Víctor
Cardona Galindo
Para
entender lo que sucedió en Atoyac en la década de los treinta, es necesario
retroceder a los acontecimientos ocurridos a la década anterior, retroceder a
lo que el historiador Renato Ravelo Lecuona llamó “Los agitados veinte”. Fue en
ese periodo en que se recrudeció la lucha entre los partidarios del reparto
agrario y la burguesía costeña terrateniente. Los agraristas creyeron que
ganando los Ayuntamientos abonaban puntos para su causa, pero la reacción
respondió con el asesinato y el destierro de los líderes.
El
señor Julián Mesino fue presidente municipal de Atoyac en 1909 cuando el periodo era de un año. Foto: Archivo Histórico de Atoyac. |
El
periódico Regeneración dirigido por
Juan R. Escudero se había convertido en la luz de los campesinos pobres, donde
incluso se llegaron a publicar los machotes que deberían de llenar para solicitar
las tierras labranza que estaban en manos de unos cuantos.
Dice José Carmen Tapia Gómez en su libro Feliciano Radilla Ruíz. Un líder natural
costeño: “Escudero había iniciado una fuerte campaña contra Emilio Miaja,
entonces administrador de la fábrica de hilados y tejidos Progreso del Sur
Ticuí… contra el mal trato que se daba a los obreros. El citado jefe de la ‘B.
Fernández y Cía.’ no dejaba a la gente del pueblo tomar agua del canal puesto
que dicho líquido alimentaba a la fábrica”, se dice que llegó a verter ácido en
agua para que no la consumiera la gente.
Juan R. Escudero era estimado en la Costa pues en
más de una ocasión había recorrido a caballo sus poblaciones. “Escudero está
presente en Atoyac y Tecpan en junio de 1920”, apunta Tapia. Fue ese año cuando
se fundó el primer Comité Agrario encabezado por Justino Parra, Felipe Manzanares
y Lorenzo Cabrera aunque dicho comité no llegó a operar.
Coincidentemente esos años también llegó a radicar
a Atoyac Francisco Escudero, quien instaló una tienda de abarrotes en el centro
de la ciudad y contrajo matrimonio con Trinidad Hernández Rosas, familiar de
Pilar Hernández de Corral Falso. Don Pilarcito
sería más tarde uno de los más connotados dirigentes del agrarismo
regional.
La tienda de abarrotes permitía a Francisco
Escudero –según José Carmen-- permanecer en la localidad para seguir dirigiendo
el trabajo político organizativo. Traía de Acapulco y distribuía entre los
campesinos el periódico Regeneración.
Esto se sumaba al activismo político que mantenía en Tecpan el maestro Valente
de la Cruz Alamar quien cada vez les abría los ojos a más campesinos que pedían
el reparto de tierras.
Los Escuderos establecieron muchas relaciones
además de don Pilar Hernández de Corral Falso, también con el ex zapatista
Manuel R. Radilla y con su sobrino Feliciano Radilla Ruiz de Boca de Arroyo. En
la cabecera municipal de Atoyac se mantenían en contacto con Manuel Téllez
Castro y David Flores Reynada. Algunos arrieros llevaban cartas y el periódico Regeneración a la sierra donde muchos
campesinos se escondían de la mala justicia.
Por el
otro lado el jefe de operaciones militares era el general Rómulo Figueroa
heredero de la bandera terrateniente y antiagrarista desde 1911 y era quien
planeaba el aplastamiento del movimiento campesino guerrerense y en particular
en la Costa Grande donde alentaba la formación de guardias blancas que estaban
bajo las órdenes de los hacendados.
En 1923 la
administración municipal de Atoyac estaba presidida por Andrés Galeana
Claudeville, en Tecpan de Galeana gobernaba Amadeo Vidales Mederos y en Coyuca
de Benítez Rosendo Cárdenas, los tres simpatizaban con los postulados de
Partido Obrero de Acapulco que encabezaba el también alcalde Juan R. Escudero
que por segunda ocasión ocupaba la presidencia en ese puerto. Dice Ignacio R.
Martínez y Gabino Olea Campos en su tesis La
lucha agraria en la Costa Grande de Guerrero de la Revolución a la muerte de
Juan R. Escudero 1911-1923 que “estas elecciones habían significado un
triunfo de la masas contra la reacción costeña”. Pero los alcaldes agraristas
fueron depuestos con la fuerza de las armas.
