Víctor Cardona Galindo
Después del accidente, aún con vida Genaro Vázquez Rojas fue
levantado por una ambulancia de la Cruz Roja que lo llevó al hospital doctor
Miguel Silva de Morelia donde murió, luego el cadáver voló en un avión de la
fuerza aérea a la Ciudad de México, en el hospital militar se lo entregaron a
su viuda Consuelo Solís y fue trasladado por tierra a su natal San Luis Acatlán,
donde una multitud lo acompañó hasta su última morada. El pueblo no tenía
memoria de un sepelio de tal magnitud. Se filtró a la prensa que las
autoridades castrenses corrieron con los gastos de funerarios.
El cadáver de Genero
Vázquez después de
la autopsia, se la puede apreciar la herida
en el cráneo en
forma de V que le causó
la muerte. Foto
Anexo fotográfico del informe
de la Comverdad.
|
En la edición del Excélsior
del 3 de febrero de 1972, se publicó una extensa crónica sobre la muerte de
Genaro Vázquez dice: “Durante el examen que hicieron de las ropas del rebelde
se encontró una tarjeta de crédito de la Americán Express a nombre del doctor
Jaime Castrejón Díez, rector de la Universidad de Guerrero, secuestrado el
pasado diciembre”.
“Llevaba, además, el pequeño libro rojo con las ideas de Mao,
en donde había hecho varias anotaciones y había escrito direcciones y
teléfonos. En la mano izquierda tenía una sortija matrimonial con la siguiente
grabación: ‘Enero 1959. G.V.R’”. Se le encontró también un recorte de la
revista Por qué? Donde hablaba del
Asociación Cívica Nacional Revolucionaria (ACNR) comandada por él.
En su investigación Excélsior
reporta: “El automóvil salió a toda velocidad de una curva y entró a una
pequeña recta. Se fue sobre el acotamiento del lado contrario, sin control.
Finalmente, después de un zigzagueo, se estrelló contra uno de los alerones del
puente y quedó destrozado del frente”.
El coche obstruía poco más de la mitad de la carretera,
incrustado en el alerón izquierdo del puente. “Una porción del mencionado
alerón quedó destrozada y se encontraron pedazos de concreto a varios metros de
distancia, sobre la carretera”. Más tarde se supo que el automóvil estaba
registrado a nombre de María Teresa Pérez con domicilio en la colonia Del Valle
del Distrito Federal.
La Cruz roja recibió una llamada de la Penitenciaría, a las
2:35 de la mañana, solicitando el servicio de una ambulancia. Cuando la
ambulancia número uno iba al lugar del choque, fueron detenidos por dos jóvenes
que tripulaban un Volkswagen de color claro, quienes llevaba a bordo de su auto
a dos muchachas que se habían accidentado.
“Los ambulantes se apresuraron a cambiar a las dos mujeres al
vehículo de socorro y los jóvenes los conminaron a que se dirigieran al lugar
de los hechos, porque, indicaron, ahí había un hombre que se estaba desangrando
de la cabeza”. Según la versión de los camilleros encontraron a Vázquez Rojas
con la cabeza incrustada en el parabrisas, en el asiento del lado derecho y
sangraba profusamente. Lo recogieron ya con estertores. Fue pasado en una
camilla a la ambulancia y los tres heridos fueron llevados al hospital civil.
“Vázquez Rojas llevaba un pantalón de mezclilla, una camiseta
blanca, una chamarra cazadora café y zapatos de gamuza”. Los camilleros dieron
por terminado su traslado a las tres de la mañana. A las cuatro el automóvil
fue retirado de la carretera y en los círculos de poder la noticia se movía
rápidamente, al tiempo que Ejército y la Policía Judicial salían en busca de
los prófugos, José Bracho Campos y Salvador Flores Bello que heridos huyeron al
monte.
Mientras tanto en la casa de los Vázquez Solís, la señora
Consuelo se resistía a creer en la muerte de su esposo e inquiría detalles,
suplicante, a cuanta persona suponía que estaba bien informada. Su esperanza se
sostuvo hasta que conoció el detalle de la sortija de boda. Entonces pareció
derrumbarse, pero reaccionó y se enfrentó a la realidad. Llamó a sus hijos y
les dio la mala noticia.
El Sol de México envió un reportero a la casa de la
familia por eso nos enteramos de los detalles. “Eran las tres de la tarde con
quince minutos cuando la señora Consuelo Solís de Vázquez, vestida de negro,
con la voz opacada por los sollozos, dio a sus pequeños la noticia… Los niños
se precipitaron en sus brazos, y por largos momentos la familia de Genaro
Vázquez Rojas se confundió en un solo llanto”.
