sábado, 28 de abril de 2018

Bertoldo Cabañas Ocampo


Víctor Cardona Galindo
La historia de Atoyac del siglo XX es en parte la historia de los Cabañas. De alguna manera es una familia que se distingue por su liderazgo, Antonio López Cabañas fue dirigente coprero y presidente municipal en 1944; Manuel García Cabañas gobernó Atoyac de 1966 a 1968 y Luis Cabañas Ocampo fue síndico y principal dirigente del movimiento anticaballerista.
Bertoldo Cabañas Ocampo fue presidente municipal de 1975
 a 1977 durante su gobierno se realizaron importantes obras
 de beneficio social y construyó el edificio del Palacio
Municipal. Foto: Archivo Histórico Municipal.

Bertoldo Cabañas Ocampo vive en la Ciudad de México, tiene 89 años, a pesar de su edad, es un hombre fuerte. Nació el 29 de marzo de 1929, fue presidente municipal de 1975 a 1977. A partir de la década de los cincuenta, con un pasado revolucionario zapatista de su padre, los Cabañas Ocampo emergieron como miembros de una clase política local muy influyente y poderosa.
Bertoldo nació en El Pomarroso, un paraje localizado en las inmediaciones de San Vicente de Benítez, cuando apenas terminaba el levantamiento armado de El Plan del Veladero y su familia no tenía un lugar fijo donde vivir, su padre construyó una pequeño toro (choza) de hojas de pito, ahí se dio su alumbramiento y luego su primera infancia, hasta que su familia se concentró a vivir en San Vicente de Benítez donde los Cabañas sentaron sus reales.
A los siete años su padre Pedro Cabañas Macedo lo llevó al internado Francisco I. Madero de la Ciudad de México donde estudió la primaria, luego pasó a la secundaria en el colegio Rafael Dondé. Más tarde Cabañas Ocampo sería cabo de transmisiones militares en la Ciudad de México, y una vez cumplido su contrato regresó a San Vicente de Benítez en 1951 para fundar la oficialía del Registro Civil. Como promotor deportivo llevó el futbol a la sierra y les enseñó a jugar a sus contemporáneos, el Club deportivo de basquetbol formado por él sería campeón de toda la sierra en 1957. Fue comisariado ejidal de San Vicente de Benítez, comisario municipal y dos ocasiones subreacaudador de rentas en la cabecera municipal.    
Por su preparación llegó a ser orador oficial en muchos eventos cívicos y políticos que se desarrollaron en los pueblos. A pesar de tener una formación liberal mantuvo muy buenas relaciones con el sacerdote Isidoro Ramírez, quien le pedía lo acompañara en los recorridos por los pueblos de la zona en su carácter de oficial del registro civil cuando el cura subía a bautizar. En ese tiempo el sacerdote Chilolo iba con caballos para recoger el diezmo, en café, que le daba la gente.
En una entrevista que le realizó Francisco Ávila Coronel, en la Ciudad de México, Bertoldo Cabañas recordó que cuando fue presidente del comisariado ejidal, por medio del convenio con las compañías madereras, introdujeron por primera vez el agua potable a San Vicente de Benítez. Y Luis Cabañas realizó gestiones para que el dinero del sobreimpuesto que se recaudaba del café se invirtiera en la electrificación de la sierra. En ese tiempo la Asociación de Cafeticultores manejaba el dinero del sobreimpuesto al café, por eso la gente vivía inconforme con Benito Fierro y Mario Vega a quienes acusaba de malversar los fondos que correspondían a los campesinos.
Al venirse el movimiento en contra del gobernador Raúl Caballero Aburto, su hermano Luis Cabañas Ocampo se convirtió en el dirigente principal de las protestas en Atoyac. Por eso en 1962 intentó por primera vez ser presidente municipal, la Asociación Cívica Guerrerense lo lanzó como candidato independiente y mientras promovía también la candidatura a gobernador de José Suárez Téllez.