Aquí con
el apoyo del Ejército, los terratenientes destituyeron, de la alcaldía, el 31
de marzo de 1923 a Andrés Galeana Claudeville y en su lugar impusieron a
Rosalío Radilla Salas. Desde hacía tiempo el brazo ejecutor de Figueroa en la
Costa Grande era el mayor Juan S. Flores quien organizaba las guardias blancas
de los hacendados dándoles carácter oficial bajo el título de “defensa social”
y a sus participantes se les llamaba “voluntarios”, uno de estos poderosos
grupos se instaló en Atoyac y su comandante fue Francisco Lezma.
Aun con las condiciones
adversas y a pesar del acoso de las guardias blancas, el 17 de agosto de 1923,
se instaló un histórico Comité Agrario en la casa de Patricio Rodríguez del
cual quedó como presidente, Manuel Téllez Castro; secretario, David Flores
Reynada; tesorero, Patricio Rodríguez, vocales: Ignacio Valente y Silvestre
Benítez. Ese día con la
presencia de los líderes agraristas de la sierra cafetalera se fundó la Liga de
Campesinos de Atoyac.
Tan
pronto como se enteró el presidente Rosalío Radilla Salas, de la formación de
ese comité, ordenó al comandante de su policía Jesús Santiago, Churía, asesinara al líder agrarista
Manuel Téllez Castro. Por eso Téllez fue perseguido por las calles Nicolás
Bravo y Vicente Guerrero y luego asesinado a balazos antes de llegar a su casa
a las 6 de la mañana de aquel fatídico 29 de octubre del 1923. Comenta José Tapia Gómez que Manuel Téllez era: “Incorruptible, conocía
ampliamente el programa del POA y estaba pendiente del avance del Partido
Obrero de Tecpan fundado por Valente de la Cruz”.
A raíz de eso su hermano Alberto Téllez se remontó a la sierra
y se dedicó a organizar a todos los solicitantes de tierra y
acaudilló un levantamiento agrarista local que comenzó el 24 de noviembre de
1923.
De acuerdo con los datos que proporciona Crescencio Otero Galeana en su libro El movimiento Agrario Costeño y el líder
agrarista profesor Valente de la Cruz, Zacarías Martínez, Vicente Dionicio y Adrián
Vargas dirigentes agraristas de Los Valles, junto con otros hombres vinieron al
punto denominado “Los Pozos” donde se encontraba oculto Alberto Téllez. Ahí
llegaron también los líderes Juan Mata Severiano, Juan, Aurelio y Sabino
Martínez. Al reunirse con Alberto acordaron subir nuevamente a los pueblos de
la Sierra Cafetalera para reclutar al mayor número de simpatizantes agraristas.
Fueron a San Vicente de Benítez donde se sumó Pedro Cabañas y de ahí se
dirigieron de nuevo a Los Valles donde ya los esperaban Toribio Gómez Pino y
Timoteo Fierro con sus compañeros. Fue en Los Valles donde comenzó la incursión
a los pueblos de la Costa Grande, trayendo ya como cien hombres mal armados. El
contingente llegó a Las Clavellinas, una pequeña cuadrilla de cinco casas donde
vivía la familia Radilla, ese fue el punto de reunión donde se habían citado
con los demás líderes agraristas.
En un principio los dirigentes agraristas de la
sierra de Atoyac eran: Adrián y Arnulfo Vargas, Lucio y Zacarías Martínez,
Vicente Dionicio y Toribio Gómez todos vivían en Los Valles y muchos campesinos
de esa población vinieron a combatir contra el reaccionario
Rosalío Radilla que representaba los intereses de los españoles y usurpaba la
presidencia municipal.
Dice Otero Galeana que
en este movimiento armado participaron muchos jefes y líderes agrarios como:
Pilar Hernández, Vicente Dionicio, Prisciliano García, Francisco Pino, El Tejón de la Cinta Baya; Ignacio
Valente, Arnulfo Vargas y Feliciano Radilla, quienes se internaron en los
montes del municipio buscando elementos para sumarlos a su causa.
Mientras lo anterior ocurría en la Costa Grande; el
primero de diciembre de 1923 se sublevó en Iguala, el general Rómulo Figueroa
en contra del gobernador Rodolfo Neri; con él se levantó toda la guarnición
militar del puerto de Acapulco y de las Costas que servían a la colonia
española.
Por
otra parte la situación política del país estaba enrarecida y caliente con
motivo de la sucesión presidencial. Competían por la presidencia del país
Adolfo Delahuerta y Plutarco Elías Calles. Pero los partidarios del callismo,
apoyados por el presidente Álvaro Obregón, cada día controlaban la situación,
tenían mayoría dentro del gobierno y del congreso. Al sentirse acorralado
Adolfo Delahuerta decidió levantarse armas en contra del gobierno el 4 de
diciembre de 1923. En el estado de Veracruz lanzó un manifiesto dando a conocer
los motivos de su levantamiento.
