sábado, 21 de enero de 2017

Ciudad con aroma de café XVII


Víctor Cardona Galindo
Zeferino Serafín en su libro Nostalgia nos habla que a mediados del siglo pasado, “En ciertas personas había la creencia de que en algunas casas habitaba un ser fabuloso conocido como ‘basilisco’, que hacía daño a los moradores de la casa matándolos con la mirada”. El basilisco según la creencia popular es una lagartija que nace del último huevo que pone la gallina antes de morir, es un huevo muy pequeño que al ser incubado nace esa extraña criatura que se decía había matado familias enteras.
Carrera de encostalados a finales de los años sesenta
 del siglo pasado, evento que se desarrollaba frente 
a la escuela primaria Juan Álvarez entre alumnos de 
la misma. Foto tomada de Internet.

El basilisco es un ser mitológico, de la cultura griega, representado por una pequeña serpiente cargada de veneno letal y que podía matar con la simple mirada, misma que consideraban la reina de las serpientes. Las versiones de su existencia varían durante las diferentes épocas de la civilización y también la descripción cambia de una cultura a otra. Del basilisco se han hecho diversas representaciones en la pintura y en la escultura, incluso se ha llevado al cine, Harry Potter en La Cámara secreta lucha contra un gigantesco basilisco.
Pero el basilisco de verdad, dice Internet, “es un lagarto de tronco comprimido y alargado, dedos y cola largos y delgados. Viven en las orillas de pequeños ríos o arroyos, donde retozan durante el día, y duermen por la noche sobre los arbustos que tienden sus ramas por encima del agua. Los machos suelen estar adornados con grandes crestas. La velocidad es su principal aliado para capturar las presas (insectos, pequeños roedores o pájaros) y para escapar de los enemigos. Si durante la fuga se encuentran con una corriente de agua, corren por la superficie de ésta gracias a los lóbulos dérmicos de que están provistas sus patas posteriores, lo cual aumenta la superficie de apoyo”.
En algunas latitudes lo conocen como lagarto de Cristo, nosotros lo llamamos como tequereque y habita en toda la costa de Guerrero, incluso Simón Ramírez Lozano le trovó una chilena que dice: “pariente del caimán y sobrino de la iguana /no hay otro animal igual que camine sobre el agua… El tequereque señores es el animal mentado /corre y corre sobre el agua y jamás se ve mojado… Cuando saca la papada anuncia que va a llover /y su presagio se cumple ese día al atardecer”.
El tequereque es sorprendente, sale corriendo velozmente cerca de las pozas y se introduce en la maleza. Parece un pequeño dinosaurio y aunque su tamaño casi alcanza al de la iguana. Solía haber muchos en los charcos que se formaban cerca del río al sur de la comunidad de El Ticuí.
El profesor Praxedes Piza Ríos conversa con la defensora de los derechos
humanos Elezar Santiago Peralta mientras sostienen una mazacoa.
Foto: Víctor Cardona Galindo.

La gente comenta que la culebra mazacoa puede crecer tan grande y tener la capacidad de devorar un becerro con todo y pesuñas, incluso si un ser humano se descuida puede ir derechito a las fauces de la gigantesca serpiente. Decían que dentro del chacuaco de la fábrica de El Ticuí habitaba una culebra grande que bramaba como becerro. La gran mazacoa sin moverse, con el puro vaho, baja de los árboles las chachalas y las ardillas. Hay quien osa decir que a la mazacoa le pueden salir alas. Por ejemplo Zeferino Serafín registra que en los años cincuenta del siglo pasado se decía que en el cerro Cabeza de perro “habitaba un ser fabuloso que llamaban Sierpe”, es decir una serpiente alada de gran tamaño.
El alicante es la culebra de leche, es grandota y amarilla. Mucho se cuenta que por las noches se introduce a las casas de los campesinos, le chupa la leche a la mujer que está amamantando mientras le da a mamar la cola al bebe. Cuando hay la presencia de un alicante, la mujer se vuelve dormilona y a los niños les salen granos en la boca por la infección que les provoca la cola de ese reptil mamador. En la región de Jalisco, Guerrero y Michoacán conocen esta culebra como cincuate y los ganaderos la han sorprendido amamantándose de las vacas.
Mis ancestros contaban que un tiempo los niños se despertaban llorones y se volvían dormilones. Se iban secando poco a poco, muchos llegaron a morir muy flacos. Es que por las noches una de esas culebras se metía a las casas y se comía la leche de la mamá. Se pegaba a mamar, mientras que al niño le daba la cola, que tenía parecida a una chiche. Por más que chupara el infante nada encontraba, mientras la culebra se tragaba la leche de la dormilona mujer. Es que la culebra con su vaho las dormía. El niño no se alimentaba por eso no paraba de llorar. Contaban que eso le estaba pasando al niño de un vecino, hasta que espió en la noche y mató la culebra que al trozarla con el machete soltó toda la leche que le había sacado a la mamá.
Un hombre contaba que cuando era niño por poco muere de inanición. Hasta que su papá decidió cambiar los costales de la cama de vara, descubrió la culebra debajo del petate. Luego de matarla su mamá recuperó el vigor y le dio de comer como Dios manda.
Dice internet que el cincuate “es un reptil como de un metro de largo que se alimenta mamando a las mujeres que están criando y a las vacas, ya que es muy goloso de la leche humana. Las vacas sienten tal placer que no es raro que abandonen a sus hijos –los becerros- por el reptil que les produce placer muy singular”.
Y hablando de reptiles recuerdo que cuando el abuelo estaba enfermo, antes de morir, pusieron una bandeja para que escupiera y todos los días se veía aparecer una lagartija rojiza que se comía la saliva.
Hay una culebra negra, con una papada roja, es azotadora y le llaman tilcuate. Hace tiempo mataron en Río Verde una que midió cinco metros con 30 centímetros. Se dice que este reptil se alimenta de culebras más chicas y de pequeños roedores, ya que mide más de tres metros puede comerse hasta los venados.
El cadáver de un ejemplar de Alacrán de víbora.
Foto: Víctor Cardona Galindo 

El 20 de mayo del 2011 como a las ocho de la mañana bajo del puente de la calle Reforma unos niños mataron a pedradas un raro espécimen de monstruo de gila al que nosotros conocemos como Alacrán de víbora. El cuerpo del reptil fue llevado al Ayuntamiento y la dirección de ecología lo sepultó en la parota que está en las instalaciones de la Ciudad de los Servicios donde funciona en Ayuntamiento. Del cuerpo de ese raro animal de franjas anaranjadas y negras, en lugar de sangre, parecía emanar petróleo. Donde queda el cadáver de un alacrán de víbora o de un escorpión no nace el pasto por mucho tiempo. Son muy venenosos.
Agentes de Protección Civil capturaron una víbora de cascabel en la comunidad de El Ciruelar el día 8 de enero del 2013. El director de ecología Praxedes Piza Ríos la exhibió frente a la presidencia municipal. Muchos ciudadanos acudieron a fotografiarla y a posar para la foto. El alcalde Ediberto Tabares también se fotografió con ella. Luego fue liberada en el cerro rumbo a San Martín de las Flores.
El bobo es un pez muy feo que al agarrarlo se resbala de las manos, pero bien frito es delicioso, tiene una carne blanca muy aromática. En la cena, acompañado de unos frijoles con arroz y una salsa macha de tomate criollo es uno de los mejores platillos del mundo. Al árabe Gabriel Zahar, uno de los primeros comerciantes de café, mucho le gustaba comer bobo y todos los días les compraba a los chamacos que los pescaban en el río.
El popoyote se da por millones en nuestro río y en la laguna de Mitla, es muy feo, a simple vista nadie se los querría comer, pero se sabe que del popoyote se cocina un delicioso ceviche de cazón. En nuestro río aún queda uno que otro ejemplar del medio pez y de los peces roncadores. Los roncadores a veces asustan al escucharlos roncar debajo de las plantas acuáticas del río.
Apenas trabajadores del agua potable filmaron, a la altura de la presa derivadora Juan Álvarez, dos hermosos ejemplares de nutria. A estos animales, conocidos también como Perros de agua, la gente que le busca explicación a todo le atribuye el sonido que otros dicen es de La Llorona. El tlatoani azteca que vino a conquistar a los cuitlatecos, se llamaba Ahuizolt que quiere decir el monstruo de lago, y para los aztecas el monstruo del lago era la nutria.
Una leyenda urbana dice que durante un aguacero llovieron pececitos frente a la iglesia de Atoyac y los vecinos los vieron saltar entre la corriente que formaba la lluvia. Hay quien dice que sí se vieron peces frente a la iglesia, pero que no cayeron del cielo, que más bien subieron por la corriente desde el río y que cuando la lluvia ceso y bajo el agua quedaron brincando en el patio frente a la parroquia.
Ejemplar de Coyote: Foto Víctor Cardona Galindo

