacional, “en la casa Pemex del Fraccionamiento ‘Las Brisas’ el día 24 del actual, de las 7:50 a las 8:40, de las 13 a las 13:25 y de las 18:30 a las 19:30 hrs., (esta última con la asistencia de los comandantes de la 27/a y 35/a zonas militares) se abordó el tema de la situación que priva en el estado, principalmente sobre las actividades que realizan los distintos grupos armados existentes en las regiones serranas de los municipios de: Atoyac, Coyuca de Catalán, Ajuchitlán, Atenango del Río y San Marcos.
En criterio de García Barragán “los grupos que operan en Atoyac y Coyuca de Catalán, pueden tipificarse como guerrillas rurales por su ideología radical, armamento que poseen, adiestramiento y el adoctrinamiento que en la conciencia de los campesinos tratan de imbuir, sobre ideas de extrema izquierda, contando para este fin con el apoyo incondicional de numerosos profesores egresados de las escuelas normales rurales, especialmente de Ayotzinapa”.
“La base de la solución del problema consiste principalmente en despertar el valor civil de los residentes de las áreas mencionadas y renovar en alto grado su confianza en las instituciones emanadas de la revolución (…) vuelve a ratificar que no es aconsejable destacar gran número de columnas volantes, pues su resultado no es práctico ni en el aniquilamiento de maleantes, ni en la obtención de informes, y en cambio sí, se aumenta la tensión en el área (…) Que en lo sucesivo al recibirse un informe, se destacará una unidad por el tiempo que sea necesario, al lugar donde se originó la fuente, por más intrincado que sea el lugar, la presencia continua de las tropas hará que se obligue a cambiar el centro de gravedad del radio de acción de los gavilleros y entonces se den a conocer”.
El informe dice que al terminar un chequeo de los poblados y parajes en que actúan los grupos de Lucio Cabañas Barrientos, profesor Genaro Vázquez Rojas y Samuel Araujo, La Onza se decidió previo estudio, lo siguiente:
1. Realizar las próximas prácticas de las escuelas médico militar y de enfermeros en el municipio de Atoyac, y parte del de Coyuca de Catalán y Tlacotepec. Con lo anterior, se espera que los campesinos al recibir la atención médica, tan necesaria para ellos y se den cuenta de que el Ejército dialoga con ellos para la solución de sus problemas médicos asistenciales, vuelvan la confianza y el cariño hacia el Instituto Armado.
2. Reestructurar totalmente los cuadros y personal del 59 Cuerpo de Defensa Rurales, con matriz en Atoyac de Álvarez, para eliminar y como consecuencia desarmar al gran número de maleantes que con fuero relativo y mal interpretado hacen tantas tropelías en los ejidos en que están incrustados.
3. Armar y apoyar con la mayor discreción posible a miembros de la familia Torreblanca de San Jerónimo a efecto de que hostilicen y diseminen a los miembros del grupo de Cabañas, ya que los mencionados Torreblanca conocen a fondo los lugares donde se ocultan los gavilleros.
4. Por lo que respecta a Coyuca de Catalán se ordenó el relevo inmediato del Tte. Comandante de la partida militar en el lugar, por haberse comprobado que tiene fuertes nexos con las familias Antúnez y Galarza que residen en los poblados de Terrones, San Juan y Chamacua de Michelena del citado municipio, familias que cuentan entre sus miembros con varios maleantes como en el caso de los participantes en el último asalto a camionetas del Banco Mexicano en el DF.
5. Escoger, nombrar y controlar en los principales poblados de la región a personas que por su situación económica y arraigo tengan fuerte influencia entre los campesinos, ya que estos últimos al recurrir constantemente por cualquier clase de ayuda, a los anteriores, les proporcionan información espontánea y de cierta veracidad de las actividades de los maleantes.
6. Se decidió que el Corl. Gilberto Torres Pujol, comandante del 32/o. Batallón (con sede en Atoyac) permanezca con fuerzas a su mando en un paraje situado posiblemente, entre las rancherías de Piloncillos y Toro (Muerto), en la parte más abrupta del Filo Mayor de la Sierra Madre del Sur.
Según el documento en mención, Marcelino García Barragán expresó: “No se puede considerar como especial la situación de las guerrillas en el estado de Guerrero, porque existen situaciones similares en la mayor parte del territorio nacional (…) Afortunadamente la revolución mexicana es la única vacuna contra el virus del comunismo y del clero, que con tanto tesón tratan de realizar sus malos mexicanos, en la conciencia de las masas económicamente débiles (…) Por lo que respecta a las guerrillas urbanas, existen planes muy diferentes en etapas de estudio y realización, contándose con el concurso y la valiosa cooperación de otras dependencias federales, principalmente la de la secretaría de gobernación (…) Es necesario que los gobernadores ayuden al gobierno federal y al Sr. Presidente de la República, poniendo en la escala de sus posibilidades todos sus esfuerzos y recursos en ramo de construcción de brechas primarias a todo lo largo y ancho de sus entidades, para que el diálogo entre gobierno y pueblo, se materialice con la acción de los elementos de: justicia, salubridad, educación, agricultura y toda clase de recursos, materialización que sólo podrá realizarse con la llegada de los citados órganos de ejecución hasta los rincones más apartados del país”.
Después de eso, la Sedena comisionó al general médico militar cirujano Leopoldo Melgar Pachiano, para que con elementos de la Escuela Médico Militar y de Enfermeros, así como técnicos de la comisión de paludismo procedieran a proporcionar servicio médico y medicinas gratuitas a los habitantes de los poblados serranos del municipio de Atoyac. Las jornadas comenzaron el 17 de mayo de 1969. También había técnicos para realizaban estudios socioeconómicos para conocer el potencial agrícola y productivo de la región.
