martes, 27 de marzo de 2018

Ladislao Sotelo Bello I

Víctor Cardona Galindo
A sus 84 años es común encontrar a Ladislao Sotelo Bello caminando por las calles del centro de nuestra ciudad. A pesar de que le tocó ser presidente municipal en uno de los momentos más rudos nuestra historia, es el único que gobernó dos trienios completos en la segunda mitad del siglo pasado, de esa experiencia conserva muchos amigos y se siente satisfecho de su obra en este pueblo que le dio cobijo desde muy joven.
Ladislao Sotelo Bello es originario de Tecpan de
 Galeana pero fue dos veces presidente municipal
 de Atoyac y diputado local, algunas de sus obras
 materiales todavía perduran en nuestro municipio.
Foto: Víctor Cardona Galindo.
Ladislao, quien llegó a nuestra ciudad de 25 años como administrador del cine Álvarez, nació el 13 de noviembre de 1933 en Tecpan de Galeana, es hijo de Alfredo Sotelo y de Manuela Bello. Además de ocupar la alcaldía dos veces, ser diputado local por el cuarto distrito en la LI legislatura de 1984-1987, fue propietario de los cines de Coyuca, Atoyac, San Jerónimo y Tecpan.
En su temprana niñez vivió en El Tuzal municipio de Petatlán, donde su padre Alfredo Sotelo murió y fue sepultado en aquella demarcación, pero ya con los años se traería los restos para el panteón de Atoyac.
Ya huérfano de padre se refugió con su tío Pedro Bello Sotelo que era dueño del cine Guerrero ubicado en Tecpan de Galeana, se crió con sus tíos alternando las labores del campo y lavando las instalaciones del cine donde aprendió a proyectar las películas, por eso solamente tuvo tiempo para terminar la primaria. Aprendió además a manejar un tractor y en las noches a dar las películas en el cine.
Su llegada a la ciudad Atoyac se dio en 1958 cuando su tío Pedro Bello compró el cine Álvarez a don Alejandro Sotelo y José Ortega, fue cuando lo mandaron como administrador de esa empresa. Dentro de las instalaciones del cine había una pequeña estancia donde vivió muchos años con su mamá Manuela Bello. En ese tiempo en la ciudad no había salones para eventos, por eso la infraestructura del cine se convirtió en una especie de centro de convenciones, ahí se efectuaron importantes reuniones políticas, bailes y clausuras de escuelas.
Desde su llegada comenzó su obra altruista, como administrador periódicamente regalaba el 50 por ciento de la entrada de las funciones a las escuelas y a las iglesias que estaban en construcción. Echó andar un programa en que cada semana se exhibían tres películas por 50 centavos. Pero además a partir de 1958 el cine se comenzó a modernizar tanto en la estructura del edificio como en los aparatos de proyección. Llegó a contar con los proyectores más modernos de la época y una pantalla panorámica estrenada el 15 de noviembre de 1959.
En 1960 Ladislao Sotelo Bello se afilió al Partido Revolucionario Institucional (PRI), dos años  después el 12 de agosto de 1962 se organizó el sector popular adherido a la Confederación Nacional de Organizaciones Populares (CNOP), la dirección quedó integrada por el secretario general Juan García Galeana y secretario de asuntos económicos La­dislao Sotelo Bello entre otros muchos distinguidos atoyaquenses.
Desde esa fecha ya no pararía de involucrarse en cuanto comité pro-mejoras se formara y fuera invitado. A las 8 de la noche, de 15 de enero de 1963, tuvo lugar una reunión en la casa de Juan García Galeana, a invitación del presidente municipal Luis Ríos Tavera se formó el comité central de las fiestas del “Carnaval 1963”, cuyos fondos serían destinados a la construcción de la escuela secundaria de reciente creación, esa vez quedó Wilfrido Fierro Armenta como presidente.  Se procedió también a formar los sub-comités para apoyar la candidatura de Lupita Solís Martínez quedando como presidente el delegado de tránsito Alberto Divicino y como tesorero Raúl Brito Van­zini. Ladislao Sotelo Bello encabezó el comité que apoyaría la candidatura Socorrito Quiñones.
La computación fue celebrada el 17 de febrero por la noche, en el corredor del Palacio Municipal, y salió electa reina de las fiestas del “Carnaval 1963” Socorro García Quiñones con 37 mil 502 votos, como princesa quedó Lupita Solís Martínez con 23 mil 43 votos. Se reportó la cantidad de 30 mil 272 pesos con 50 centavos. Presidieron el acto, y dieron fe de los resultados, el presidente municipal Luis Ríos Tavera y el coronel Manuel Olvera Fragoso comandante del Cuerpo de Rurales del 59º Batallón.
