sábado, 28 de mayo de 2016

Guerrilleros VIII


Víctor Cardona Galindo
Después del accidente, aún con vida Genaro Vázquez Rojas fue levantado por una ambulancia de la Cruz Roja que lo llevó al hospital doctor Miguel Silva de Morelia donde murió, luego el cadáver voló en un avión de la fuerza aérea a la Ciudad de México, en el hospital militar se lo entregaron a su viuda Consuelo Solís y fue trasladado por tierra a su natal San Luis Acatlán, donde una multitud lo acompañó hasta su última morada. El pueblo no tenía memoria de un sepelio de tal magnitud. Se filtró a la prensa que las autoridades castrenses corrieron con los gastos de funerarios.
El cadáver de Genero Vázquez después de 
la autopsia, se la puede apreciar la herida 
en el cráneo en forma de V que le causó
 la muerte. Foto Anexo fotográfico del informe 
de la Comverdad.   

En la edición del Excélsior del 3 de febrero de 1972, se publicó una extensa crónica sobre la muerte de Genaro Vázquez dice: “Durante el examen que hicieron de las ropas del rebelde se encontró una tarjeta de crédito de la Americán Express a nombre del doctor Jaime Castrejón Díez, rector de la Universidad de Guerrero, secuestrado el pasado diciembre”.
“Llevaba, además, el pequeño libro rojo con las ideas de Mao, en donde había hecho varias anotaciones y había escrito direcciones y teléfonos. En la mano izquierda tenía una sortija matrimonial con la siguiente grabación: ‘Enero 1959. G.V.R’”. Se le encontró también un recorte de la revista Por qué? Donde hablaba del Asociación Cívica Nacional Revolucionaria (ACNR) comandada por él.
En su investigación Excélsior reporta: “El automóvil salió a toda velocidad de una curva y entró a una pequeña recta. Se fue sobre el acotamiento del lado contrario, sin control. Finalmente, después de un zigzagueo, se estrelló contra uno de los alerones del puente y quedó destrozado del frente”.
El coche obstruía poco más de la mitad de la carretera, incrustado en el alerón izquierdo del puente. “Una porción del mencionado alerón quedó destrozada y se encontraron pedazos de concreto a varios metros de distancia, sobre la carretera”. Más tarde se supo que el automóvil estaba registrado a nombre de María Teresa Pérez con domicilio en la colonia Del Valle del Distrito Federal.
La Cruz roja recibió una llamada de la Penitenciaría, a las 2:35 de la mañana, solicitando el servicio de una ambulancia. Cuando la ambulancia número uno iba al lugar del choque, fueron detenidos por dos jóvenes que tripulaban un Volkswagen de color claro, quienes llevaba a bordo de su auto a dos muchachas que se habían accidentado.
“Los ambulantes se apresuraron a cambiar a las dos mujeres al vehículo de socorro y los jóvenes los conminaron a que se dirigieran al lugar de los hechos, porque, indicaron, ahí había un hombre que se estaba desangrando de la cabeza”. Según la versión de los camilleros encontraron a Vázquez Rojas con la cabeza incrustada en el parabrisas, en el asiento del lado derecho y sangraba profusamente. Lo recogieron ya con estertores. Fue pasado en una camilla a la ambulancia y los tres heridos fueron llevados al hospital civil.
“Vázquez Rojas llevaba un pantalón de mezclilla, una camiseta blanca, una chamarra cazadora café y zapatos de gamuza”. Los camilleros dieron por terminado su traslado a las tres de la mañana. A las cuatro el automóvil fue retirado de la carretera y en los círculos de poder la noticia se movía rápidamente, al tiempo que Ejército y la Policía Judicial salían en busca de los prófugos, José Bracho Campos y Salvador Flores Bello que heridos huyeron al monte.
Así quedó el automóvil Dodge Dart modelo 
1965 color azul, en que viajaban los guerrilleros
 después del accidente en que perdió la vida 
Genaro Vázquez Rojas. Foto Anexo fotográfico
 del informe de la Comverdad.   