“Consuelito Vázquez Solís, la hijita mayor, enjugándose las
lágrimas nos platicó: mi papá traía esa sortija porque perdió la primera, en la
que estaba la fecha de su matrimonio 26 de enero de 1959”. Por su parte doña
Consuelo repuesta de la impresión, manifestó a la prensa que ya no tenía objeto
irse a Cuba. “Así como su padre tenía ideales tan arraigados por los cuales
ofrendó su vida, quiero que mis hijos crezcan en mi patria, que la amen”. Roque
Filiberto el más chiquito de los hijos de Genaro, engendrado en la cárcel no
conoció a su padre.
El cadáver del guerrillero Genaro Vázquez Rojas fue
transportado a la capital de la república, en un avión de la Fuerza Aérea
Mexicana (FAM), un DC-3 que aterrizó a las 17 horas del 2 de febrero con su
carga en el aeropuerto de la Ciudad de México. De inmediato se le condujo a
bordo de una ambulancia al Hospital Militar.
“Es el mismo bimotor de la FAM, que se estacionó en la
plataforma militar, se trajo al Distrito Federal a Arcelia y María Martínez
Aguilar, quienes resultaron heridas en el accidente automovilístico en el que
perdió la vida Vázquez Rojas”, informaba el periódico Ovaciones del 3 de febrero, y agregaba que ellas también fueron
trasladadas al nosocomio dependiente de la Secretaría de la Defensa Nacional
(Sedena) y fueron puestas a disposición de la Procuraduría General de la
República (PGR).
El cadáver fue mostrado a la prensa ya autopsiado, cuando la
viuda llegó a reclamarlo los militares no dejaron que tuviera contacto con los
reporteros. El cadáver de Genaro Vázquez, identificado por su esposa Consuelo
Solís y fue trasladado bajo estrictas medidas militares a San Luis Acatlán,
Guerrero. “Un convoy militar acompañó a la viuda y a sus seis hijos hasta la
tierra donde naciera el guerrillero en 1931”, publicó El Sol de México el 3 de febrero.
Un reporte de la Dirección Federal de Seguridad dice: “A bordo
de un ambulancia y a bordo de dos automóviles particulares en que iban los
familiares, salieron a las 23.55 con rumbo a San Luis Acatlán”.
En esos días la viuda no hizo declaraciones a la prensa aunque más tarde
también manejó la hipótesis del asesinato. Doña Consuelo Solís dijo a Carlos
Rentería: “Genaro no murió... a Genaro lo asesinaron, lo mataron, tenga por
seguro que lo asesinaron... Efectivamente cuando me entregaron su cuerpo en el
Hospital Militar, y cuando me preguntaron en la fiscalía especial ¿Cómo sabe
que lo mató el ejército? El ejército lo va persiguiendo, sucede lo del
choque... me lo entregan autopsiado, ¡con permiso de quien! ... luego lo
trasladan en un avión militar, lo dejan en el hospital militar y allí me
llevaron a mí para que lo identificara”.
El cuerpo del líder de la ACNR llegó a San Luis Acatlán, la
mañana del 3 de febrero, a la vivienda localizada en la calle de Galeana número
22, propiedad de Heriberto Vázquez Suástegui, primo de Genaro, donde fue
recibido por decenas de simpatizantes. La población mostró muestras de duelo a
su paso por los pueblos de Jolochitán, El Carmen, La Concordia, Yoloxóchitl y
Zoyatlán. Desde las cinco de la mañana, en decenas de camiones de redila
centenares de campesinos de la sierra y pueblos aledaños a la cabecera
municipal, comenzaron a llegar para asistir a su sepelio.
Durante el 3 de febrero, espontáneamente en Chilpancingo
centenares de estudiantes de la Universidad salieron a las calles lanzando
vivas a Genaro Vázquez. “Unos 150 estudiantes de la Universidad Autónoma de
Guerrero salieron esta noche a las calles y lanzaron vítores a Genaro Vázquez
Rojas. También lanzaron mueras al imperialismo extranjero y a las fuerzas
negativas que privan en el país”, decía la nota de Excélsior publicada el 4 de febrero.
El 4 de febrero de 1972, en San
Luis Acatlán, el cadáver del profesor y máximo dirigente de la Asociación
Cívica Nacional Revolucionaria (ACNR), Genaro Vázquez Rojas, fue llevado a la
iglesia principal donde se celebró una misa de cuerpo presente. Posteriormente
se le trasladó al cementerio local. El cortejo fúnebre, según datos del
gobierno, se conformó por cerca de mil 500 personas.
