sábado, 21 de abril de 2018

General brigadier Pablo Cabañas Macedo III y última parte


Víctor Cardona Galindo
De Tiburcio Cabañas Macedo la historiografía de Guerrero habla poco. Se sabe que era muy joven cuando acudió con sus hermanos a la toma de la ciudad Atoyac, aquel 26 de abril de 1911. Cuando se desataron los primeros balazos, a las 9 de la noche de ese día, iba en la columna encabezada por Epifanio Mariscal quien protagonizó el ataque a la guarnición militar porfirista acuartelada en las instalaciones del Ayuntamiento.
El maestro Pablo Cabañas Barrientos escribió
 el libro denominado El joven Lucio Cabañas donde
 narra toda la tragedia de su familia, pero además
 aclara muchas dudas que se tenían en torno a la
 vida del fundador del Partido de los Pobres. 
Foto: Cortesía de Francisco Magaña.

En sus memorias Silvestre Mariscal González dice que después de la entrada, en son de paz, al puerto de Acapulco “mandé acompañados de una escolta a los empleados federales a Atoyac, San Jerónimo, Técpan y Zihuatanejo; además puse una cuadrilla para reparar la vía telegráfica hasta Coyuca de Benítez. Cuando mandé una fuerza de treinta infantes al mando del sargento segundo Tiburcio Cabañas, el administrador de la hacienda del Buen Lucero se incorporó a dicha fuerza para ir a cuidar los intereses que administraba. En esos días ya había regresado Pablo Vargas con el grado de coronel que le habían dado en Chilpancingo sin haber disparado un tiro… A mis soldados los consideró intrusos en sus dominios y se dispuso a atacarlos, pero sacó la peor parte, pues tuvo seis muertos y Tiburcio dos”.
Tiburcio Cabañas no se licenció, se mantuvo cono soldado fiel a Silvestre Mariscal y seguramente lo acompañó en todas las acciones de armas en las que participó el profesor atoyaquense, quien se convirtió en un militar de tiempo completo, peleando primero defendiendo al gobierno de Madero, pero como éste lo encarceló por oficios de la colonia española de Acapulco, se volvió huertista y al llegar Venustiano Carranza al poder buscó aliados para combatir a los zapatistas, por tal motivo incorporó a sus filas al atoyaquense. El primero de octubre de 1914 Carranza ordenó a Mariscal suspender las hostilidades en contra de los constitucionalistas que encabezaba Julián Blanco.
Jesús Carranza hermano del primer jefe de la Revolución llegó al puerto de Acapulco el 11 de noviembre de 1914, y se reunió con blanquistas y mariscalistas para garantizar la paz en el estado. A esa reunión llegaron algunos oficiales atoyaquenses por el lado de Julián Blanco estuvo el general Canuto Reyes, los coroneles Alberto González y Santiago Nogueda Radilla. Silvestre Mariscal por su parte llegó acompañado de los coroneles Julián Radilla, Modesto Galeana, Julio Pérez, Arnulfo Radilla, Dimas Fierro y José Inés Pino. También llegaron a la ciudad los capitanes mariscalistas Tiburcio Cabañas, Antonio Paco, Silvestre Castro y Carlos Radilla estos últimos aunque no asistieron a la reunión estuvieron pendiente de los acontecimientos.
En esa reunión Jesús Carranza entregó 20 mil pesos a Silvestre Mariscal. Fue el único oficial que recibió dinero del hermano del primer jefe constitucionalista, el dinero carrancista circuló en la ciudad de Atoyac como una novedad y no fue bien aceptado por el comercio.
No hay certeza en que momento Tiburcio Cabañas se unió a sus hermanos para pelear en las filas zapatistas, el cronista de la ciudad Wilfrido Fierro ya los ubica juntos en 1916. “Ausente el general Mariscal de Atoyac, tiene conocimiento la guarnición de este lugar que estaba a cargo del teniente coronel Arnulfo Radilla, de que Pablo y Tiburcio Cabañas, así como Francisco Lezma, se habían levantado en armas en la sierra y que su gente había sido avistada en el punto conocido por La Compuerta; por tal motivo Radilla manda perseguirlos con el mayor Antonio Paco Navarrete, el 25 de enero de 1916, habiendo sido derrotado en las primeras horas de combate, regresando a esta población por más gente, ya que la tropa de Cabañas había logrado tomar buenas posiciones y era necesario combatirlo con un número mayor.
El teniente coronel Arnulfo Radilla, organiza sus elementos y sale nuevamente a combatirlo, pero para entonces Cabañas ya había salido rumbo a La Cumbre, sosteniendo un ligero tiroteo en el paso del rio conocido por La Parota, y huyendo hacia la sierra. Sin embargo y durante varios días tuvo en jaque a la población con su presencia.
