sábado, 3 de marzo de 2018

El caso Adela Rivas Obé I


Víctor Cardona Galindo
Seis días después del hallazgo de unos restos irreconocibles en la playa Majahua de Zihuatanejo, el fiscal Xavier Olea Peláez confirmó que correspondían a la doctora Adela Rivas Obé, dijo que se realizaron estudios genéticos que fueron comparados con los de sus familiares, mismos que arrojaron una coincidencia del 99 por ciento.
Adela Rivas Obé fue regidora de salud en 
el trienio de 1999-2002 durante el periodo 
del alcalde Acacio Castro Serrano. 
Foto: cortesía de la familia.

Ante los medios de comunicación el fiscal comentó que el estudio técnico y científico fue realizado por el Grupo Interdisciplinario en Materia de Odontología y Antropología puesto que se encontró en el lugar de los hechos el maxilar superior y unos bracket.
Fue Bolívar Darío Rojas Rivas quien confirmó que los restos humanos encontrados en playa Majahua en Zihuatanejo correspondían a su madre Adela Rivas Obé, de acuerdo a los resultados de los estudios periciales que realizó el gobierno del estado. Consideró que las oraciones que día a día hicieron junto con familiares y amigos para pedir por su regreso, tuvieron resultados, porque no estarán como otras familias en espera permanente de sus seres queridos.
Desde que desapareció el 22 de septiembre de 2016, sus familiares y amigos hicieron de todo para encontrarla con vida, desde oraciones colectivas, ayunos, marchas y plantones en las plazas públicas. Las esperanzas se desvanecieron hasta el final. Ya confirmado su deceso sus compañeras y amigas la recordaron como “una mujer de temple”, siempre sonriente y preocupada por la salud de los demás.
Los restos de la doctora Adela Rivas Obé fueron trasladados a la ciudad de Atoyac y velados en la casa de sus hijos en la colonia Las Palmeras, ahí todos coincidieron que fue “una mujer inquebrantable”. “Le destruyeron su cuerpo, su rostro, pero jamás destruirán su ejemplo y su recuerdo”, dirá Wilivaldo Rojas Arellano su compañero en una parte de su vida.
Desde los funerales, la familia ha venido exigiendo que las autoridades investiguen lo que tengan que investigar, y que por primera vez lo hagan con transparencia.
Ese martes 18 de octubre del 2016 al domicilio llegaron amigos y conocidos para despedirla, en medio de muestras de afecto, solidaridad y reclamos de justicia. Después de velarla durante la noche el cortejo fúnebre partió por la calle Jaime Nuno y luego por la avenida Juan Álvarez hacia la salida de esta ciudad y al llegar a El arco el ataúd fue subido a una carroza de la funeraria Sarabia que lo trasladó al puerto de Acapulco donde la doctora fue velada en una funeraria de la colonia Progreso.
A las exequias asistieron líderes sociales, estudiantes de la Unidad Académica Escuela Preparatoria Número 22, bases fundadoras del Partido de la Revolución Democrática, amigos y vecinos, llegó la luchadora social Tita Radilla Martínez, hija de Rosendo Radilla, desaparecido en 1974 durante la llamada guerra sucia en Guerrero. Muchos fueron los convocados por la tragedia y la rabia. Aunque hubo notables ausencias, porque mucha gente tiene miedo de involucrarse en estos casos y se engañan, diciendo para sí, que ellos por no meterse en nada están a salvo.
El 19, después que se veló en la funeraria Acapulco, el cuerpo de la doctora salió de la funeraria, a las 3 de la tarde, pasaron a despedirla a la casa paterna y llegó después las 4 de la tarde al panteón San Crispín de la colonia Santa Cruz, acompañado de familiares y amigos.
Mariana Labastida reseñó que mientras era sepultada la doctora, Adela Rivas Obé, la tarde del 19 de octubre en el panteón San Crispín de la colonia Santa Cruz, familiares, amigos y conocidos exigieron justicia y castigo a los responsables del asesinato. “Queremos hacerle una despedida como a una heroína” dijo el profesor Willivaldo Rojas antes de colocar la bandera de México sobre el ataúd de la médica.
“Te vas mi gran guerrera pero no vamos a callarnos jamás, vamos a pedir justicia por ti”, se despide una hermana.