Para el trienio 1963-1965 el PRI antepuso a Luis Ríos Tavera y como candidato a gobernador al médico militar Raymundo Abarca Alarcón. Dice Wilfrido Fierro que el 14 de noviembre de 1962 a las seis de la tarde el presidente del comité muni­cipal del PRI Tomás Fierro de León, se presentó al Palacio Municipal para registrar, ante el comité electoral, la planilla de regi­dores que encabezaba Luis Ríos Tavera, “siendo conminado por el profesor Luis Cabañas Ocampo líder de los Cívicos que sólo podría registrarla el titular Felicitos Godoy Cabañas, hasta que el comité municipal del PRI registrara la planilla que encabezaba su hermano Bertoldo Cabañas por ser el auténtico candidato del pueblo. Fierro de León abandonó el Palacio Municipal temeroso de ser linchado por un grupo de placeras”.
Al mediodía del 18 de noviembre la Asociación Cívica Guerrerense encabezada Rogelio Juárez Godoy organizó un mitin. Dice nuestro cronista que los manifestantes, que no pasaban de 100, en su mayoría de Acapulco, Coyuca de Benítez, San Jerónimo de Juárez, Tecpan y Petatlán; partieron de la casa de Juárez Godoy y después de recorrer algunas calles con la música del Chile Frito, jalando un perro flaco con el nombre de Luis Ríos Tavera y llevando un gallo fino representando a Bertoldo Cabañas, se detuvieron en el jardín Morelos en donde mediante un altoparlante lanzaron denuncias en contra de los candidato del PRI.
Fungieron como oradores Rogelio Juárez Godoy, Sabino Olivar Domínguez, José Ángel Navarrete quien dijo que Abarca traía la consigna de Caballero Aburto “por eso tememos que vuelva a ocuparse la curva de La Trozadura de Caballero Aburto en el Arroyo del Japón donde tantas muertes por Ley Fuga causo en los años 1957 y 1960. De lo que suceda en Guerrero y en Atoyac será responsable el licenciado Miranda Fonseca”.
Le siguieron Rogelio Juárez Godoy, Felícitos Godoy Cabañas y el candidato a la presidencia municipal Bertoldo Cabañas quien dio a conocer su pro­grama de gobierno. La mayoría de los oradores lanzaron duros ataques al régimen de Adolfo López Mateos, al secretario de la presidencia Donato Miranda Fonseca y al general Alfonso Corona del Rosal, a quienes tildaron de imponer a los gobernantes mediante el dedazo “algunos se excedieron diciendo que si su candidato a la gubernatura del estado José Suárez Téllez, así como los diputados y presidentes municipales de su partido no llegaban al poder lo harían por medio de las armas porque para ellos esos eran los candidatos del pueblo al mismo tiempo ponderaron la personalidad de Nikita Kruschov, Fidel Castro y Lázaro Cárdenas”. Wilfrido consigna que el mitin terminó sin ninguna novedad.
Durante las elecciones los candidatos Cívicos no aparecieron en las papeletas y de esa manera el PRI impuso a los suyos. Como en otras muchas ocasiones esa vez el Ejército fue utilizado para contener las manifestaciones de los Cívicos. El 2 de diciembre de 1962, a las 12 del día se presentó al Palacio Municipal de Atoyac el coronel Manuel Olvera Fragoso y para abrirse camino entre la gente se valió de una granada que llevaba en las manos, diciéndoles “aquí vamos a volar todos”. De esa manera disolvió un mitin que se realizaba en la plaza.
Luego desde el 29 de diciembre de 1962 a las 12 de la noche fuerzas fede­rales del 32º Batallón de Infantería al mando del coronel Manuel Olvera Fragoso y del teniente Benito Martínez Sosa, tomaron el Palacio Municipal con el pretexto de resguardar el orden para la próxima toma de posesión del nuevo alcalde Luis Ríos Ravera y su cabildo. La comuna cívica encabezada por Medardo Reyes Gudiño se ne­gó a entregar el gobierno a los priistas y se preparaba para entregarle a Bertoldo Cabañas, por eso el Ejército patrullaba la ciudad y tenía instaladas avanzadas en el camino a la sierra porque se esperaba una repuesta contundente de los Cívicos. Se rumoraba que Luis Cabañas tenía mucha gente armada en la sierra y que bajarían a tomar la ciudad.
A partir del 31 de diciembre y todo el día del primero de enero de 1963 la federación ordenó la suspensión de la venta de bebidas embriagantes al comercio del lugar con el fin de evitar choques entre grupos de Cívicos oposicionistas y miembros del PRI en la transmisión de los poderes municipales a favor del candidato electo Luis Ríos Tavera.
Ya a las 9 de la noche del 31 un grupo reducido de Cívi­cos se reunió frente al Palacio Municipal, para darle posesión a Bertoldo Cabañas, pero las fuerzas del 32º Batallón ya estaban posesionadas del inmueble y patrullaban la ciudad. “Durante el trayecto de la habitación de Ríos Tavera, cita en Av. Gral. Juan Álvarez 12 norte al Palacio, las fuerzas del 32º Batallón tenían redoblada la vigilancia para evitar cualquier acto agresivo”, nos dice el cronista de Atoyac Wilfrido Fierro Armenta.
“A las 9 de la noche del 31 de diciembre como cincuenta ‘Cívi­cos’ entre hombres, mujeres y niños, se reunieron en el Jardín Morelos con el fin de asaltar el Palacio Municipal, para darle posesión por medio de la violencia a su candidato a la presidencia Sr. Bertoldo Cabañas. Las fuerzas del 32º Batallón que desde dos días antes se habían pose­sionado del Palacio, impidieron este plan y los ‘Cívicos’ igual que el presidente del H. Concejo Municipal saliente Medardo Reyes Gudiño quien se incorporó a ellos abandonando el lugar a las 12:00 horas de la noche para reunirse en la casa de la señorita Elizabeth Flores Reynada. Mientras tanto la población se encuentra doblemente patrullada por la federación para evitar desórdenes”, quedó asentado en la Monografía de Atoyac.
Bertoldo comenta que en ese tiempo tenía la gente pero no tenía partido y el PRI contaba con el apoyo del Ejército al mando de Olvera que tomó el Palacio.  Por eso él como candidato actuó con responsabilidad, cuando la gente ya estaba reunida en la plaza, les pidió que se retiraran porque no quiso provocar una tragedia. Por eso se retiraron en paz. “Ese coronel no nos quería, Olvera era enemigo de la gente, estaba con los ricos y los directivos del PRI”. Esa noche se regresó a la sierra y se escondió por varios días en una huerta de su padre.
Durante la guerrilla de Lucio Cabañas, Bertoldo Cabañas Ocampo fue detenido por la policía militar y estuvo preso en el Campo Militar Número Uno de donde fue rescatado por el senador Rubén Figueroa Figueroa. En el archivo General de la Nación (AGN) hay un reporte sin firma, de junio de 1972, donde dice que Luis Cabañas Ocampo, Petronilo Castro Hernández, Alberto Arroyo Dionicio, Margarito Roque Texta, Justino Barrientos Flores, David Rojas Vargas (a) Mario, Romana Ríos Roque (a) María Elena, Isabel Jiménez Fernández (a) Adela, Guadalupe Castro Molina (a) Sandra, fueron trasladados al Campo Militar Número Uno. De todos ellos solamente Bertoldo y Luis regresaron con su familia porque el senador Figueroa quería que los Cabañas Ocampo fueran sus intermediarios ante su sobrino Lucio Cabañas Barrientos. 
A su regreso de la cárcel Bertoldo se dispuso a seguir su vida en San Vicente de Benítez, pero el alcalde Leobardo Zeferino Cortés que venía fungiendo desde el 1 de enero de  1975 fue destituido al ser acusado de tener vínculos con la guerrilla y a partir del 15 de octubre  de ese años fue sustituido por Bertoldo Cabañas Ocampo quien recuerda que una de sus principales obras fue la cconstrucción del nuevo Palacio Municipal con el apoyo del gobierno federal y del estado. El edificio se inauguró el 20 de mayo de 1976 todo equipado y amueblado.