Pocos días después fue reforzada la guarnición por las tropas carrancistas del coronel Florencio Maya, Gregorio García y J. Trinidad Campuzano, y unidas a las de Radilla salen a perseguirlo por toda sierra hasta diezmarle su gente y sacarlo del municipio”.
Durante los combates de 1918 contra los verdes de Rómulo Figueroa, mientras Pablo y Pedro mantenían su campamento en San Vicente de Benítez, Tiburcio Cabañas se refugiaba en El Paraíso incluso algunos atribuyen que fue éste capitán insurgente quien bautizó como El Paraíso a ese paraje, donde tenían su campamento, que en el futuro se convertiría en asiento de la población más importante del municipio de Atoyac.
Una vez terminada la Revolución Tiburcio Cabañas vivió en la comunidad de Los Valles con Florentina Martínez, con quien procreó a Trinidad Cabañas Martínez, ella tuvo tres hijos con Concepción Romero Meza: Victorina, Isabel y Luis Romero Cabañas. Luego Trinidad casó con Severiano Galindo Iturio de ellos descienden los Galindo Cabañas como la tía Enriqueta y Alejandro Galindo Cabañas.
La tía Enriqueta nació el 15 de julio de 1925, al final de su vida recordaba que cuando la revolución de Vidales los habitantes de Los Valles huyeron a Otatlán y después del indulto se bajaron al playón de San Jerónimo (Los Arenales). Luego buscaron donde colocarse y se fueron a vivir a un paraje que se llama El Rincón del Limón y después se bajaron a Los Valles donde se radicaron definitivamente los Galindo Cabañas.
Enriqueta quien murió en Río Santiago decía que los patriarcas de la comunidad fueron: Fortino Galindo Gómez y Tiburcio Cabañas Macedo. Contaba que su niñez en Los Valles fue muy bonita, jugaba haciendo muñecos de lodo y se entretenía con los trastes viejos. Los niños se levantaban todos greñudos y sucios, comían mucha pomarrosa, mango tierno, plátano, camote y mamey. Ya cuando creció su vida fue puro moler en el metate, porque en ese tiempo no había molinos.
Despulpaban el café dentro de un árbol hueco. Las bodas se celebraban a base de guitarra y violín. Criaban marranos, gallinas y guajolotes. Cuando mataban un marrano la carne no se vendía, se repartía entre las familias de la comunidad. Los hombres iban a los camarones a Los Tres pasos, en ese río había mucho camarón aloncillo. Cuando se fundó el pueblo cargaban las mazorcas de maíz en matates porque no había bestias de carga. Los hombres sembraban chilares y tomatales. Lo que producían o cazaban lo compartían entre todos la gente no tenía dinero para comprar.
En el caso de Crescencio Pastor hijo adoptivo de Doroteo Cabañas vivió y murió en San Vicente de Benítez. El cronista René García Galeana lo ubica con el grado de coronel de las fuerzas del general Pablo Cabañas, el 23 de junio de 1920, en el campamento de Tepetixtla, cuando ya se preparaban las pláticas para coordinar esfuerzos con el general Genovevo de la O y abrazar la causa del obregonismo.
Volviendo con Pedro Cabañas Macedo nuestro personaje tuvo presencia en Corral Falso. “En el año 1922 se hicieron las primeras gestiones ante el gobierno federal para que se les dotara de tierras y se convirtiera esas propiedades en ejido labor que fue desarrollada por el señor Pedro Cabañas Macedo y secundada por Eusebio Ramos Cabañas, quienes lucharon tenazmente logrando sus aspiraciones el año 1934, época en que se les dio posesión definitiva, correspondiendo al ingeniero Campilla levantar los planos y delimitaciones. La escuela del lugar fue construida con material de adobe y techo de teja el año 1925, de un solo salón obra iniciada por los señores Pedro Cabañas Macedo, teniendo como colaboradores a los señores Eusebio Cabañas Ramos, José de la Paz Ríos, Ramón Nogueda Radilla y Julian Ocampo”, nos comenta Wilfrido Fierro.
En San Vicente de Benítez el 1938, siendo el presidente del Comité Ejecutivo Agrario Pablo Cabañas Macedo, realizó las gestiones ante las autoridades agrarias, logrando la posesión definitiva el 1942, siendo ya presidente del Comité Agrario Francisco Ocampo quien ejerció como primer comisariado ejidal.