Ladislao fue vocal del comité pro-edificio de la escuela secundaria de Ato­yac y apadrinó el 17 de mayo de 1963 un banquete en el centro social Paraíso Tropical con motivo de la tercera aparición del periódico El Rayo Del Sur impreso que durante más de 10 años fue una tradición en esta ciudad.
Durante 1963 se formó la Cámara Junior cuyas reuniones se hacían en la casa de José Granados en la calle Álvaro Obregón. Ladislao fue electo presidente de la Cámara Junior y esos días a petición de la maestra Quintiliana Rea se dieron a la tarea de construir el edificio del jardín de niños Cuauhtémoc en el local que ocupa ahora la biblioteca municipal.
Para los eventos de recaudación de fondos Ladislao Sotelo contrataba orquestas en la Ciudad de México, como la de Carlos Campos que estuvo aquí el 6 de diciembre de 1964 y tocó en la Cueva del Club de Leones, Acerina y su danzonera que se presentó el 27 de marzo de 1965. Para amarrar los contratos daba de su bolsa el anticipo y terminando el baile se lo devolvían. Trajo también Ángel Infante y a Irma Dorantes. “Eran unos bailazos grandiosos que llenaban la Cueva del Club de Leones”, recuerda.
En esos años la Pepsi Cola promovió un concurso en todo el país, quien vendiera más refrescos se ganaría un premio de 20 mil pesos. Los de la Cámara Junior vendieron refrescos casa por casa y Atoyac se ganó el premio que se invirtió en la construcción de jardín de niños Cuauhtémoc. Eso fue entres 1963 y 1966. Luego los del Club de Leones se aventarían la tarea de construir el otro jardín de niños que lleva el nombre de dicho club.
Edmundo Quiñones y Marcelino Garibo fueron miembros de la Cámara Junior, quienes también trabajaron a solicitud de Quintiliana Rea para construir el edificio de ese primer centro de educación preescolar.
En 1966 la comuna de Manuel García Cabañas lo invitó a participar en el comité central de las fiestas del carnaval. También ese año en agosto pondría en marcha la Imprenta Sotelo con oficinas y talleres en la Avenida Juan Álvarez 25 Sur.
Dos años después un grupo de priistas que se reunía en casa de Juan García, en el que estaba Jesús Galeana Solís y Raúl Brito Vanzini, le pedirían que encabezara una planilla para competir por la presidencia municipal. En ese tiempo no había otros partidos, el PRI era único. Aunque si había competencia en el interior.
Ladislao considera que se fijaron en él porque hacía mucha labor social, además que como administrador del cine había consolidado numerosas relaciones con gente importante  del estado y del país. Las cosas estaban muy calientes en la región, por la fuga de la cárcel de Iguala de Genaro Vázquez. Pero además Ladislao desconocía como estaba el problema de Lucio Cabañas, que ya andaba en la sierra, ahora con el tiempo nada más de acordarse le da miedo.
Jesús Galeana Solís y Raúl Brito Vanzini lo llevaron a Chilpancingo para presentarlo con el gobernador Raymundo Abarca Alarcón quien le dijo: “esta gente te vino a proponer como candidato a la presidencia, estaría bueno que aceptaras”, luego lo llevaron con el candidato Caritino Maldonado Pérez quien tenía un carácter fuerte. La reunión fue en el hotel Meléndez aquel se le quedó viendo y dijo: “este pinche potro va aguantar los chingadazos”.
El líder cafetalero Pablo Tapia Valente, a quien Ladislao definió como un “hombre bueno sencillo y humilde”, también aspiraba a la presidencia municipal. Caritino los llamó a los dos y  dijo: “Pablo te quiero informar que el partido decidió que Ladislao va a la presidencia y tú vas como sindico”. Por eso el 20 de Octubre de 1968 tuvo lugar la convención de los tres sectores del PRI en Atoyac para declarar candidato a la presidencia municipal a Ladislao Sotelo Bello, como síndico al líder cafetalero Pablo Tapia Valente y como regidores: Yolanda Ludwig Nogueda, Donaciano Téllez Castillo, José Nogueda, Anastasio López y Guadalupe Chávez Zeferino.