“El cuerpo de Genaro Vázquez
Rojas fue sepultado a las 11:05 horas en el cementerio de esta población… Unas
dos mil personas, entre parientes, coterráneos, amigos, periodistas, policías y
soldados, después de una fría noche de desvelo, iniciaron el cortejo fúnebre a
las 9 horas, desde la casa número 22 de la calle Galeana, hasta la iglesia San
Luis Rey”, decía la nota de Excélsior el
5 de febrero y agregaba: “Al paso del féretro, donde hileras de personas –en un
lado hombres y el otro mujeres- formaron valla, en tanto algunas señoras y
niñas, con gladiolos blancos en la mano, marchaban adelante, llorosas,
cabizbajas”.
Para supervisar el operativo del
sepelio, había llegado en helicóptero desde Acapulco el general Joaquín Solano
Chagoya comandante de la 27 zona militar.
Mientras agentes federales, judiciales del estado, del puerto de Acapulco y
decenas de soldados, se entremezclaron con la multitud de dolientes. El pueblo
estaba totalmente militarizado, sin embargo la gente no se intimidó y asistió a
sepultar a uno de los mejores hijos de San Luis Acatlán.
Durante años el Ejército intentó evitar a toda costa que sus
familiares y los pobladores de la región le hicieran cualquier acto en su
memoria; ocuparon militarmente la población, el cementerio, ultrajaron su
tumba, sin embargo su esposa Consuelo, sus hijos y amigos de lucha evadieron la
vigilancia y cada año celebraron un evento para mantener presente el legado del
maestro y comandante guerrillero.
Al ser asesinado, le sobrevivieron su esposa Consuelo Solís
Morales y seis hijos: América de 12 años, Consuelo de 11, Francisco de 10,
Genaro de 7, Ulises de 5 y Roque Filiberto de 3 años. En el transcurso de los
años, la viuda adoptó a otros cinco niños, hijos de compañeros caídos en la
lucha emprendida por su esposo.
El 5 de febrero el Partido de los Pobres hizo público un
comunicado, firmado por Lucio Cabañas Barrientos, Isidro Castro Fuentes,
Agustín Álvarez Ríos, Enrique Velásquez Fuentes y José Luis Orbe Ríos,
lamentando profundamente el asesinato del comandante en jefe de la ACNR. Iba dirigido a los revolucionarios y a la
familia de Genaro Vázquez Rojas.
“Es
muy triste reconocer que el compañero Genaro Vázquez Rojas ha muerto, los
periódicos de la clase rica y del mal gobierno han dicho muchas mentiras sobre
él. Para el pueblo que sufre hambre, cárceles y masacres, la caída del compañero
es motivo de tristeza, porque significa un golpe a su esperanza de redención;
para los millonarios y para el mal gobierno les es motivo de alegría tal como
se alegraron los carrancistas de la muerte de Emiliano Zapata”.
“De
nada les sirve a los tiranos la muerte de Zapata. Esta nueva revolución que se
inspira en los limpios defensores de la patria como Cuauhtémoc, Hidalgo y
Benito Juárez, no podrá ser detenida por ningún accidente, por ninguna
traición, ni por ningún ejército bestializado. De los grupos combativos de
ahora surgirán los partidos revolucionarios del mañana que seguirán la triunfal
y última batalla de todos los oprimidos que no apartan de su mente a los otros
caídos como Arturo Gámiz, Oscar González, Angelina Gallegos, etc.”.
“Nunca
hemos sido gente de Genaro lo aclaramos porque para el gobierno es doloroso
reconocer la existencia de dos grupos de revolucionarios en armas con mandos
diferentes… Estamos seguros que a pesar de la muerte del compañero Genaro, su
grupo seguirá adelante con la misma valentía y decisión que mostraron cuando él
vivía… Va para sus familiares todo nuestro cariño y nuestro apoyo moral en
estos momentos de tristeza”, decía el Partido de los Pobres, mientras algunos
medios informativos anunciaban que ahora seguía Lucio Cabañas en la lista del
gobierno.
“Pueblecito
de Acatlán /tu que tanto lo has querido /Genaro no se haya muerto /nomás se
encuentra dormido. Su sangre sigue enseñando /entre todos los presentes /que la
muerte no hace nada /cuando hay razones urgentes”, Oscar Chávez
No hay comentarios:
Publicar un comentario