Algunos dudan de la existencia de coyotes cerca de la ciudad. Pero el 6 de diciembre del 2012 atraparon un hermoso coyote en el cerro que está arriba de la presa derivadora del lado de El Ticuí, cayó en una trampa milpera, el señor José Luis Olea Gallardo dio aviso a la dirección de ecología y a lugar se trasladó el profesor Praxedes Piza Ríos, quien logró rescatarlo entre un bejucal. Después de curarle la pata fue expuesto frente a la presidencia municipal y luego el profesor Praxedes lo liberó por el rumbo de San Martín para que se incorporara a su hábitat natural.
El Yaguarundi es un felino parecido al puma pero chico. De hecho es un puma pequeño, largo, la cola casi del mismo tamaño del cuerpo. La onza es un puma plomizo, que tiene una cinta negra desde la cabeza por todo el espinazo y una motita en la cola. Además de gritar como mula, como pájaro e imita a otros animales.
Hemos dicho que en la zona está presente la onza, animal mítico del que se platican muchas leyendas. “La gente que ha visto al animal, lo describe como de menor estatura y corpulencia y con el color más claro que el león (puma), especialmente en el lomo. Otro rasgo característico de la onza, se dice, es que no tapa el resto de su presa después de devorar una parte, lo que si suelen hacer tanto el tigre (jaguar) cono el león. Hay quien dice que la onza no es otra cosa que ‘la mula del tigre’, (una especie de hibrido) es decir, un bastardo infecundo, hijo de tigresa y león; ‘cuando la tigresa está en brama y no encuentra a su macho, admite al león y el producto es la onza’ ”, recogió Pedro Hendrichs en su libro Por tierras ignotas.
Así como la Cruz es el símbolo de Jesús la horqueta es símbolo del Malo, por eso los animales que tienen lengua de horqueta son venenosos. Como las culebras, los monstruos de gila y los armadillos amarillos. Por eso siempre que matábamos un armadillo le veíamos la lengua si tenía un solo pico a la cazuela. Aunque les soy sincero yo nunca he visto un armadillo amarillo, todo el que cae en mis manos siempre termina entomatado o en chile verde, aderezado con frijoles y una guarnición de tortillas calientes.
Un ejemplar de martica fotografiado por José Aguilera Alamaza.

La martica es también un animal mítico, es el mono de nuestra selva y de noche merodea los árboles cercanos a los campamentos del café. Nuestros ancestros se hacían un morral de piel de martica para la buena suerte. La zorra tiene los pelos del Diablo. A quien trae un cinturón de cuero de zorra no le ladran los perros, pero si aúllan a su paso.
Cuando el campesino emprende un viaje y ve una zorra atravesando su camino frente a él, prefiere regresarse, para evitar los peligros que le aguardan. Esa superstición es ancestral. También se habla de la existencia de un jaguar negro al que la gente llaman pantera, uno merodeaba cerca de El Nanchal y bajaba a robar gallinas hasta la Laja, muy cerquita de la colonia Loma Bonita.
El ratón Chirú

El lunes 11 de marzo del 2013 atraparon un macho de Sarigüella de Castilla en Zapotitlán debajo de los cajones de miel de Evodio Argüello de León, este animalito es un insectívoro y frugívoro. Es conocido localmente como ratón Chirú. Vive en piñones y racimos de plátanos. El maestro Praxedes Piza lo apareó con una hembrita y lo soltó cerca de donde lo atraparon.
Don Simón Hipólito lo recuerda así desde Estados Unidos, “Este animalito de ojos saltones y hociquito aguzadito, cuando presiente que va hacen un temblor, corre, brinca, se escabulle entre la hojarasca, tal vez tratando de defenderse”.
Don Inés Galeana nos contaba que en el pasado una plaga de chapules invadió los sembrados.  Fue en 1914, cuando por primera vez vinieron los chapules que acababan con todas las milpas de las costas de Guerrero y continuaron llegando cada año de Centro América, hasta que el gobierno los acabó. Esos insectos invadieron los sembradíos hasta 1941. Eran grandes y para acabar con la cría chiquita los campesinos hacían zanjas, los arreaban y los tapaban con tierra. En El Llano de la Mesas, antes de llegar a Ixtla, por el camino viejo que conectaba con Atoyac había infinidad de chapules chiquitos. Tal vez la plaga encontró ahí el lugar ideal para incubar su descendencia. El gobierno los comenzó fumigar con un poderoso insecticida y los desterró de los sembrados. Esos chapulines se comían hasta las palapa verdes de las palmeras de coco.



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