Mientras tanto en la casa de los Vázquez Solís, la señora Consuelo se resistía a creer en la muerte de su esposo e inquiría detalles, suplicante, a cuanta persona suponía que estaba bien informada. Su esperanza se sostuvo hasta que conoció el detalle de la sortija de boda. Entonces pareció derrumbarse, pero reaccionó y se enfrentó a la realidad. Llamó a sus hijos y les dio la mala noticia.
El Sol de México envió un reportero a la casa de la familia por eso nos enteramos de los detalles. “Eran las tres de la tarde con quince minutos cuando la señora Consuelo Solís de Vázquez, vestida de negro, con la voz opacada por los sollozos, dio a sus pequeños la noticia… Los niños se precipitaron en sus brazos, y por largos momentos la familia de Genaro Vázquez Rojas se confundió en un solo llanto”.
“Consuelito Vázquez Solís, la hijita mayor, enjugándose las lágrimas nos platicó: mi papá traía esa sortija porque perdió la primera, en la que estaba la fecha de su matrimonio 26 de enero de 1959”. Por su parte doña Consuelo repuesta de la impresión, manifestó a la prensa que ya no tenía objeto irse a Cuba. “Así como su padre tenía ideales tan arraigados por los cuales ofrendó su vida, quiero que mis hijos crezcan en mi patria, que la amen”. Roque Filiberto el más chiquito de los hijos de Genaro, engendrado en la cárcel no conoció a su padre.
El cadáver del guerrillero Genaro Vázquez Rojas fue transportado a la capital de la república, en un avión de la Fuerza Aérea Mexicana (FAM), un DC-3 que aterrizó a las 17 horas del 2 de febrero con su carga en el aeropuerto de la Ciudad de México. De inmediato se le condujo a bordo de una ambulancia al Hospital Militar.
“Es el mismo bimotor de la FAM, que se estacionó en la plataforma militar, se trajo al Distrito Federal a Arcelia y María Martínez Aguilar, quienes resultaron heridas en el accidente automovilístico en el que perdió la vida Vázquez Rojas”, informaba el periódico Ovaciones del 3 de febrero, y agregaba que ellas también fueron trasladadas al nosocomio dependiente de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) y fueron puestas a disposición de la Procuraduría General de la República (PGR).
El cadáver fue mostrado a la prensa ya autopsiado, cuando la viuda llegó a reclamarlo los militares no dejaron que tuviera contacto con los reporteros. El cadáver de Genaro Vázquez, identificado por su esposa Consuelo Solís y fue trasladado bajo estrictas medidas militares a San Luis Acatlán, Guerrero. “Un convoy militar acompañó a la viuda y a sus seis hijos hasta la tierra donde naciera el guerrillero en 1931”, publicó El Sol de México el 3 de febrero.
Un reporte de la Dirección Federal de Seguridad dice: “A bordo de un ambulancia y a bordo de dos automóviles particulares en que iban los familiares, salieron a las 23.55 con rumbo a San Luis Acatlán”.
En esos días la viuda no hizo declaraciones a la prensa aunque más tarde también manejó la hipótesis del asesinato. Doña Consuelo Solís dijo a Carlos Rentería: “Genaro no murió... a Genaro lo asesinaron, lo mataron, tenga por seguro que lo asesinaron... Efectivamente cuando me entregaron su cuerpo en el Hospital Militar, y cuando me preguntaron en la fiscalía especial ¿Cómo sabe que lo mató el ejército? El ejército lo va persiguiendo, sucede lo del choque... me lo entregan autopsiado, ¡con permiso de quien! ... luego lo trasladan en un avión militar, lo dejan en el hospital militar y allí me llevaron a mí para que lo identificara”.
El cuerpo del líder de la ACNR llegó a San Luis Acatlán, la mañana del 3 de febrero, a la vivienda localizada en la calle de Galeana número 22, propiedad de Heriberto Vázquez Suástegui, primo de Genaro, donde fue recibido por decenas de simpatizantes. La población mostró muestras de duelo a su paso por los pueblos de Jolochitán, El Carmen, La Concordia, Yoloxóchitl y Zoyatlán. Desde las cinco de la mañana, en decenas de camiones de redila centenares de campesinos de la sierra y pueblos aledaños a la cabecera municipal, comenzaron a llegar para asistir a su sepelio.
Durante el 3 de febrero, espontáneamente en Chilpancingo centenares de estudiantes de la Universidad salieron a las calles lanzando vivas a Genaro Vázquez. “Unos 150 estudiantes de la Universidad Autónoma de Guerrero salieron esta noche a las calles y lanzaron vítores a Genaro Vázquez Rojas. También lanzaron mueras al imperialismo extranjero y a las fuerzas negativas que privan en el país”, decía la nota de Excélsior publicada el 4 de febrero.