Las cosas en Atoyac estaban que ardían. Como a las 9 de la mañana del 6 de noviembre fueron asaltados, por dos pistoleros desconocidos, el presidente municipal Manuel García Cabañas y su hermano Miguel, frente a la casa de  Tirso Barrientos en la calle Juan Álvarez Norte. Los atacantes utilizaron armas automática y en el tiroteo resultó muerto Miguel hermano del alcalde y quien resultó herido de las dos piernas. Al repeler la agresión, el primer edil, hizo correr a los asesinos. Manuel García fue conducido al consultorio del doctor Antonio Palos Pal­ma, en donde fue atendido de las heridas. “Con relación al asalto –registró Wilfrido Fierro- se corren los rumores de que los pistoleros asaltantes proceden de la población de San Jerónimo de Juárez o de la zona cafetalera en donde los hermanos García Cabañas tenían serias dificultades”.
A los pocos días, el 18 de noviembre de 1968 a las 11: 45 horas, arribó a esta ciudad el profesor Caritino Maldonado Pérez candidato del PRI a la gubernatura del estado. El acto de campaña tuvo lugar frente al Palacio Municipal, la bienvenida la dio Ladislao Sotelo Bello candidato a la alcaldía. En nombre del sector campesino participó Pablo Tapia Valente aspirante a síndico.
El primero de diciembre tuvieron lugar las elecciones para elegir gobernador, diputados locales y presidentes mu­nicipales. Con una computación de 6 mil 893 votos resultaron electos Caritilino Maldonado Pérez como gobernador, Rafael Armenta Ortiz diputado por el cuarto distrito y presidente municipal Ladislao Sotelo Bello.
A raíz del atentado del que fue objeto el alcalde Manuel García Cabañas, el 18 de diciembre pre­sentó su renuncia al cargo y quedó en su lugar el regidor Tomás Parra Altamirano quien tomó posesión cuatro días después.
Como era de esperarse, Pablo Tapia Valente aceptó la candidatura de Ladislao pero no quedó muy conforme, luego le pediría la mayoría de los cargos del Ayuntamiento y el acalde se los dejó, no le cedió la tesorería, el registro civil, la junta de mejoras ni la comandancia. En Mejoras Materiales colocó a Raúl Brito Vanzini, el tesorero fue Humberto Galeana Gómez, el secretario fue Benjamín Manzanares que era el único capaz en ese tiempo, le sabía a las máquinas y el teje-maneje del Ayuntamiento, luego le pidió la renuncia y el cargo lo ocupó Elpidio Serafín. Silvestre Bolívar Barrientos fue el comandante de la policía urbana, por eso se confrontó con Pablo Tapia quien  quería poner al Leocadio Pino en ese puesto. No le dio la comandancia porque no le quiso ceder las armas y porque a él le había costado la campaña.
Pablo Tapia tenía la mayoría de los regidores, contaba con Anastasio López de Boca de Arroyo y Guadalupe Chávez Zeferino de Alcholoa. Por rivalidad política Pablo no le quería firmar la cuenta y no llegaba dinero para poder pagar un camión del que fue fiador, después pensó: “si me hubieran quitado de la presidencia y el que entrara no pagaba, me hubiera quedado con la deuda de forma personal”.
“Cuando llegué el 69 a la presidencia no cobraba. Hasta que me dijo Rosendo Serna, no seas pendejo compadre cobra, hay un presupuesto para los gastos del presidente”. Era un dinero simbólico no alcanzaba para nada. El Ayuntamiento no tenía carros, así que Ladislao puso a disposición de la comuna tres carros Ford de su propiedad. No traía chofer, nunca se cuidó de nadie, ni siendo alcalde ni cuando salió.
Recuerda que gestionó el mercado, el senador Rubén Figueroa Figueroa le ayudó a conseguir el crédito en la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, costó dos millones y medio de pesos. Los locatarios tenían que pagar una renta para abonar a la deuda contraída por el Ayuntamiento.
Cuando se dio la oportunidad de participar por la presidencia municipal Ladislao ya había heredado, de sus tíos, los cines Reforma de Coyuca, Juárez de San Jerónimo, Guerrero de Tecpan y Álvarez de Atoyac. Luego se aventaría la aventura de construir un cine de primera clase como fue el “Galapagos 2000”, pero con los años los televisores y la videocaseteras dieron al traste con los cines, ya no pudo sostener el cine Galapagos porque gastaba mucha energía eléctrica y lo cerró.

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