Su compadre Heriberto Muñoz Castillo la recordó en la lucha social por un México mejor, que se ganó trabajando el cargo que ocupaba de supervisora de micro zona en el IMSS, estudió enfermería y luego medicina, “recordemos a la valiente mujer de voluntad férrea”.
El 23 de octubre se informó la detención, en Michoacán, del presunto homicida de la doctora Adela Rivas Obé, se trata del encargado de la farmacia de la clínica del IMSS de Petacalco donde la doctora investigaba un robo de medicamentos. Aunque en un principio la procuraduría sugirió la línea pasional, eso quedó atrás cuando se supo la sustracción de medicamentos.
El proceso de justicia ha avanzado lentamente, por eso al cumplirse cuatro meses de la desaparición de la doctora Adela Rivas Obé y a un mes que terminara el proceso de vinculación del detenido Edgar Arturo Cuellar Bravo, los familiares exigieron que se hiciera justicia total en el caso.
Los familiares mediante un documento recordaron que la doctora era directora de una microzona del IMSS, estaba encargada de la supervisión de las clínicas de Papanoa, Petatlán, La Unión y Petacalco y que sus jefes inmediatos le dieron la orden de investigar un desabasto de medicamentos. La investigación arrojó que el encargado de farmacia de Petacalco, Edgar Arturo Cuellar Bravo, era quien sustraía los medicamentos de la farmacia a su cargo. Este sujeto es el que se encuentra detenido, el Fiscal General del estado, Xavier Olea Pérez, lo señaló como el homicida de la doctora Adela.
Esa ocasión acompañado de sus tíos, de su padre Wilivaldo Rojas Arellano y de su hermano Emiliano, Bolívar Darío Rojas Rivas exigió justicia para el caso de su madre, pero también para todos los casos que se han suscitado recientemente en el estado, porque es en este caso donde las autoridades deben demostrar firmeza y fortaleza para que quede como ejemplo y no se vuelva a cometer ningún feminicidio más.
En el caso de su madre Darío Rojas pidió que caiga todo el peso de ley para el inculpado, porque hay pruebas suficientes contra él, porque todo apunta que él sustraía el medicamento y lo vendía afuera, por eso las autoridades tienen que hacer justicia, que se cumpla ese clamor popular de orden y paz.
En ese momento Bolívar dijo que creía firmemente en la justicia del estado, aunque consideró que se trató de encubrir al culpable, porque el delegado José Luis Ávila Sánchez negó que la doctora Adela estuviera investigando el robo de medicamentos.
“El entonces delegado del IMSS, José Luis Ávila Sánchez, nos dio la espalda a la familia y también a la doctora Adela, él nunca dio muestras de solidaridad y en su momento se lo dijimos. José Luis Ávila rechazó las afirmaciones de la Fiscalía General del estado de Guerrero, tal pareciera que Ávila Sánchez trató de encubrir al inculpado”, dice un documento que entregaron a la prensa.
Rojas Rivas exigió justicia, para el caso de su madre y de todos los demás casos, porque no pueden salirse con la suya estos sujetos. En el caso de su madre todas las pruebas apuntan hacia la persona que está detenida “que haya justicia total, que se le dé la pena máxima”.
“Nosotros hemos declarado, sin exagerar, que la doctora Adela es una héroe de la honestidad. Estamos seguros que esa fue la razón y causa por la que mentes monstruosas y manos asesinas le arrebataron la vida, ya que ser honesto en un país donde impera la corrupción en las esferas más altas del poder, es peligroso y a veces se pierde la vida. Y a nosotros nos tocó la de perder”.
Ahora, por la denuncia de la familia sabemos que el juez Vicente Guerrero Campos que lleva el caso ha mantenido una actitud de “coadyuvancia” con la defensa del presunto homicida, por eso piden que se asigne otro juzgador, porque éste ha desechado pruebas que tiene que tomar en cuenta y no lo ha hecho.
Durante la audiencia del 5 de enero del 2018, el abogado del acusado interrumpía al juez sin hacerse acreedor a ninguna sanción, en cambio la asesora jurídica de la familia Rivas, por parte de la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas (CEAV), si fue reprimida, por eso es necesario que se cambie de juez.