El 4 de febrero de 1972, en San Luis Acatlán, el cadáver del profesor y máximo dirigente de la Asociación Cívica Nacional Revolucionaria (ACNR), Genaro Vázquez Rojas, fue llevado a la iglesia principal donde se celebró una misa de cuerpo presente. Posteriormente se le trasladó al cementerio local. El cortejo fúnebre, según datos del gobierno, se conformó por cerca de mil 500 personas.
“El cuerpo de Genaro Vázquez Rojas fue sepultado a las 11:05 horas en el cementerio de esta población… Unas dos mil personas, entre parientes, coterráneos, amigos, periodistas, policías y soldados, después de una fría noche de desvelo, iniciaron el cortejo fúnebre a las 9 horas, desde la casa número 22 de la calle Galeana, hasta la iglesia San Luis Rey”, decía la nota de Excélsior el 5 de febrero y agregaba: “Al paso del féretro, donde hileras de personas –en un lado hombres y el otro mujeres- formaron valla, en tanto algunas señoras y niñas, con gladiolos blancos en la mano, marchaban adelante, llorosas, cabizbajas”.
Para supervisar el operativo del sepelio, había llegado en helicóptero desde Acapulco el general Joaquín Solano Chagoya comandante de la 27 zona militar. Mientras agentes federales, judiciales del estado, del puerto de Acapulco y decenas de soldados, se entremezclaron con la multitud de dolientes. El pueblo estaba totalmente militarizado, sin embargo la gente no se intimidó y asistió a sepultar a uno de los mejores hijos de San Luis Acatlán.
Durante años el Ejército intentó evitar a toda costa que sus familiares y los pobladores de la región le hicieran cualquier acto en su memoria; ocuparon militarmente la población, el cementerio, ultrajaron su tumba, sin embargo su esposa Consuelo, sus hijos y amigos de lucha evadieron la vigilancia y cada año celebraron un evento para mantener presente el legado del maestro y comandante guerrillero.
Al ser asesinado, le sobrevivieron su esposa Consuelo Solís Morales y seis hijos: América de 12 años, Consuelo de 11, Francisco de 10, Genaro de 7, Ulises de 5 y Roque Filiberto de 3 años. En el transcurso de los años, la viuda adoptó a otros cinco niños, hijos de compañeros caídos en la lucha emprendida por su esposo.
El 5 de febrero el Partido de los Pobres hizo público un comunicado, firmado por Lucio Cabañas Barrientos, Isidro Castro Fuentes, Agustín Álvarez Ríos, Enrique Velásquez Fuentes y José Luis Orbe Ríos, lamentando profundamente el asesinato del comandante en jefe de la ACNR.  Iba dirigido a los revolucionarios y a la familia de Genaro Vázquez Rojas.
“Es muy triste reconocer que el compañero Genaro Vázquez Rojas ha muerto, los periódicos de la clase rica y del mal gobierno han dicho muchas mentiras sobre él. Para el pueblo que sufre hambre, cárceles y masacres, la caída del compañero es motivo de tristeza, porque significa un golpe a su esperanza de redención; para los millonarios y para el mal gobierno les es motivo de alegría tal como se alegraron los carrancistas de la muerte de Emiliano Zapata”.
“De nada les sirve a los tiranos la muerte de Zapata. Esta nueva revolución que se inspira en los limpios defensores de la patria como Cuauhtémoc, Hidalgo y Benito Juárez, no podrá ser detenida por ningún accidente, por ninguna traición, ni por ningún ejército bestializado. De los grupos combativos de ahora surgirán los partidos revolucionarios del mañana que seguirán la triunfal y última batalla de todos los oprimidos que no apartan de su mente a los otros caídos como Arturo Gámiz, Oscar González, Angelina Gallegos, etc.”.
“Nunca hemos sido gente de Genaro lo aclaramos porque para el gobierno es doloroso reconocer la existencia de dos grupos de revolucionarios en armas con mandos diferentes… Estamos seguros que a pesar de la muerte del compañero Genaro, su grupo seguirá adelante con la misma valentía y decisión que mostraron cuando él vivía… Va para sus familiares todo nuestro cariño y nuestro apoyo moral en estos momentos de tristeza”, decía el Partido de los Pobres, mientras algunos medios informativos anunciaban que ahora seguía Lucio Cabañas en la lista del gobierno.

 “Pueblecito de Acatlán /tu que tanto lo has querido /Genaro no se haya muerto /nomás se encuentra dormido. Su sangre sigue enseñando /entre todos los presentes /que la muerte no hace nada /cuando hay razones urgentes”, Oscar Chávez

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