Víctor
Cardona Galindo
Hablando
del mercado Perseverancia. Al entrar por el callejón de los chocomiles, están las relleneras, venden
platillos de relleno, o relleno con bolillo. Al fondo están las enchiladas “de
pollo ausente” muy sabrosas, dicen que quien las prueba, quiere más y cada vez
que vuelve a nuestra tierra va por ellas. Cerca están los yerberos y los que
venden santos. Quienes no faltan en todas las entradas son los vendedores de
discos piratas. Lo bueno es que como
son de aquí si un disco sale defectuoso nos lo cambian. Es piratería con garantía.
Por la
mañana el callejón de los chocomiles
está lleno, muchos son los que acuden a desayunar, un esquimo, jugos de zanahoria,
de naranja, van a los deliciosos bolillos con tinga o de perdida a los de
relleno. Los carretilleros gritan “va el golpe, va el golpe”. A Rudy un amigo alemán le gustaba que en
Atoyac cerca de la casa encontraba jugos frescos de zanahoria y de naranja.
Por el
callejón de los chocomiles, pasa
rápido un hombre sin camisa cargando una costilla de res, va rumbo a las
carnicerías, sudoroso, oreado por el sol, lleva la carne fresca. Mientras un
carreterillero sale del mercado, con su carretilla llena de elotes, las
camaroneras se estrujan para no ser atropelladas, huele a pan, vainilla,
chocolate, a relleno, a barbacoa. Es un día cualquiera en el callejón de los chocomiles.
Cuando
vamos al mercado nos damos cuenta de la triste realidad de los periódicos. El Campanita cuando voceaba El Objetivo, decía: “llegó el papayero,
compre su papayero” y es que el periódico tabloide es especial para envolver
papaya maradol. Igual que El Sur, El ABC de Zihuatanejo, El Despertar de la Costa y el ATL.
Los
periódicos estándar como El Sol de
Acapulco, Novedades, El Diario 17 y
El Opina, son especiales para
envolver flores o chiles guajillos. Vemos en los puestos de frutas y legumbres
cual es el destino final del trabajo de tantos reporteros, editores y
diseñadores; envolver frutas y especias en el mercado. Los voceadores de
periódicos venden la devolución por
kilo o los mismos lectores después se cierto tiempo los venden o los regalan.
Luego de desenvolver los chiles guajillos rescato algunas noticias históricas
para mi archivo. También las piñateras
andan siempre en busca de los periódicos ya leídos o abandonados sin leer.
En la
esquina del callejón Niños Héroes con calle Juan Álvarez se instalan las
floreras: las que traen alcatraces y velos de novia de El Tambor y El Molote y
girasoles de Cacalutla. En la esquina del callejón de los chocomiles un niño vendía unas ramas de hierba santa. Le pregunté
-¿te puedo tomar una foto? –él se puso a llorar. A veces así de huraños nos
hacen en la sierra.
Por la
mañana en el centro de la ciudad, la calle Juan Álvarez está llena de
taquerías, de barbacoa de res o de chivo. Los tacos Lute son los más sabrosos
del rumbo y los de Migue no se quedan atrás. En todos lados se ven grupos gente
alrededor de los carritos almorzando, por eso el tráfico es lento y hay mucha
algarabía. La señora de los dulces de cayaco, papaya, calabaza, mango y plátano
en conserva está cerca del callejón de los chocomiles,
sus productos tienen mucha demanda.
En la
calle principal está el sitio de Taxis Álvarez donde una mezcla fantástica
maneja los coches. Los choferes son oleaginosas, delincuentes famosos,
profesionistas, artistas populares, personajes de películas y de caricaturas.
Ellos son los que nos mueven para todos lados. A muchos hemos llegado a
estimarlos y los sentimos como de nuestra familia. Bueno algunos son de la familia:
El Frijol, El Garbanzo y El Popeye son
grandes amigos. En Atoyac hay un total de 85 Taxis.
Por
eso al pedir un servicio no se asuste si se encuentra con que La Iguana verde maneja el taxi número 1,
El Chaneque lo lleva en el 2 y El Manita está en el 3.
