viernes, 14 de febrero de 2025

Mito de El Quinto sol

En un principio todo era oscuridad en el Universo, varios monstruos se movían por la inmensidad, hasta que surgió Ometéotl el padre, y al mismo tiempo madre, de los Dioses. De él nacieron cuatro deidades, los Tezcatlipocas, que representan los cuatro puntos cardinales: Quetzalcóatl, Xipe Tótec, Tezcatlipoca y Tláloc. Ellos tienen la responsabilidad de equilibrar el universo. Xipe Tótec “nuestro señor desollado”, el Tezcatlipoca rojo, señor del Este, su piel brillada como el oro; Quetzalcóatl “la serpiente emplumada” es el Tezcatlipoca blanco, el valiente, representante de la sabiduría, señor del Oeste; Tezcatlipoca “espejo que humea”, el negro, siempre joven, señor del Norte y el Tezcatlipoca azul fue Tláloc “el néctar de la tierra”, dios de la lluvia y el señor del Sur.
Ometéotl les dio a sus hijos la responsabilidad de crear el mundo, así que los dos hermanos Quetzalcóatl y Xipe Tótec se enfrentaron a la serpiente tzitzimitl. Mientras Quetzalcóatl distraía al monstruo, Xipe se metió en sus entrañas y con un rayo la desbarató por dentro. Con esta explosión y con los pedazos de la serpiente se formaron las estrellas de la Vía Láctea. Luego Ometeotl le pidió a Tezcatlipoca negro y a Quetzalcóatl que atraparan a Cipactli, el monstruo de la tierra, mitad lagarto y mitad pez sierra. Tezcatlipoca negro le dio a comer su pie izquierdo mientras Quetzalcóatl le daba muerte. Con las partes de la quimera, los dioses formaron la tierra, los océanos, los ríos, los cerros y sus cavernas. Ya que estaba formada la tierra los dioses usaron ceniza para crear a a los gigantes, como no había quien los alumbrara, Tezcatlipoca se convirtió en el primer sol que los iluminó seis cientos sesenta y seis años. Los gigantes no sembraban, se alimentaban de bellotas de pinos, raíces y frutas silvestres. Pero en un momento Quetzalcóatl golpeó al sol con un gran bastón y lo derribó cayendo al agua. Tezcatlipoca emergió del agua convertido en un gran jaguar que devoró a los gigantes. Esos primeros hombres eran grandes pero débiles. Cuando se caían los hacían para siempre. Después de haber derribado a su hermano Quetzalcóatl se convirtió en el segundo sol. Entonces los humanos fueron hechos de maíz, comían piñones de pino, pero se volvieron arrogantes y dejaron de adorar a los dioses. Tezcatlipoca aprovechó la situación y de un zarpazo derribó a su hermano del cielo. Se levantó entonces un gran viento y todos los árboles fueron derribados. La mayoría de los hombres perecieron y los que quedaron se convirtieron en monos. El tercer sol fue Tláloc el dios de la lluvia, que iluminó la tierra por 364 años. Los dioses volvieron a crear a los humanos nuevamente de maíz, pero con un gran corazón que se tornaron improductivos, se alimentaban de maíz de agua. También se apartaron de los dioses. Este sol se acabó cuando Tezcatlipoca secuestró a diosa Xochiquétzal que era esposa de Tláloc. Entonces Tláloc abandonó su lugar en el cielo y llovió fuego sobre la tierra. Los hombres se convirtieron en guajolotes. Después Tláloc se buscó como esposa a Chalchiuhtlicue quien fue el cuarto sol y el mundo floreció. Pero esta vez Tezcatlipoca hizo caer el cielo provocando un gran cataclismo, vino el diluvio, todo se inundó y los hombres se convirtieron en peces. Quetzalcóatl con su gran fuerza levantó con sus brazos el cielo y lo regresó a su lugar. En esa ocasión una pareja sobrevivió porque horadaron un árbol de mezquite, hicieron una canoa y se metieron en ella. Cuando todo acabó, tomaron algunos peces y los asaron, pero el humo llegó a Tezcatlipoca, que ubicó a la pareja. El Dios enojado porque habían sobrevivido, les cortó la cabeza y se las puso en la cola, luego los convirtió en perros. Para formar el quinto sol los dioses se reunieron el Teotihuacan. Un grupo de dioses buscaron a Tecuciztecatl “El señor de los caracoles” un dios rico y soberbio. Quetzalcóatl llamó a Nanahuatzin “El purulento o bubosillo” un dios pobre, humilde y enfermo. Los elegidos ayunaron durante cuatro días. Mientras los dioses hacían una gran hoguera el Teotihuacán. El ostentoso Tecuciztécatl como ofrenda ofreció plumas de quetzal, en vez de ramas de abeto, y bolas de oro con espinas hechas de piedras preciosas. En lugar de punzarse y ofrecer su propia sangre, se contentó con ofrecer espinas hechas de coral. Nanahuatzin, en cambio, se sangró con abundancia y ofreció auténticas ramas de abeto y agudas espinas de maguey. Cuando estuvieron listos los llamaron para que se arrojaran a la gran hoguera que habían formado en Teotihuacán. Tecuciztecatl intentó cuatro veces aventarse, pero tuvo miedo, entonces le tocó el turno a Nanahuatzin que sin pensarlo se arrojó al fuego. Avergonzado Tecuciztecatl también se lanzó y una vez que fueron consumidos por las llamas, todos esperaban, expectantes de que lado saldrían los soles. Quetzalcóatl y Xipe Tótec miraron hacia el Este, de allá parecieron las dos grandes bolas de fuego que brillaban con intensidad. Entonces Quetzalcóatl tomó un conejo y se lo arrojó en la cara a Tecuciztecatl y lo opacó, convirtiéndose así en la luna. Pero los grandes astros no se movían por eso los dioses se sacrificaron uno por uno para darles movimiento. Así el sol y la luna comenzaron su peregrinar por el cielo. Solamente el dios Xólotl hermanos gemelo de Quetzalcóatl no quiso sacrificarse y huyó. Para evitar ser encontrado, Xólotl se transformó en diversas especies, como maíz, maguey, guajolote y perro xoloitzcuintle. Finalmente, se convirtió en ajolote. El ajolote es la advocación acuática de Xólotl, y los aztecas lo consideraban un animal divino. Ahora está en peligro de extinción. Para formar de nuevo a los hombres Quetzalcóatl bajó al Mictlán en busca de los huesos de los primeros hombres que fueron los gigantes del primer sol. Pero Mictlantecuhtli lo hizo pasar por muchas pruebas, lo obligó a tocar un caracol que no tenía agujeros. Pero con la ayuda de los gusanos que hicieron el agujero al caracol y con la ayuda de las abejas pudo emitir el sonido. Mictlantecuhtli cayó en el engaño, pero sus ayudantes cavaron un hoyo en el que cayó Quetzalcóatl. Los huesos de los hombres se quebraron, pero al salir con la ayuda de la Coatlicue los molió y vertió en ellos su sangre. De esa manera formó a los hombres. Ya los hombres poblaban la tierra, pero como no había con que alimentarlos. Fue cuando Xipe Tótec se arrancó la piel, la hizo millones de pedacitos y la diseminó por toda la tierra, la piel se convirtió en semilla que germinaron y así nació el maíz que alimenta a los seres humanos. Por eso Xipe Tótec tiene el poder de la curación principalmente de las enfermedades de la piel. La primera pareja que vivió en el Quinto sol fue: Oxomoco y Cipactónal que sobrevivieron cultivando maíz y son nuestros primeros padres. Versión de Víctor Cardona Galindo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario