Víctor
Cardona Galindo
El 18 de marzo de 1972 se publicaron las condiciones de
liberación de Cuauhtémoc García Terán, tres millones
de pesos y la difusión de diez mil volantes con el ideario de la Brigada
Campesina de Ajusticiamiento (BCA) cuyos postulados generales, de la revolución
de los pobres, se agrupaban en 14 cláusulas publicadas en la revista Por Qué? en el periódico Revolución de Acapulco y Excélsior donde se plantea un gobierno
popular de campesinos, obreros y trabajadores; la expropiación de latifundios,
fábricas y medios de producción.
Este ideario es una propuesta en la que el trabajo del pobre se
hace valer por encima del capital y plantea
que, para alcanzar estos objetivos, es necesaria la lucha armada, que ya
desarrollaba el Partido de los pobres.
Dice
Eneida Martínez en Los alzados del monte. Historia de la
guerrilla de Lucio Cabañas que es importante destacar este primer
Ideario del Partido de los Pobres, porque muestra el pensamiento de Lucio
Cabañas Barrientos quien tuvo la autoría total de dicho documento, que consta
de 14 puntos, donde se plantea el para qué de la lucha armada emprendida por el
Partido de los Pobres y su Brigada Campesina de Ajusticiamiento, “Derrocar al
gobierno de la clase rica”, formando un nuevo gobierno surgido de las clases
pobres como “campesinos y obreros y profesionales, y otros trabajadores
revolucionarios”.
Se
pueden observar las tareas de un nuevo gobierno surgido de la revolución, que
tendría la función de proteger al pueblo creando leyes justas que les permita a
los trabajadores “el derecho a la huelga, el derecho a reunirse y opinar en
público y en privado, el derecho de formar sindicatos, partidos y otras
asociaciones”.
En el
cuarto punto de este ideario, plantea la expropiación que tendría que llevarse
a cabo a “las fábricas, los edificios, la maquinaria, los transportes y los
latifundios de los grandes propietarios, los millonarios nacionales y
extranjeros” y éstos a su vez serán entregados “en propiedad a los
trabajadores”, para que ellos sean quienes los controlen, es decir, se crearían
como una especie de cooperativas. Incluye la importancia de la educación
dirigida hacia pobres, el respeto a los derechos de las mujeres, el acceso al
trabajo con igualdad respecto a los hombres. “Proteger a los niños haciendo
valer los derechos que les son propios como alimentación, vestido, educación,
casa de cuidado y de educación”, quedan incluidos –bajo este manto de
protección– los ancianos, los inválidos, los presidiarios “que sufren cárcel
por delitos causados por la pobreza y la ignorancia o la enfermedad, por medio
de sistemas adecuados para mejorar sus condiciones de vida”.
Hacer
valer los derechos de estudiantes a una mejor calidad de educación, que
conlleve al mejoramiento de las condiciones del pueblo. Proteger a los
campesinos de los abusos que han sufrido desde tiempos de la presencia de los
españoles y de la discriminación de la que han sido objeto. Abolir la
dependencia económica y política de México que tiene con respecto a los Estados
Unidos y “luchar contra la misma dominación extranjera que protege a las clases
ricas”.
El pensamiento del Lucio Cabañas guerrillero puede conocerse también
por medio de las grabaciones de sus discursos que el Ejército decomisó en la
sierra y que fueron reproducidas por el periodista Luis Suárez en su libro Lucio Cabañas. El Guerrillero sin esperanza.
“Entonces, meterse al pueblo, ser pueblo, es la primera tarea.
Luego sacar de allí la enseñanza del pueblo, sacar la línea, sacar la
orientación, esa es la segunda tarea. Pero luego, con eso crear una
organización es el tercer paso y es la tercera tarea. Conforme se mete uno al
pueblo un tiempecito, aprender del pueblo: uno es pueblo, saca la orientación
y, al dar la orientación, empieza uno a organizar como se va pudiendo aunque
sea poquito va uno organizando. Esto coincide con el método que nosotros
aplicamos: ser pueblo, aprender de él para orientarlo con su mismo modo y eso
ya entra en lo que uno es. Ser clase uno, ser uno proletario, eso es
proletarizarse, empezar a proletarizar. La primera parte es proletarizarse,
hacerse pueblo, no ser diferente al pueblo. Otra cuestión es aprender de él, no
llegar a enseñar”.