Aquí a
veces no se conoce el nombre verdadero, solamente el apodo. Chespirito maneja el 4, El Bigotes trae el 5, Solovino está en el 6. Así podemos
seguir mencionando, El Hermano trae
el 9, El Huevoduro trae el 10, Rosendo
Gavilán el 11, El Buitre el 12, El Royer el 13, El Pachaco el 14, La Pepa pig
el 15, La Coneja el 16, Salomón el 17, El Fabuloso el 18, Zambrano el 19, El Avestruz el 20, Juan
Tarola el 21, Don Gato el 22, El Botas el 23, La Perrona el 24, Pin el
25, La Tepacha el 26, El Desgraciado el 27, Tasmania el 28, El Chikungunya el 29, El Chupitos
el 30, El Hermano falso el 31, Nico el 32, Cova el 34, El Memelas el
35, William Levy el 36, Bigotes maneja el 37, El Chicharrón el 38, La Iguanita el 39, La Jitomata el 40, Chalo
el 41, El Sapo de mar el 42, El Patacorta el 43, Lala el 44, Tachidito el
45, El Jabalí el 46, Tragabalas el 47, Santos
el 48, La Iguana vieja el 49, La Doctora el 50, El Payaso el 51, La Eneida
el 53, La Gárgola el 54, La Dormida o La Doctora el 55, Paquita la del barrio el 58, Pinky el 59, Mi Chulo el 60, María
Cristina el 61, El Gallero
conduce el 62, Carisauro trae el 64, La Mula el 65, Barny el 66, El Frijol el
67, La Liga el 68, Garfield el 69, Bulterrier el 70, Serafín el 71, El Simio el 72 y El Chucky
trae el 73.
El
sitio Álvarez distribuye sus unidades en el centro, la terminal de autobuses y
la tienda Súper Che. Este año se formó el sitio número 2 de la Unión de
Choferes Independientes de Atoyac que están afiliados a la Unión Transportistas
Regionales del Estado de Guerrero (UTREG)
mismo que quedó formando el 7 de julio de 2016 por 12 choferes y se
instaló frente a la Casa de la Cultura. El taxi 1 lo maneja La Marrana, el 2 Pelayo, el 3 Mario Besares,
el 4 Serafín, 5 Popeye, 6 La garrocha, 7 Pato, 8 Charmín, 9 Upe, 10 Matute, 11 Chicharrón y
el 12 El Rorro. Todos ellos se
mostraron agradecidos con los líderes regionales de la UTREG, El Perrazo de la Rosa y El Hombre Verde por el apoyo que han
recibido para formar su propio sitio.
Los
sitios de taxis como en los demás bases del transporte local, tener apodo es
estar integrado, quien lo rechaza a veces no se siente parte del gremio. Aquí
padecer bullyng es no tener un alias.
La
fundación del gremio se llevó acabo en
la década de los setentas, entre los primeros taxistas que se recuerdan están: El Cuate Santiago, Concepción Hernández,
Crispín Jacinto, José Galeana, Silvestre Ríos, Eleuterio Cebrero, Israel Ríos,
Ramón La Cumbia, Cheque Galeana,
Pedro El Cachetón, Martín El Calentano, Inocencio Calderón,
Teodoro El Testigo, Isidoro Torres, Santana,
Chucho Padilla y El Peludo. En
aquellos tiempos eran puras unidades Ford unos coches largos de cuatro puertas
los que daban el servicio.
En
nuestra ciudad los sandilleros, meloneros y papayeros, no quieren abandonar la
calle, se pelean con la Dirección de Reglamentos y con los comerciantes
establecidos y ahí siguen. Los jicameros, cacahuateros y vendedores de fruta al
menudeo ya no se quieren quitar de la entrada al Zócalo, hasta la Comisión de Derechos
Humanos han ido a parar para defender su lugar.
Sandía,
piña, melón, papaya, pepino y hasta mango con salsa venden los del carrito de
cocteles en la esquina de los bancos o en la calles Agustín Ramírez. Con sus
triciclos recorren las calles. Los carretilleros que venden mangos y jícamas
con salsa se han multiplicados por todas la esquinas del centro. El chamoyero
grita su promoción, “si usted se come dos chamoyadas en 15 segundos, le regalo
tres”.
“La
traigo pinta, la traigo tiesa, la traigo pinta y tiesa”, gritaba el nevero que
vendía nieves de vainilla y de coco. La ponía en el barquillo y luego lo
volteaba y no se caía. “Eso es para que veas que la traigo tiesa”. La vejez lo
alejó del negocio ahora sólo queda el recuerdo.
Esta
ciudad también es el rincón del buen sabor, en la cocina económica Jareth, hay
carne de cuche y otros guisados con muy buen sazón, se ubica en la calle
Aquiles Serdán y están seguras las aplaudidas. El escritor Ángel Carlos Sánchez
subió unos kilitos cuando estuvo acá con nosotros y comía ahí con La Morena.
Para
comer el menú es variado. En Atoyac hay casi de todo, para desayunar en la
calle Nicolás Bravo y Agustín Ramírez encontrará de los más distintos
platillos, desde una taza de café con pan o arroz, muchos guisos tradicionales,
hasta los huevos con jamón, las albóndigas, el pollo a la jardinera y también
un platillo raro que se llama bajareque.