En respuesta a todo éste despliegue, la noche del 20 y la madrugada del 21 de mayo de 1969, en la ciudad de Atoyac, circuló un volante de la Brigada Campesina de Ajusticiamiento que decía: “Compañeros de Atoyac: les agradecemos el habernos avisado de que vienen en persecución nuestra 500 soldados vestidos de doctores. La gente humilde se ha puesto lista. Es difícil que la engañe el gobierno del PRI, el gobierno vine a ‘curar de dado’ porque quiere saber dónde se encuentran los grupos armados que reclaman la justicia. Parece que si formamos grupos armados en todo el país, ganaremos medicina gratis para toda la república”.
“Compañeros asistan para que esos doctores les revisen sus enfermos y reciban la medicina regalada. Sus armas escóndanlas bien, porque el gobierno no respeta el artículo 10 constitucional. Oculten los papeles y libros que hablan de los derechos del pueblo por que el gobierno burla sus artículos 6° y 7°”.
“Digan que no saben de nosotros y que no nos conocen. Las cosas que han venido publicándose en el periódico Avance son mentiras: nosotros no somos gavilleros, las muertes que nos achacan son mentiras. Cuando empecemos a matar, morirán los tiranos que han hecho las matanzas de campesinos y estudiantes. Toca a nuestra generación exigir cuentas al gobierno priísta que traicionó a la revolución”.
“El 18 de mayo es el segundo aniversario de la matanza de Atoyac donde nuestros compañeros muertos solo querían: que la educación fuera gratuita, que no cobren cuotas a los padres de familia y que no se exijan uniformes diarios a los niños”.
“Cuando enterrábamos a nuestros muertos un orador dijo: ‘No venimos a enterrarlos si no sólo a sembrarlos, porque de aquí nacerá la justicia del campesino’. Aquello fue como una profecía porque la lucha ha nacido y nadie la apagará”.
“No traicionaremos ésta causa, ni por indultos ni por millones de pesos”
“Viva el Partido de los Pobres”.
A los pocos días, el domingo 27 de julio de 1969 un grupo de hombres armados atacó a la Policía del Estado en el camino de Atoyac al Paraíso. Fue a las 11 de la mañana cuando el grupo de la motorizada cayó en la emboscada cuando se dirigían, a bordo de un Jeep particular placas 46-84 al poblado de San Andrés de la Cruz. Los hechos se registraron en el punto conocido como “Plan de las Cruces” a la salida de la huerta del señor Silvestre Hernández Pino, resultaron heridos el comandante del grupo Delfino García Nava y los policías: Cirilo Juárez García y Pedro Benítez Gálvez, quienes fueron atendidos de sus lesiones en el Centro de Salud y luego trasladados al puerto de Acapulco en una ambulancia de la Cruz Roja.
“De inmediato se movilizaron los federales al mando del capitán primero Francisco Islas Olea quien llegó al lugar de los hechos. En la investigación se concluye que fueron siete elementos emboscadores que usaron armas M-1 y calibre 22. Los soldados detuvieron a Franco Castillo Téllez campesino que les pareció sospechoso”, informaba el 28 de julio el comandante de la policía urbana municipal Silvestre Bolívar Barrientos en un documento enviado al mayor Joel Juárez Guzmán director de Seguridad Pública del Estado.
Mientras, la policía política también informaba de los hechos: “El ataque que sufrió el vehículo que transportaba elementos de la Dirección de Seguridad Pública del estado, el domingo 27 de julio de 1969, por elementos desconocidos en el camino de Atoyac a San Vicente, al parecer no fue realizado para tratar de asesinar a algún miembro del Ayuntamiento que preside Ladislao Sotelo Bello, ya que minutos antes pasó por el lugar de los hechos una camioneta conduciendo a los regidores: Pablo Tapia Valente, Anastasio López Hernández y Donaciano Téllez Castillo, la que no fue molestada; los disparos se hicieron precisamente a la policía resultando heridos Delfino García Nava, Pedro Benítez y Cirilo Juárez García. Lo anterior es un resultado más de la latente hostilidad que hacia la policía del estado se tiene en la región, a raíz del zafarrancho ocurrido el 18 de mayo de 1967”.
“Como a la hora y media después de lo ocurrido, fue visto en una fonda del cercano poblado de Río Santiago, un grupo de individuos desaliñados, con la barba crecida y armados con carabinas automáticas, cuales después de tomar refrescos abandonaron el poblado”.
“Es posible que el mencionado grupo pertenezca a la llamada Brigada Campesina de Ajusticiamiento que dirigen Lucio Cabañas y Agustín Álvarez o que sean los individuos que restan del grupo que dirigían los maleantes Pedro y Chano Zequeida, quienes murieron en el encuentro con elementos de la Dirección de Seguridad Pública en San Jerónimo, en el que además de los maleantes resultaron muertos siete policías”.
“Los grupos mencionados atacan en cualquier ocasión que tienen a los elementos policiacos, el primero porque los hacen culpables de las muertes de los ciudadanos de Atoyac y el segundo por la muerte de los mencionados hermanos Zequeida…Cuatro columnas volantes de la 27 zona militar recorren la región en su búsqueda”, se lee en un informe de la Dirección de Investigaciones Políticas y Sociales el 29 de julio de 1969.

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