“La tercera cuestión de la organización, ésta se empieza a dar
casi pronto. Con lo poquito que va entendiendo uno, va organizando, aunque no
se formen Comités, ni Comisiones de Lucha, ni células, o de otro modo, que las
pueda llamar con dos o tres gentes, contactos, relaciones, eso ya también puede
llamarse organización, porque ya funciona. Es el tercer paso”.
El cuarto paso es la teoría. “La teoría sacada del libro es teoría
muerta si no primero se saca del pueblo... Estudiar teoría no para imponerla,
sino para compararla con lo que uno va aprendiendo del pueblo”. “El quinto
punto es la colaboración mutua entre todas las organizaciones”, recogió Luis
Suárez.
El 22 de marzo de 1972, el
responsable de la brigada 18 de mayo, Isidro Castro Fuentes, mandó un ultimátum
a Carmelo García, mientras éste enviaba una carta al presidente de la República
Luis Echeverría y al gobernador del estado Israel Nogueda Otero pidiéndoles
ayuda. “Hace más de ocho días mis familiares y yo estamos viviendo
ininterrumpidas horas de tormentosa angustia por el secuestro de mi hijo
Cuauhtémoc (…) La cantidad de tres millones de pesos pedida por los
secuestradores está fuera de toda nuestra capacidad económica (…) A disposición
del gobierno están todas nuestras pertenencias, y que él satisfaga esa suma
para salvar la vida de nuestro hijo (…) Por eso ocurrimos respetuosamente a
ustedes. No somos de altas clases sociales, simplemente somos mexicanos”. La
carta quedaría sin respuesta.
Para
esos días ya había una gran operación militar en la sierra de Atoyac y
atropellos por todos lados. Estaba detenido el profesor Oscar Rivera Leyva, los
campesinos Justino Carbajal Mejía, Amador Carbajal Hernández, Alfredo Escalante
Peña, Secundino Robles Galeana y Juan Gómez Contreras.
“Soldados
y policías batirán a Lucio Cabañas en la sierra de Guerrero”, publicaba Excélsior y decía que el padre de
Cuauhtémoc García se muestra pesimista sobre la suerte de su hijo, “En tanto
que los siete detenidos en relación al secuestro de Cuauhtémoc García Terán
fueron llevados a Chilpancingo, por razones de seguridad. Elementos de la
policía judicial y del Ejército iniciaron una batida por la sierra de Guerrero,
en pos de Lucio Cabañas y unos setenta y cinco miembros de su grupo”, escribió
Enrique Díaz Clavel.
“Mientras
tanto, J. Carmen García Galeana, padre del plagiado se mostró indignado con la
intervención policiaca y se mostró pesimista en cuanto a recuperar con vida a
su hijo”, decía la nota.
Aunque
el despliegue militar y policiaco era mayúsculo en realidad no se avanzaba con
la investigación del probable paradero de Cuauhtémoc García, no había indicios
de sus raptores así que aprehendieron a los que iban ocupar sus lugares ante la
opinión pública. El 23 de marzo se anunció con gran estruendo la captura, por
parte del Comandante de la Policía Judicial del puerto de Acapulco Wilfrido
Castro Contreras, de los “guerrilleros” autores del secuestro. Comenta Eneida
Martínez que el número de los aprisionados varía según el periódico que se
consulte, sin embargo, ocho son las personas inocentes que se vieron
involucradas en un asunto en el cual estaban lejos de haber participado.
“Los
detenidos fueron Justino Carbajal Salas (34 años); profesor Oscar Rivera Leyva
(29 años); Amador Carbajal Hernández (34 años); Federico Leyva Tumalán (27
años); Alfredo Escalante Peña (18 años); Secundino Robles Galeana (62 años);
Juan Gómez Solís (52 años) y María Hilda Carbajal Mejía (24 años), quienes
fueron apresados por elementos de la Policía Judicial en los poblados de
Cacalutla y Zacualpan pertenecientes al municipio de Atoyac de Álvarez”,
informaba el Novedades de Acapulco el 23 de marzo de 1972.
El
profesor Oscar Rivera Leyva fue obligado a decir que él redactó el mensaje a
máquina que fue llevado al padre del plagiado. Se publicaba además que “Carbajal
Salas y Escalante Peña dijeron que una vez que Lucio se dio cuenta que le
secuestrado era el estudiante Cuauhtémoc, se arrepintió de su acción,
argumentando que ‘no quería involucrar a un estudiante, porque contaba con la
simpatía de ellos en todo el país y perjudicaba su posición”.