Ya en la montaña los
agraristas, encabezados por Alberto Téllez, fueron informados del estallamiento
de la rebelión encabezada por don Adolfo de la Huerta contra el gobierno de
Obregón y ellos se sumaron a la causa obregonista. Un grupo de hombres bien
armados encabezados por Feliciano Radilla se dirigieron al puerto de Acapulco para poner a salvo al
líder del Partido Obrero Acapulqueño, Juan R. Escudero y a sus hermanos
Francisco y Felipe quienes corrían el riesgo de ser asesinados por el coronel
Crispín Sámano y el mayor Juan S. Flores
que comandaban las fuerzas federales en el puerto ya declarados delahuertistas.
El 10 de diciembre estaba Feliciano Radilla en
Acapulco con sus 25 compañeros bien escogidos buscando poner a salvo a los
hermanos Escudero. Mientras los hermanos Amadeo y Baldomero Vidales esperaban
en Pie de la Cuesta para cubrir la retirada. No
lograron sacarlos porque la madre doña Irene Reguera se opuso y amenazó que si
sus hijos daban un paso fuera de Acapulco ella se arrojaría a un pozo de agua. Por eso nada se pudo hacer y resultó el saldo
lamentable del asesinato cobarde de los líderes del movimiento.
Fue en Las Clavellinas, después de que regresó la
comisión de Acapulco, donde los agrarista planearon el primer golpe al
Ayuntamiento de Atoyac. El sábado 19 de diciembre de 1923 se hizo un asalto
rápido a la policía urbana de Rosalío Radilla que no tuvo tiempo de defenderse
y entregó sus armas sin que hubiera un solo disparo. Pero los hermanos Juan, Francisco y Felipe Escudero, después de estar
prisioneros en el fuerte de San Diego, el 21 de diciembre fueron asesinados por
el flamante presidente municipal de Atoyac, Rosalío Radilla, Chalío y sus pistoleros. Así la bandera de los Escudero quedó
en manos de los Vidales y de los campesinos de Atoyac.
Después de desarmar a los policías de Rosalío
Radilla y se fueron rumbo a Mexcaltepec, pero al sumársele en ese población
Lucio Martínez con un grupo de campesinos armados, ese mismo día atacaron a las
guardias blancas que los españoles de Acapulco tenían en la fábrica de hilados
y tejidos de El Ticuí. Al llegar al canal, a las 10 de la mañana, los
agraristas fueron recibidos a tiros desde las azoteas de la fábrica.
Contestaron el fuego e impusieron un sitio, incendiaron las puertas para poder
entrar y así tomaron el edificio de esa industria. Fue un combate que duró
hasta las primeras horas de la tarde porque los hombres que la estaban
custodiando encabezados por Juan Juárez y sus hijos estaban bien armados y no
daban tregua.
Los revolucionarios tomaron prisionero al español
Emilio Miaja que andaba fuera de la fábrica y dentro del edificio murieron
Mariano Mesino y Benito Gómez; al primero lo asesinaron sus propios compañeros,
cuando pretendía abrirles la puerta a los agraristas atacantes y al segundo lo
asesinó la gente armada, cansada de los desmanes sufridos, al encontrarlo
refugiado en los telares; el resto de los defensores de la fábrica se salió por
las turbinas. En la orilla del río por el lado de El Ticuí murió el español
Federico Hormachea. El Tejón de la Cinta
Baya le disparó desde lejos con su 30-30 y ahí quedó muerto el explotador
español.
Después de este combate los agraristas se fueron
rumbo a la sierra y los jefes se reunieron en Mexcaltepec, donde se enteraron
del asesinato de sus líderes los hermanos Escudero y para vengarse decidieron
atacar nuevamente la ciudad de Atoyac, donde se refugiaba el verdugo Rosalío
Radilla, Chalío. Salieron el 22 de la
sierra por la noche y llegaron a Atoyac a las cinco de la mañana del 23 de
diciembre de 1923, un grupo aproximado de cien hombres; de los cuales veinte
venían con machetes.
Otero Galeana escribió en El Movimiento agrario costeño y el
líder Profr. Valente de la Cruz, que el ataque se desarrolló con toda rudeza, con valor
y coraje. En la avanzada que tenían los delahuertistas en el corredor exterior
de la casa de doña Antonia Ayerdi, frente al atrio de la Iglesia, murió Julián
Vega peleando a favor de Chalío
Radilla y por el Arroyo Ancho donde atacó Feliciano Radilla en compañía de
Prisciliano García, Apolonio Pino y de otros jefes agraristas, fallecieron dos
soldados federales.
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