También logró establecer la red telefónica en 28 comunidades del municipio. La instalación de la luz mercurial en toda la ciudad. Terminó de embardar el panteón municipal, construyó 33 aulas escolares en distintas comunidades, en el rastro municipal se instalaron llaves de agua, planchas y piletas y se le terminó de construir el techo. Se amplió el drenaje de toda la ciudad y se pavimentaron las calles del centro que faltaban. Se introdujo el agua potable a la colonia Juan Álvarez, Mártires del 30 de diciembre y la colonia Cuauhtémoc. Fiel a su vocación deportiva organizó numerosos torneos de futbol y basquetbol, así como carreras atléticas.
Durante su periodo se fundó el Centro de Bachillerato Tecnológico Agropecuario (CBTA 66) y se inauguró la presa derivadora Juan Álvarez. En San Vicente de Benítez logró la construcción de una presa, la línea de conducción y tanque de almacenamiento para el agua potable. Dos canchas de basquetbol, la construcción de una cancha de futbol en la parcela escolar. Bertoldo entregó el poder el primero de enero de 1978 a don Alfonso Vázquez padre del extinto guerrillero  Genaro Vázquez Rojas quien gobernó hasta 1980.
Hace poco, siendo presidente municipal Acacio Castro Serrano, Bertoldo Cabañas gestionó la construcción de la plaza de San Vicente de Benítez, con kiosco y bancas. A la plaza se le denominó plaza del agrarista Pedro Cabañas Macedo.
Bertoldo es un hombre que ha viajado a Los Ángeles varias veces, a Nueva York, Las Vegas y Colombia. Ha recorrido diversos estados del país como Guanajuato y Chiapas, en este último acudió igual que a Colombia para saber más sobre el cultivo del café.




sábado, 21 de abril de 2018

General brigadier Pablo Cabañas Macedo III y última parte


Víctor Cardona Galindo
De Tiburcio Cabañas Macedo la historiografía de Guerrero habla poco. Se sabe que era muy joven cuando acudió con sus hermanos a la toma de la ciudad Atoyac, aquel 26 de abril de 1911. Cuando se desataron los primeros balazos, a las 9 de la noche de ese día, iba en la columna encabezada por Epifanio Mariscal quien protagonizó el ataque a la guarnición militar porfirista acuartelada en las instalaciones del Ayuntamiento.
El maestro Pablo Cabañas Barrientos escribió
 el libro denominado El joven Lucio Cabañas donde
 narra toda la tragedia de su familia, pero además
 aclara muchas dudas que se tenían en torno a la
 vida del fundador del Partido de los Pobres. 
Foto: Cortesía de Francisco Magaña.

En sus memorias Silvestre Mariscal González dice que después de la entrada, en son de paz, al puerto de Acapulco “mandé acompañados de una escolta a los empleados federales a Atoyac, San Jerónimo, Técpan y Zihuatanejo; además puse una cuadrilla para reparar la vía telegráfica hasta Coyuca de Benítez. Cuando mandé una fuerza de treinta infantes al mando del sargento segundo Tiburcio Cabañas, el administrador de la hacienda del Buen Lucero se incorporó a dicha fuerza para ir a cuidar los intereses que administraba. En esos días ya había regresado Pablo Vargas con el grado de coronel que le habían dado en Chilpancingo sin haber disparado un tiro… A mis soldados los consideró intrusos en sus dominios y se dispuso a atacarlos, pero sacó la peor parte, pues tuvo seis muertos y Tiburcio dos”.
Tiburcio Cabañas no se licenció, se mantuvo cono soldado fiel a Silvestre Mariscal y seguramente lo acompañó en todas las acciones de armas en las que participó el profesor atoyaquense, quien se convirtió en un militar de tiempo completo, peleando primero defendiendo al gobierno de Madero, pero como éste lo encarceló por oficios de la colonia española de Acapulco, se volvió huertista y al llegar Venustiano Carranza al poder buscó aliados para combatir a los zapatistas, por tal motivo incorporó a sus filas al atoyaquense. El primero de octubre de 1914 Carranza ordenó a Mariscal suspender las hostilidades en contra de los constitucionalistas que encabezaba Julián Blanco.
