Víctor
Cardona Galindo
Andrés
Rebolledo Gómez formó parte del Frente Democrático Cardenista del Municipio de
Atoyac. Andrés recuerda que en la agrupación inicial, y embrión del PRD, andaba
Decidor Silva Valle, Francisco Arroyo Delgado, Gloria Reyes, Octaviano Roque
Ruíz, Teódulo Serafín y Mario Valdez Lucena, con quienes hicieron varias
reuniones, luego se dieron cuenta que Ángel Navarrete les andaba jugando chueco
y lo descartaron. El Frente instaló sus oficinas en la calle Silvestre Castro número
7.
También andaba Leonel Gómez y comenzaron a hacer la
invitación para que se sumara la gente, se organizaron por rutas. Andrés
Rebolledo participó en la ruta de San Vicente de Benítez a La Remonta con
Feliciano Vázquez. Recordó que fue en una reunión en el centro social donde Lido
donde se deslindaron de Ángel Navarrete Reséndiz y de ahí se formó un comité
independiente en el que estuvieron, Guadalupe Galeana Marín, Decidor Silva, Octaviano
Roque, Mireya Oms, Francisco Arroyo y Ángeles Santiago.
Ya formado el PRD se realizó una convención municipal,
en que salió electo Octaviano Roque Ruíz como candidato a la presidencia
municipal y en la planilla de regidores iban: Rubén Ríos Radilla, Oscar Rivera
Leyva, Rodrigo Flores Jiménez, José Hernández, Fulgencio Hernández y Teódulo
Serafín.
Zohelio
Jaimes Chávez se acordaba que la Coalición de Ejidos apoyó a Cuauhtémoc
Cárdenas en su primer recorrido, que el promotor de la candidatura de Cárdenas,
Salvador Flores Bello, llegaba a la Coalición de Ejidos y les prestaban el
mimeógrafo para que hicieran la propaganda. Luego metieron un proyecto a la
fundación Interamericana (IAF) por sus siglas en inglés y les dieron recursos
para realizar foros para el desarrollo democrático y con el eso se fue reforzando
al PRD. También llegaban a la Coalición de Ejidos personajes como Saúl Escobar,
en ese tiempo compañero de Rosario Robles Berlanga.
El
desalojo
La jornada electoral del 3
de diciembre de 1989, se llevó acabo de manera irregular, como no había
credencial de elector con fotografía ni tinta indeleble muchos votaron varias
veces, en diversas casillas los representantes del PRD fueron corridos bajo
amenazas. Se denunciaron todas las anomalías habidas y por haber.
Después de la jornada
electoral, el 10 de diciembre, los simpatizantes y militantes del PRD montaron
guardia con palos y piedras afuera del Comité Electoral Municipal bloqueando la
calle Aquiles Serdán, una de las dos vías principales de la cabecera. Se
hablaba de 2 mil ciudadanos “engarrotados” que no iban a permitir que se consumara un segundo
fraude electoral.
No
sólo en Atoyac hubo conflicto, las irregularidades en las elecciones de ese año
llevaron a la toma de Ayuntamientos en 30 municipios, no solamente por el PRD,
también el PAN tomó el Ayuntamiento de Taxco. Aquí una vez instalado el plantón
frente a las oficinas del Colegio Electoral en la calle Aquiles Serdán,
salieron comisiones para todas las rutas de la sierra.
Un carro de volteo propiedad de Isael Mercado salió
por la gente de San Juan de las Flores y Agua Fría, de regreso se vino
recogiendo gente de Mexcaltepec y El Salto. Eran muchos los voluntarios que
venían a reforzar el plantón en las afueras del comité electoral que encabezaba
Eleazar Radilla, El Ruso.
En el camino algunos campesinos que traían machetes
cortaron garrotes, “para las piñatas”, porque el jovencito que los dirigía,
entre bromas, les decía que venían a una posada donde habría piñatas azules. En
Atoyac nunca se había presentado una represión de ese tipo, pero se sabía que
la policía antimotines les había caído en Tecpan de Galeana a los cardenistas
que en 1988 realizaban un plantón y la gente se defendió con agua caliente. La
mayoría de los perredistas de Atoyac nunca habían visto policías antimotines,
era algo nuevo.
