Víctor Cardona Galindo
Conocí
a Hermenegildo Ramírez Martínez, El Mene,
el día que montamos un ayuno en el Zócalo de la ciudad de México, para exigir
la salida de Rubén Figueroa Alcocer después de la masacre de Aguas Blancas. Ese
día llegó finamente vestido, llevaba corbata, acompañando a Jonás Fierro
Serrano. Cuando llegó Cuauhtémoc Cárdenas a saludarnos se aprestó a tomarse la
foto con el líder moral de El PRD. Esa foto El
Mene la conservaría durante mucho tiempo.
Ese
día, con otros compañeros acompañamos a María de la Luz Núñez Ramos a
Lecumberri donde encaró al gobernador de Guerrero diciéndole: “yo también tengo
un banco, un banco de Sangre y Violencia”, arrojándole la lista de los muertos
por la inseguridad y la violencia política en Atoyac. En ese tiempo todavía nos
asustábamos de tanta muerte. De regreso, de Lecumberri, encontré a El Mene en un rincón del plantón que
habíamos instalado en Zócalo del DF, muy encabronado con Jonás, que lo había
invitado con los gastos pagados, pero como nos instalamos en ayuno, Jonás pues
se ahorró sus alimentos por eso El Mene
también ayunó los dos días de manera forzosa y forzada.
Hermenegildo Ramírez Martínez, El Mene. |
Durante
muchos años le hice burla por eso y él siempre contestó “Pitorín, Pitorín”, así
me decía. El Mene durante muchos años
se mantuvo en el PRD, fue líder juvenil de ese partido carente de jóvenes.
Aunque desde muy chamacho agarró ese pinche alcoholismo que al final le causó
la muerte. Hizo gran amistad con Carlos Quevedo Quevedo con quien se pusieron
tremendas borracheras. Siempre los encontré disfrutando de la vida, Quevedo fue
uno de los mentores de Hermenegildo y últimamente mucho lo procuró y ayudó mi
compadre Melchor Brito.
Yo
no juzgo a El Mene por encima de lo
que digan muchos considero que es bonito permanecer borracho aunque en eso se
nos vaya la vida. Por eso creo que en el fondo siempre lo envidié, porque si yo
no hubiera tenido hijos hasta la fecha fuera borracho o lo hubiera sido hasta
que el cuerpo aguantara. Ahora El Mene se fue ya no podré discutir con él de lo
bueno o malo que es beber. No me resta más que escribir su historia y lo bueno
que dejó a su paso por esta vida.
El Mene era
izquierdoso, se nos fue el domingo 3 de mayo, le gustaba el vino y era un
monero irreverente. A él desde niño le gustó dibujar “desde que tengo uso de
rezón”, le dijo una vez a Fredy Magaña. Fue huérfano de padre desde los siete
años. La vida los puso como alumno de Octaviano Roque Ruíz aquél sabio maestro
de primaria y primer candidato del PRD a la alcaldía de Atoyac, fue él quien le
inculcó la pasión por la política.
Sensible
como era, desde muy chico se inclinó por las causas de los desposeídos. El
hecho que él haya sino quien declamara un poema a Cárdenas en su primera visita
a Atoyac, lo marcó para siempre en el tortuoso y difícil camino de la izquierda.
Pero
fue a mediados de 1995, después de la masacre de Aguas Blancas cuando este
momero irreverente emergió como cartonista. Sus primeras caricaturas estuvieron
dedicadas a denunciar a Rubén Figueroa, fue su tema mientras duró el
movimiento, ahí se vinculó a la Organización Campesina de la Sierra del Sur
(OCSS) con quien simpatizó y siempre fue solidario con sus luchas.
El Mene
colaboró con diversos diarios de circulación estatal, y otros de Morelos y
Michoacán. Sus cartones le dieron sabor a TV-Sur con Esteban Barrientos al
frente.
Fue
solidario con los desplazados de Agua Fría y de El Cucuyachi, simpatizante del
Ejercito Zapatista de Liberación Nacional, los delegados que vinieron a
promover la consulta nacional por la Paz
y la Democracia le llevaron sus cartones al mismísimo Subcomandate Marcos. El
Mene estuvo en todas las luchas de izquierda del pueblo de Atoyac en los
últimos 20 años. Ahora era lopezobradorista a morir, aunque ya no estaba en
Morena.
Descanse
en paz El Mene.
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