Además la familia Rojas Rivas pide que el acusado sea trasladado en el penal de Acapulco, para que allá se lleve a cabo el juicio porque cada vez que hay audiencia tienen que hacer un viaje de cuatro horas y transitar por la región de la Costa Grande donde persiste el problema de la inseguridad.
A leguas se nota que el acusado goza de privilegios. Durante el año que lleva preso no parece que esté encarcelado se presenta al juicio relajado, cuando las personas que son encarceladas pierden peso y lucen demacradas.
Otro caso es que el fiscal que representa a la familia es continuamente amonestado por el juez, en cambio la defensa del presunto homicida recibe un trato distinto. En una de las audiencias el juez Vicente Guerrero Campos multó con 50 días de salario mínimo equivalentes a 3 mil 774 pesos con 50 centavos al agente del Ministerio Público que lleva el caso del homicidio de la doctora Adela Rivas Obé por no entregar, en el plazo ordenado, al defensor del imputado un dato de prueba consistente en un video con el que no contaba el defensor en su carpeta de investigación.
En el marco de la lucha que han llevado por la exigencia de justicia la familia dio a conocer el libro Adela Rivas Obé. Heroína de la honestidad. La primera presentación se llevó a cabo, el 16 de noviembre de 2017, en un salón del hotel Las Hamacas, ahí Wilivaldo Rojas, señaló que el anterior delegado del IMSS, José Luis Ávila Sánchez, a quien no mencionó por su nombre, “tiene mucho que ver en la muerte de la doctora Adela, él dio la orden, indebidamente de que fuera la doctora a investigar ese robo, ellos le llaman faltante de medicamentos”, pues debió mandar al área jurídica a hacer esa investigación.
Luego el 3 de enero 2018 la obra se presentó en Atoyac en la casa donde por muchos años viviera Adela Rivas Obé. Ahí se coincidió que el libro habla de la vida de una mujer polifacética y dueña de una gran conciencia social, que la llevaron a ser fundadora del Partido de la Revolución Democrática (PRD), en este municipio y regidora de Salud municipal. Fue pieza fundamental en las luchas por la democracia que libró el PRD a finales de la década de los años noventa.
El texto de 129 páginas, plasma la labor altruista de la enfermera y doctora, de su paso como socorrista de la Cruz Roja; de su solidaridad con los ciudadanos heridos luego de que fueron reprimidos en el periodo del gobierno autoritario de José Francisco Ruiz Massieu en los hechos del 11 de diciembre de 1989.
Y el 31 enero de 2018 el libro se presentó en el Instituto Internacional de Estudios Políticos Avanzados Ignacio Manuel Altamirano  (IIEPA- IMA) en Acapulco, con los comentarios de Rogelio Ortega Martínez, la investigadora Margarita Jiménez Badillo y la feminista Rosa María Gómez Saavedra.
Luego el 11 de febrero, luchadores sociales y familiares de la doctora Adela Rivas Obé, exigieron justicia en el caso del crimen, toda vez que aseguraron que existen posibilidades que las autoridades dejen en libertad al presunto asesino.
En el obelisco a Lucio Cabañas Barrientos, en el Zócalo de Atoyac, se congregaron Norma Mesino Mesino, dirigente de la Organización Campesina de la Sierra del Sur (OCSS), la  activista Ángeles Santiago Dionisio, Juanita Guzmán Reyna, directora de la Preparatoria Popular de El Quemado y Rosa Ruth Rodríguez Mendiola, coordinadora del Consejo Atoyaquense A.C y la ex diputada local Guadalupe Galeana Marín. 
En ese acto Wilivaldo Rojas Arellano, demandó que se haga justicia, total, cabal y completa, para la doctora Adela Rivas, pues aseguró que los jueces le han allanado el camino a quien es señalado por la Fiscalía General del Estado (FGE) como su asesino, de nombre Edgar Arturo Cuéllar Bravo, existe la sospecha de que saldrá libre, aun y cuando hay evidencias contundentes de ser culpable. 
Desde que ocurrió el asesinato la familia ha luchado contra un sistema lento y parcial, aún y cuando se supone que debería agilizar los procedimientos, porque para eso entró el nuevo sistema de justicia penal, sin embargo, a pesar de que es el único caso en el que hay un detenido acusado del feminicidio, el proceso avanza muy lento. 



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