Luego Pedro Cabañas Macedo en su carácter de comisariado ejidal, comenzó en 1942 la construcción de la primera escuela federal, misma que se terminó en 1955 toda de adobe. Luego ya el presidente del comisariado ejidal Martin Hernández Hinojosa construyó de material el plantel que se llama general Emiliano Zapata, los detalles que faltaron le tocó terminar a Efrén Muños García en 1957. 
Pedro Cabañas procreó hijos con diferentes mujeres, los primeros son: Pablo y Teodora Cabañas que tuvo con Guadalupe Albarrán su primera esposa. En segunda nupcias con Pascuala Ocampo Ríos de Corral Falso tuvo a: Pascual, Luis, Bertoldo, Agustín, Petra, Evangelina, Félix, Delia, Reynol que murió muy pequeño, Juana y Margarita ésta última se hizo famosa porque acompañó a Rosario Ibarra de Piedra a muchas de las movilizaciones en exigencia de la presentación de los desaparecidos políticos.
Margarita Cabañas Ocampo nació el 23 de enero de 1940 en San Vicente de Benítez y falleció el 5 de octubre del 2009 en la Ciudad de México. Era esposa del desaparecido político Miguel Nájera Nava a quien se llevaron militares vestidos de civil el 23 de abril de 1973.
Para llevárselo simularon un secuestro. La gente luego supo que eran militares haciéndose pasar por gente de Lucio Cabañas. Todo el pueblo de San Vicente de Benítez estaba sitiado, no había vereda donde no estuvieran los militares. Nájera Nava atendía la miscelánea “Cabañas”. Se lo llevaron junto con su hija Berenice que tenía 11 meses de nacida, tuvieron que golpearlo para que la soltara. Doña Margarita puso la denuncia y encaró al presidente Luis Echeverría Álvarez cuando visitó ésta ciudad. Elena Poniatowska recuerda a Margarita Cabañas en su libro Fuerte es el Silencio.
Pedro Cabañas también dejó hijos en Cacalutla donde le nacieron Pablo y Micaela Cabañas Ontiveros.
Por su parte el general Pablo Cabañas Macedo procreó hijos con seis mujeres: Con Carmen Medina tuvo a Pablo y Raúl Cabañas Medina, con Inés Guillén a Pablo y Leonel, con Catalina Catalán a Manuel y Domitilo, con Aldegunda Iturio a Dominga, Melquiades y Cesareo Cabañas Iturio este último padre de Lucio Cabañas Barrientos. Con Gertrudis López Tezopa nacieron: María de Jesús, Elicea, María de los Ángeles y Celerina quien fue madre de Abelardo Velázquez Cabañas uno de los participantes en el rescate de Genaro Vázquez Rojas de la cárcel de Iguala aquel 22 de abril de 1968.
Pablo Cabañas Macedo con Gertrudis también adoptaron a Sostenes Aparicio Cienfuegos y finalmente con Amalia Quiñones procreó a Leonardo Cabañas Quiñones.
Su nieto Pablo Cabañas Barrientos, hijo de Cesáreo Cabañas, escribió un libro denominado El jóven Lucio Cabañas donde narra la triste y trágica historia de la familia Cabañas. El texto aporta muchos datos, como la presencia de Crescencio Pastor hermano adoptivo de su abuelo quien siempre estuvo a su lado durante toda la Revolución. Y trae al presente nuevas imágenes de las batallas revolucionarias de Pablo, Pedro y Tiburcio Cabañas Macedo quienes mantuvieron por un tiempo en jaque a las fuerzas de Venustiano Carranza.
Nos narra cómo los hijos mayores del general Pablo Cabañas murieron asesinados. El primero Melquiades salió de El Porvenir cortando caminos para no encontrarse las fuerzas del gobierno y se dirigió al cerro de El Veladero en busca de su padre. Logró sortear todos los cercos militares, pero al llegar al puerto de Acapulco, junto con un amigo que lo acompañaba, cayeron en manos de una avanzada del gobierno, le preguntaron su nombre y el jovencito dijo que era hijo del general Pablo Cabañas, por eso el oficial a cargo ordenó que se le fusilara en el acto. El joven Cabañas fue asesinado y nada se supo donde quedó su cuerpo.
En el caso de Cesáreo Cabañas Iturio también murió asesinado en San Jerónimo de Juárez, en manos del segundo comandante de la policía Ventura Rodríguez, que recibió el pago de un primo del finado. Cesáreo había tenido un altercado con su primo que le faltó el respeto a su esposa. Salieron a relucir las pistolas, el primo se retiró humillado, por eso aprovechando la oportunidad de que Cesáreo fue a un velorio a San Jerónimo de Juárez lo asesinaron cobardemente. El resto de los hijos del general tendrían un mejor destino.



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