A toda la gente que llegaba al plantón las secretarias
del partido, Lucía Chávez y Rocío Mesino Martínez, les colocaban como
distintivo un solecito de colores. Todas las comisiones que fueron a los
poblados a traer gente fueron llegando, por la noche la calle Aquiles Serdán
hervía de perredistas, ahí estaban todos, Carlos García Jiménez filmaba, llegó
la dinastía Lucena de El Paraíso. Fulgencio puso una vendimia de refrescos de
la Coca Cola. Wilibaldo Rojas y Otilio Laurel eran los representantes dentro de
la junta electoral y a cada rato salían a dar información, dentro estaban las
cosas que hervían. Desde afuera un hombre le gritaba a El Ruso que le viera
bien la cara, porque el fraude que estaba cometiendo en contra del pueblo le costaría
muy caro.
Ese 10
de diciembre de 1989, comenzaron hacer el recuento de votos, como a las 12 de
la noche El Ruso se declaró incompetente de seguir contando, comenzó a llorar,
a decir que lo estaban presionando mucho y se suspendió el conteo. En la calle se colocaron pequeñas barricadas con
piedras y llantas, la gente se paseaba ansiosa esperando los resultados. No
recuerdo en qué momento sacaron una urna y la quemaron, las papeletas marcadas
ardieron a media calle.
Como a
las tres de la mañana, ya del 11, avisaron que venían los antimotines, pocos
sabían lo que eran los antimotines. Propusieron a Roque Ruiz salir a cortar más
garrotes, para hacerles frente, Roque dijo que no, que solamente cantando el
himno nacional se les iba a detener.
Ya en la madrugada se vieron venir cientos de policías
antimotines, llegaron por la calle Juan Álvarez, bien formados, con sus cascos,
escudos, toletes, coderas y rodilleras. De lejos parecían guajolotes, venían
con mucha decisión, al principio algunos perredistas corrieron espantados y otros
comenzaron a cantar el himno nacional, pero aun así los
policías comenzaron a golpear a los que estaban dormidos. En el primer choque los policías comenzaron a caer. Un
perredista de San Francisco de apellido Téllez fue el primero que se tumbó un
policía de un garrotazo, con ese valor todos regresaron y empezaron a
enfrentarse aunque de manera desorganizada, luego se vino una lluvia de piedras
de río que cayeron sobre los perredistas que se defendieron con todo lo que
encontraron, botellas de Coca Cola llenas y embaces cayeron sobre los policías,
incluso los tizones una cocina improvisada volaron por encima de los azules,
ellos los regresaban. Los tizones en el aire soltaban muchas chispas, parecían
juegos pirotécnicos. En la refriega algunos cascos, escudos y toletes pasaron
del lado de los perredistas. En una de las ofensivas que dio la policía usó a
don Rogaciano Piedra como escudo y a Felipe Ponce lo agarraron de los pies y
brazos para golpearlo como tambor luego lo tiraron a media calle, desde ahí don
Felipe Ponce no pudo trabajar sus manos quedaron inservibles. En medio de los
trancazos Carlos García tiró la filmadora dentro de la barda de una casa, el
aparato se averió y quedó inservible. Las piedras que cayeron
sobre los perredistas le quebraron los vidrios al carro del doctor Elio
Dionisio Ponce. Mucha gente se asustó y corrían por las calles de colonia
Villita y otros hacia el Centro.
Ángeles,
Lucía, doña Diega y Elia Piedra recogían las piedras para devolverlas. Jesús
Valdez se apostó en el refrigerador y tiraba sobre los policías los refrescos
fríos. Jesús terminó lleno de sangre, una piedra le rompió el labio y le tiró
un diente, con los años piensa que debió ser una astilla de piedra, estaba
sangrando y lo llevaron al hospital para que le cocieran el labio.
El enfrentamiento terminó cuando intervinieron los
soldados colocándose en medio y así los policías se llevaron las urnas. Los
soldados cortando carcho se interpusieron a la mitad de la calle entre los
perredistas y la policía. Algunos dicen que los soldados intervinieron para
proteger al pueblo, pero más bien fue para garantizar que los antimotines se
llevaran las urnas.
Después
del susto y de recoger a los heridos, las fuerzas perredistas se organizaron y
a las seis de la mañana hicieron una marcha rumbo a las oficinas de la
Secretaría de Agricultura y Recursos Hidráulicos (SARH) porque se decía que junto
con los antimotines habían participado trabajadores de esa institución. Pero
además se responsabilizó a al delegado de la SARH Morelos Vargas del fraude
electoral. Los perredistas se metieron en las instalaciones y muchas
secretarias asustadas corrieron hacia el río. Después se realizó una marcha de
donde doña María Manríquez al Zócalo se realizó un mitin y luego se dispersaron
para organizarse.
Según
los datos que aportó la prensa, el 12 de diciembre de 1989, el desalojo fue a
las cuatro de la mañana, el Novedades de
Acapulco decía que fueron 17 heridos en el desalojo de perredistas frente
al Comité Municipal Electoral, además de que resultó una persona desaparecida,
que llegaron 200 policías en tres autobuses. Los perredistas heridos fueron:
Adolfo Pino Castrejón, Felipe Ponce, Gregorio Flores, Francisco Blanco,
Faustino Onofre, Marcial Vargas, Eugenio Balderrama, Ranulfo Delgado Sotelo,
Jesús Francisco Bolívar, Irineo Adame Barrera, José Hernández Benítez, Luis
González Ramírez, Eusebio de Jesús, Carlos N y Gonzalo Jaimes Blanco.
Para
defenderse de la agresión de los antimotines, los perredistas, usaron las
botellas de refrescos que Fulgencio y Lucía Chávez tenían para su venta, ellos
habían instalado un puestecito en medio del plantón. Setenta cajas de Coca Cola,
con 24 refrescos cada una, se quebraron, los vidrios se veían como arena en el
piso que refractaba la luz de los faroles. Los 23 heridos, que en realidad hubo,
fueron trasladados al hospital en la combi de la maestra Guadalupe Galeana,
luego los albergaron en la casa de doña María Manríquez donde los atendía en
doctor Elio Dionicio Ponce. A don Gonzalo Jaimes se lo llevaron herido a San
Jerónimo y después al puerto de Acapulco.
Los
policías se llevaron de rehenes a dos perredistas, uno de la Cuauhtémoc y otro
de Cacalutla. Un carro de Isael Mercado quedó despedazado de tanta piedra. El
doctor Elio también ya nunca arregló su vehículo, le puso un nailon en la parte
trasera después que las piedras de los antimotines le quebraron el cristal.
Como
el 13 de diciembre dirigentes perredistas entre los que estaban Guadalupe
Galeana Marín se entrevistaron con el gobernador José Francisco Ruíz Massieu
quien les dijo que su policía había quedado muy deteriorada y que si seguían
con las movilizaciones, ahora les iba a mandar al Ejército.
El 14
de diciembre de 1989, El Novedades de
Acapulco publicaba “Atoyac de Álvarez es un polvorín, militantes priistas y
perredistas están dispuestos a pelear la alcaldía en una guerra sin cuartel”.
El 15 de diciembre se publicó en la prensa que en Atoyac “la iglesia católica
preocupada interviene; en voz del párroco de la Iglesia del Dios único, Máximo
Gómez Muños, exige que el gobierno respete la voluntad popular y reprueba la
violencia vivida en las localidades de la Costa Grande”. El 16 de diciembre el
comerciante “Eduardo Valderrama dice que bajaron las ventas por cuestiones electorales,
pide que el colegio electoral decida cuidadosamente”, ese día más de mil
perredistas marcharon e iniciaron un plantón indefinido frente al Ayuntamiento
y el 19 de diciembre a las dos de la mañana decidieron tomar definitivamente la
comuna, procedieron a asegurar con candado la única entrada que era utilizada.
El 20
de diciembre el Congreso del Estado concedió los triunfos al PRI en Tierra
Colorada y Atoyac de Álvarez. El cuerpo del dictamen dado a conocer por Mónica
Leñero especificó que Atoyac de Álvarez no se realizó el cómputo final, lo hizo
el congreso y el PRI sacó 5 mil 386 votos y el PRD 3 mil 755.
Jueves
21 de diciembre de 1989, salió en la prensa: “Entregarán la alcaldía los del
PRD si el Ejército se los pide… Los perredistas iniciaron pláticas con el coronel
Francisco Meza Castro, comandante del 49 Batallón de Infantería para evitar un
desalojo violento”.
Octaviano
Roque dialogó con el alcalde saliente Alejandro Nogueda Ludwig al medio día de
ese jueves 21 de diciembre en el domicilio particular ubicado en la calle
Agustín Ramírez. El PRD no se movió de su postura que se le reconociera el
triunfo, Alejandro Nogueda les dijo que solamente les correspondían dos
regidurías. No se aceptó era propuesta y el movimiento siguió.
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