Los
detenidos fueron trasladados a los separos de la procuraduría de Justicia del
Estado “y serán sometidos a intensos interrogatorios...” decía la prensa. Era
de esperarse que los intensos interrogatorios a los que se refiere el
periodista que cubrió la nota, fueron torturas para que los detenidos se
declararan culpables de los delitos que les eran imputados. Por parte de la
Policía Judicial, hubo un personaje sanguinario que se dio a conocer por sus
métodos brutales para perseguir a la disidencia, el Comandante de la Policía
Judicial de Acapulco Wilfrido Castro Contreras, a quien se le acusó de haber
abusado de su autoridad.
Eneida
Martínez escribió “Wilfrido Castro Contreras y sus gorilas atormentaron a los
detenidos sin tomar en cuenta edad y sexo, pisoteando las garantías
individuales a que todo mexicano tiene derecho. Al trasladar a los detenidos a
la Procuraduría General de Justicia en el Estado, éstos iban convertidos en
piltrafas humanas, en cadáveres vivientes”.
Justino
Carbajal presentaba patadas en los ojos y en diferentes partes del cuerpo,
quemaduras en los testículos y en otras partes del cuerpo. Juan Gómez Solís
tenía varias costillas rotas por lo que no podía dormir acostado. Oscar Rivera
fue colgado de los testículos, le dieron toques eléctricos y lo colgaron
también del cuello. María Hilda Carvajal de 24 años, madre de tres niños:
Noelia de 4; Gloria de 3 y Humberto de 1, tenía la cabeza llena de
protuberancias debido a los golpes que le dieron, se sentía completamente
adolorida del cuerpo y estaba postrada en una banca de madera con alta
temperatura. “Esta señora es cocinera y tiene un pequeño negocio en Cacalutla.
Federico Leyva tiene luxados los dos brazos por los jalones que le dieron a fin
de que confesara que es secuestrador. Los únicos que van a quedar en la cárcel
son: Amador Carbajal Hernández por el delito de homicidio (...) es inocente de
los secuestros. Este hombre fue atormentado llenándolo de agua con una
manguera. Secundino Robles (...) queda detenido por homicidio en riña, nada
tiene que ver con los secuestros”, publicó la revista Actualidades,
aquel 25 de marzo de 1972.
“La
policía porteña sabe que Lucio Cabañas, señalado como director del secuestro,
se oculta con sus seguidores en enormes cuevas de la sierra de Atoyac”, escribía
Díaz Clavel.
Mientras
el secretario de la Defensa Nacional Hermenegildo Cuenca Díaz decía: “Si Lucio
Cabañas y gentes que lo siguen –que hasta ahora no han creado ningún problema,
pues Lucio no es hombre de pelea- solicitan amnistía por conducto de las
autoridades competentes, el Ejército lo vería con simpatía y, desde luego,
sería sujeto a estudio”.
En
la versión de la guerrilla plasmada en el libro Lucio Cabañas y el Partido de los Pobres. Una experiencia guerrillera
en México los guerrilleros dicen: “Carmelo fue uno de los que apoyaron a
Julia Paco durante la lucha de 1967. Este cacique compraba cosechas de lo que
fuera, café, ajonjolí, maíz, etc., las compras las hacía ‘al tiempo’ pagando
por quintal de café la cuarta parte del valor que tenía en ese tiempo”.
Por
el esquema de compra al tiempo –dice el Partido de los pobres- “Carmelo, el
doctor Becerra (cuando vivía) y otros caciques se convertían en dueños de
cosechas por varios años y a veces hasta la huerta pasaba a ser de su propiedad
cuando el deudor no alcanzaba a pagar. Dentro de la negra historia de Carmelo
se cuenta también el asesinato de un empleado del gobierno que estaba en Atoyac
promoviendo la compra de café ‘para evitar que los caciques siguieran
robándoles a los cafeticultores’. Esta medida afectaba a los caciques, porque
aunque no solucionaba por completo el problema de los cafeticultores, al menos
les iba a dejar un poco más de dinero”. Dice ésta versión que por eso Carmelo
mandó a Mexcaltepec a un “teporocho” pistolero suyo que mató al promotor de un
navajazo en el pecho.
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