En esa
zona están doña Bertha, doña Emna y doña Mine que guisan muy rico. En la
Agustín Ramírez se puede comer una buena carne de puerto en salsa verde, con
granos de elote, un aderezo de frijoles blancos y una guarnición de tortillas
moradas bien calientitas.
Pero
si alguien se levantó temprano y está en el centro de la ciudad es recomendable
que salga a dar una vuelta por el Zócalo. A las 7 de la mañana los tingüiliches,
zanates y alondras que pernoctan en la plaza ya están remontando el vuelo y donde
doña Viky se puede tomar un café negro acompañado de un rico arroz frito, con
chilito de aporreadillo o entomatado de cuche y agregarle un pedazo de
chicharrón, o de perdida un pedazo de queso, si no hay de otro aunque sea de
San Luis, y puede pedir un café con leche de vaca.
En la
calle principal está la cocina de Chavelona
donde pueden encontrar un caldo de cuatete, aunque para esto hay que llevar una
buena compañía porque recuerden que al cuatete le dicen “quiebra catre”, por
sus propiedades afrodisíacas.
Y si
buscan algo más cercano a la naturaleza y sin salir de la ciudad la opción es El
Cuyotomate, donde encontrarán una variedad de comida mexicana, cerca de la
frescura del río y donde también pueden bañarse en la poza. Si se les antojaron
mariscos, pues vayan con Paty en la calle principal o con Blas que tiene su
negocio cerca en la calle Aquiles Serdán. Hay un cevichero que se pone con su carrito
en la calle 16 de septiembre, viene de San Jerónimo y a las 2 de la tarde ya se
fue porque su ceviche, campechanas, tiritas y quesadillas vuelan. Hasta allá van
a seguirlo lo que gustan de su sazón.
Para
los que se les hizo noche y se van aquedar a dormir en Atoyac, cerca de la zona
de hoteles y el centro, en el callejón Montes de Oca está doña Ruma, quien todas las noches saca su
comal y vende una variedad de antojitos mexicanos, aunque las que ya se han
vuelto internacionales, son sus sabrosas picadas o sopes como les quieran ustedes
llamar, hay de champiñones, de tinga, de rajas, de pollo y queso Oaxaca.
Con Ruma han ido a comer norteamericanos,
españoles, franceses e italianos, antropólogos, arqueólogos y defensores de los
derechos humanos y todos se han llevado un buen sabor de boca. La Pagoda fue el
restaurante precursor de comida china. Luego se abrió un expendio de esa comida
asiática frente a la gasolineria, en la plaza Las Fuentes, donde ahora funciona
el cine. También hay comida china en el centro en la calle principal cerca de
la Casa de la Cultura. Se han duplicado las pizzerías que venden a domicilio y
ahora los sabrosos helados de yogur en la calle principal y de esencias atrás
del DIF municipal.
Si
gustan de taquitos de cecina, de ubre, tripa o carne enchilada, les recomiendo
que vayan a la calle Galeana, ahí a hay un pequeño negocio que se llama la
Cebollita Roja, donde las salsas les van encantar y los ricos tacos. Susana
Oviedo y Álvaro López Miramontes se fueron encantados y queriendo regresar
después de cenar ahí. En esa calle también puede encontrar tamales y atole de
plátano o de piña, depende de lo que gusten. Ahí mismo encontrarán dobladas,
quesadillas y picaditas con muy buen sabor. Igual se come sabroso en la calle Independencia
ya para bajar al arroyo Cohetero, una señora se pone con su comal en el
corredor de su casa y más adelantito está doña Reyna con sus ricos tacos
dorados. No se olviden de la taquería Lozano, los tacos de carnitas de
Sigifredo instaladas en Quinto Patio y las carnitas michoacanas de la calle
Agustín Ramírez. La Huerta y La Braza son buenas opciones para las carnes
asadas. Por todos lados hay expendios de pollos asados y los pollos rostizados
de Roberto Hernández tienen mucha demanda, con sucursales en diversas partes de
la ciudad.
Se me
olvidaba mencionar los taquitos de guisado de familia López, están instalados
en el callejón Victoria, tienen de mole, tinga, champiñones, aporreadillo, sopa
de arroz y carne de marrano acompañados de una ensalada de coliflor que es
única en el orbe. También le recomiendo que prueben las ensaladas de Paty Nava
con sus pechugas rellenas.
Los
jueves las pozolerías. Ir con Alfonso de la O atrás de la iglesia es una buena
idea, con Pedro Rebolledo en la calle Independencia ya en la colonia Sonora y
probar sus chilitos capones, con Karina Quiñones en la calle Antonio Paco o de
a tiro lanzarse hasta donde Noemí Vargas en El Ticuí cerca del cuartel militar.
Paty Nava también tiene buen pozole y está en el centro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario