Víctor Cardona Galindo
Estando la guerrilla al norte de Ixtla y cerca de Las
Trincheras, a mediados de septiembre de 1972, se reincorporaron Carmelo Cortés
Castro y Carlos Ceballos Loya, quienes se fugaron de la cárcel de Chilpancingo
el 20 de agosto. En esas fechas comenzaron a subir, a la sierra, diversos
grupos del Movimiento Armado Socialista que pretendían formar una sola
organización revolucionaria en todo el país.
El 28 de septiembre de 1972 el gobierno anunciaba el Plan de
Desarrollo Integral del Estado de Guerrero y se iniciaría lo que Lucio Cabañas llamó un tercer tipo de
campaña en contra de la guerrilla, que empezaron a ser militares y políticas.
Llegaron doctores que fueron a curar y a regalar medicinas, pero también
comenzaron abriendo carreteras, llevando tiendas de abasto, energía eléctrica,
agua potable, cursos de oficios para las mujeres y créditos para los
campesinos.
De pronto se supo, en la cabecera municipal, que Lucio
Cabañas fusiló en Las Trincheras a los campesinos Gumersindo Ramírez Ortiz y
Pedro Nogueda Radilla. El procurador Francisco Román dijo a la prensa que Lucio
Cabañas fusiló a Pedro Nogueda por negarse a colaborar con la causa y otros
medios especularon que fueron fusilados por ser familia del gobernador Israel
Nogueda Otero.
“Tras un juicio sumario –‘sumarísimo’, dicen aquí-, los campesinos
Gumersindo Ramírez Ortiz y Pedro Nogueda Radilla, este último pariente cercano
del actual gobernador Israel Nogueda Otero, fueron ‘pasados por las armas’ la
madrugada del sábado, en plena sierra de Atoyac de Álvarez”, publicaba Ultimas Noticias el 16 de noviembre,
quien agregaba: “Sin embargo, ha trascendido que los ‘fusilados’ hablaron
demasiado y por ello se expusieron a la
venganza de los guerrilleros”.
Por su parte El
Gráfico de Acapulco dio a conocer la noticia de que el guerrillero Lucio
Cabañas Barrientos, fusiló a dos de sus seguidores de nombre Gumersindo
Ramírez Ortiz y Pedro Nogueda Radilla en el poblado de Las Trincheras de este
municipio de Atoyac.
Marco Bellingeri en su libro Del agrarismo armado a la guerra de los pobres 1940-1974, comenta
que en noviembre de 1972, la guerrilla había regresado al campamento de Arroyo
de Ixtla, cuando se solicitó su intervención en un conflicto de orden interno
en la comunidad de Las Trincheras.
“Unos jóvenes habían secuestrado y violado a una
campesina. Se pedía a la Brigada que hiciera justicia. Es interesante destacar,
en este caso, que el Ejército acababa de retirarse de la localidad y era a los
guerrilleros a quienes se les pedía cumplir la función de autoridad. La
guerrilla discutió ampliamente el problema y, a instancia de Lucio, se decidió
intervenir para castigar a los presuntos culpables. Después de un juicio
popular muy sumario, los culpables fueron condenados a ser fusilados en el
acto. Sin embargo, ya había sido decidido, y comunicado a la comunidad, que
solamente se hubiera debido tratar de un simulacro, considerándolo castigo
suficiente por el crimen cometido. Un accidente, que los miembros del grupo
guerrillero atribuyeron a la obra consciente de un supuesto provocador
infiltrado en la Brigada, provocó que los culpables fuera ajusticiados”.
Dice Gustavo Hirales, en Memoria de la guerra de los justos, que la asamblea sabía que nada
más era para asustarlos. La población de la comunidad afectada también sabía
que era de mentiras y estaba de acuerdo con el escarmiento. “Pero,
naturalmente, los muchachos sentenciados no sabían que era broma y, cuando les
estaban formando el cuadro, salieron corriendo”. Héctor les tiró con FAL, porque pensó que iban a denunciar la
ubicación de la Brigada.
Ángel
Custodio Reyes Serrano, que en aquél tiempo era agente del Ministerio Público
en Tecpan de Galeana, escribió el libro: Lucio
Cabañas, Genaro Vázquez y su guerrilla ahí dice que este caso, “Es una
historia un poco rara. Sucede que Gumersindo, el muerto, pretendía a una muchacha
llamada Teodora, hija de José Plascencia Ponce y Juana Radilla. Según se sabe,
lo rechazaba siempre que él se le acercaba y le hablaba de amores. El muchacho,
aunque más constante, recibía igual número de rechazos”.
“Desesperado
le habló a su amigo Pedro Nogueda, pariente de Teodora, para que éste le
ayudara a conquistarla nuevamente fue rechazado Gumersindo, por lo cual
despechado decidió junto con Pedro raptarla”. Robarse una muchacha, en aquellos
tiempos, era común en la región y el rapto de Teodora se llevó a cabo el 4 de
noviembre de 1972.
Teodora
acostumbraba todos los días, como todas las muchachas del lugar, acarrear agua
del arroyo que se encuentra en la salida del barrio, y ese día bajó como de
costumbre. Gumersindo y Pedro la esperaban. La amenazaron, la jalonearon y como
se defendía y resistía la golpearon y se la llevaron para el monte.
Ella
se defendió y resistió inútilmente, entre los dos lograron someterla a golpes y
por la fuerza. Gumersindo abusó de ella y se la llevó para su casa. Por eso sus
familiares trataron de arreglar este asunto. José Plascencia, padre de Teodora,
hombre sencillo pero de mucho carácter, estaba sumamente indignado con los
individuos que raptaron a su hija. “No recibió ni a los familiares, ni a los
‘pedidores’; aunque éstos eran las mejores personas del barrio y eran sus
amigos. Serenamente les pidió como única condición para tratar de solucionar
este problema. Que estuviera ella presente para decidir esta cuestión”, comenta
Reyes Serrano.
“Teodora
era menor de edad y quería saber por boca de ella su decisión. Los familiares
de Gumersindo estaban renuentes en llevarla quizá porque presentían ‘algo’
desagradable. En el último momento decidieron llevarla, porque consideraron que
seguramente ella iba a aceptar el casamiento”.
“Al
encontrarse en su casa, con sus padres, Teodora llorando inconsolablemente les
relató la amarga experiencia sufrida, la reacción de José era de esperarse, ¡estaba
furioso con todo mundo! Corrió a todos, y de no ser por su esposa seguramente
que algo malo hubiera pasado. Todos se retiraron en silencio, decir alguna
palabra implicaba contradecir a don José, y pues... ni modo, dejaron a Teodora”.
El
padre solicitó al comisario hiciera una asamblea para que este problema se tratara
y se diera una solución. La asamblea se llevó a cabo el viernes, 10 de
noviembre, estuvieron mucha gente en ella: Don José y su hija en primera fila,
Jesús Ramírez Delgado, padre de Gumersindo también, y a un costado y junto a
él, Félix Nogueda Radilla hermano mayor de Pedro.
En la
asamblea el padre de la ofendida pidió que los raptores se fueran de pueblo o si
no las cosas se iban arreglar de otra manera. Era una decisión tajante. Luego
“Don José y su hija salieron de la asamblea. Él no esperó ninguna sugerencia o
alguna proposición”.
Pero luego
el pueblo se llevó una sorpresa. Llegó Lucio Cabañas con su gente, inmediatamente reunieron a todos en la escuela del
lugar. “Yo soy Lucio Cabañas –dijo- y las personas que me acompañan son de la
Brigada Campesina de Ajusticiamiento, y nuestra presencia esta noche con
ustedes es antes que nada muy dolorosa para nosotros, porque se trata de un
caso muy delicado que ha ocurrido en esta localidad, y el cual todos ustedes
conocen perfectamente. Por lo tanto, como ya es bien conocido de todos ustedes
ya no entraremos en detalles, valga decir que la Brigada Campesina de Ajusticiamiento,
parte integrante y brazo armado del Partido de los Pobres (Pdlp), ha deliberado
ampliamente sobre este bochornoso y humillante caso. ¡Se ha cometido un
atropello! ¡A una mujer indefensa hija de un compañero! ¡No podemos pasarlo por
alto! ¡Ningún revolucionario puede
permitir semejante ultraje!”.
El
“Diario de un Combatiente I” publicado en el libro Papeles de la sedición o la verdadera
historia político militar del Partido de los Pobres, compilado por Francisco Fierro Loza dice que
cuando se les solicitó por parte de la comunidad intervenir, la guerrilla
discutió ampliamente el caso y “Para cumplir esta misión, entramos al pueblo de
Las Trincheras en fecha 10 de noviembre de 1972; para cumplir con el plan se
habían designado varias comisiones; una para detener a los acusados, otra para
realizar el simulacro de fusilamiento, otra más para cubrir las entradas al
pueblo y una última para acompañar a Lucio; el resto de la guerrilla se
concretaría a estar prevenida para el caso que se suscitara algún problema”.
“Fijamos
como hora de entrada al pueblo las cinco de la mañana del día siguiente -11 de
noviembre- para poder encontrar a los campesinos todavía sin salir de sus
casas”. Las comisiones cumplieron con lo que se les encomendó, los dos campesinos
fueron detenidos, se reunió el pueblo en el patio de la escuela y sin que
estuvieran presente los capturados se les dijo que se haría un fusilamiento
simulado, que se les perdonaría la vida por ser gente pobre. Los jóvenes son
conducidos entonces a la escuela donde se les hace un juicio público, con la
presencia de la muchacha ofendida y de su padre.
Durante
el juicio, la joven niega tener cualquier tipo de relación previa a los hechos con
el acusado. Se les declara culpables y se les traslada al pie de una enorme
ceiba, donde serían ejecutados. Se les intenta amarrar y vendar pero ellos se
niegan. La comisión de fusilamiento se pone frente a los jóvenes y se da la
orden que preparen, los fusiles suenan al cortar cartuchos listos para disparar
hacia arriba y en este preciso momento los campesinos huyen por la maleza,
ansiosos de salvar su vida. “Los fusiles son disparados al aire y se les grita
que no corran porque no se les va a matar. Sin embargo Zeferino Arrazola, Héctor, que no tenía ninguna comisión,
apunta con toda precisión en contra de uno de ellos y lo atraviesa de un balazo
el estómago, al otro, que había logrado alejarse mucho más, Zeferino lo
persigue, le apunta con igual precisión y le pega también un balazo, cayendo el
cuerpo en la maleza de la orilla de un arroyo. Todo esto sucedió en unos
cuantos segundos”.
Lucio
gritaba que no disparara y corría detrás de Zeferino sin embargo nada pudo
hacer. “Con esta situación dolorosa de la muerte de los dos campesinos a manos
de un provocador, terminaba el incidente de una injusticia que quisimos
reparar, cometiendo una mayor; el fusilamiento de ‘chismito’, como le decían
algunos compañeros, se convertía en una tragedia”, dice el guerrillero que
escribió el texto. Hubo llanto colectivo, solicitud
de perdón pero ya no había remedio. Esto le causó cierto desprestigio a la Brigada.
Conforme al reporte de la Dirección Federal de Seguridad (DFS) Pedro
Nogueda y Gumersindo Ramírez Ortiz fueron llevados a juicio público en Las Trincheras, por la
Brigada Campesina de Ajusticiamiento, por el secuestro de Teodora Plascencia Radilla.
Pedro escapó pero Gumersindo murió de un balazo ese día en el Sanatorio Sotelo,
de San Jerónimo.
Dice el informe de la DFS que Lucio estuvo el 11 de noviembre en
Las Trincheras “donde pretendieron
juzgar y fusilar en presencia de los pobladores, a Gumersindo Ramírez
Ortiz y Pedro Nogueda secuestradores de Teodora Plascencia”. Agrega el reporte
“Pedro Nogueda tuvo la oportunidad de fugarse no así Ramírez Ortiz, que fue
herido por proyectil de arma de fuego en la región umbilical falleciendo el día
11 del actual, en el sanatorio Sotelo del poblado de San Jerónimo, cuando era
atendido”.
Al arribar dos secciones del 48 Batallón de Infantería a
Las Trincheras durante la madrugada del 13, los pobladores dijeron que Ramírez
Ortiz fue balaceado en las huertas de café cuando intentaba huir. Señalaron que
la Brigada se desplazó rumbo a los Llanos de Santiago y después hacia Río
Santiago. Las tropas que inspeccionaban la región encontraron el cadáver de
Pedro Nogueda, en pleno estado descomposición, dice la ficha de la DFS.
Los guerrilleros autorizaron al pueblo para que los
denunciara ante las autoridades y le echara toda la culpa para evitar la
represión. Luego se mantuvieron a la expectativa cerca de Las Trincheras
vigilando a los soldados que los buscaban. Después avanzaron un poco y
colocaron su campamento el cerro de El Zanate en las inmediaciones de San
Martín de las Flores.
Mientras esto ocurría en la sierra. La noche del
19
de noviembre de 1972, durante la velada que el Ayuntamiento organizó con motivo
de la víspera del día de la Revolución Mexicana, el joven estudiante de leyes,
de la Universidad Autónoma de Guerrero, Jorge Radilla Galeana, en nombre del
Comité Juvenil del PRI, aprovechó su discurso para recordar el 2 de octubre de
1968, denunciar al presidente de la República Luis Echeverría Álvarez y al
gobernador Israel Nogueda Otero, lanzando vivas a la fuerzas armadas de la
sierra y al guerrillero Lucio Cabañas Barrientos. Antes que abandonara la
ciudad fue detenido al llegar a la terminal. Al día siguiente fue destituido el
comité juvenil y el presidente del comité municipal del PRI Juan Pano Ríos.
A principios de diciembre de 1972, Lucio viajó a la
Ciudad de México y otros estados de la república, dejando como responsable de
la Brigada a Carmelo Cortés Castro. La policía detectó a Cabañas en Durango ese
mes.