Jesús Carranza hermano del primer jefe de la Revolución llegó al puerto de Acapulco el 11 de noviembre de 1914, y se reunió con blanquistas y mariscalistas para garantizar la paz en el estado. A esa reunión llegaron algunos oficiales atoyaquenses por el lado de Julián Blanco estuvo el general Canuto Reyes, los coroneles Alberto González y Santiago Nogueda Radilla. Silvestre Mariscal por su parte llegó acompañado de los coroneles Julián Radilla, Modesto Galeana, Julio Pérez, Arnulfo Radilla, Dimas Fierro y José Inés Pino. También llegaron a la ciudad los capitanes mariscalistas Tiburcio Cabañas, Antonio Paco, Silvestre Castro y Carlos Radilla estos últimos aunque no asistieron a la reunión estuvieron pendiente de los acontecimientos.
En esa reunión Jesús Carranza entregó 20 mil pesos a Silvestre Mariscal. Fue el único oficial que recibió dinero del hermano del primer jefe constitucionalista, el dinero carrancista circuló en la ciudad de Atoyac como una novedad y no fue bien aceptado por el comercio.
No hay certeza en que momento Tiburcio Cabañas se unió a sus hermanos para pelear en las filas zapatistas, el cronista de la ciudad Wilfrido Fierro ya los ubica juntos en 1916. “Ausente el general Mariscal de Atoyac, tiene conocimiento la guarnición de este lugar que estaba a cargo del teniente coronel Arnulfo Radilla, de que Pablo y Tiburcio Cabañas, así como Francisco Lezma, se habían levantado en armas en la sierra y que su gente había sido avistada en el punto conocido por La Compuerta; por tal motivo Radilla manda perseguirlos con el mayor Antonio Paco Navarrete, el 25 de enero de 1916, habiendo sido derrotado en las primeras horas de combate, regresando a esta población por más gente, ya que la tropa de Cabañas había logrado tomar buenas posiciones y era necesario combatirlo con un número mayor.
El teniente coronel Arnulfo Radilla, organiza sus elementos y sale nuevamente a combatirlo, pero para entonces Cabañas ya había salido rumbo a La Cumbre, sosteniendo un ligero tiroteo en el paso del rio conocido por La Parota, y huyendo hacia la sierra. Sin embargo y durante varios días tuvo en jaque a la población con su presencia.
Pocos días después fue reforzada la guarnición por las tropas carrancistas del coronel Florencio Maya, Gregorio García y J. Trinidad Campuzano, y unidas a las de Radilla salen a perseguirlo por toda sierra hasta diezmarle su gente y sacarlo del municipio”.
Durante los combates de 1918 contra los verdes de Rómulo Figueroa, mientras Pablo y Pedro mantenían su campamento en San Vicente de Benítez, Tiburcio Cabañas se refugiaba en El Paraíso incluso algunos atribuyen que fue éste capitán insurgente quien bautizó como El Paraíso a ese paraje, donde tenían su campamento, que en el futuro se convertiría en asiento de la población más importante del municipio de Atoyac.
Una vez terminada la Revolución Tiburcio Cabañas vivió en la comunidad de Los Valles con Florentina Martínez, con quien procreó a Trinidad Cabañas Martínez, ella tuvo tres hijos con Concepción Romero Meza: Victorina, Isabel y Luis Romero Cabañas. Luego Trinidad casó con Severiano Galindo Iturio de ellos descienden los Galindo Cabañas como la tía Enriqueta y Alejandro Galindo Cabañas.
La tía Enriqueta nació el 15 de julio de 1925, al final de su vida recordaba que cuando la revolución de Vidales los habitantes de Los Valles huyeron a Otatlán y después del indulto se bajaron al playón de San Jerónimo (Los Arenales). Luego buscaron donde colocarse y se fueron a vivir a un paraje que se llama El Rincón del Limón y después se bajaron a Los Valles donde se radicaron definitivamente los Galindo Cabañas.
Enriqueta quien murió en Río Santiago decía que los patriarcas de la comunidad fueron: Fortino Galindo Gómez y Tiburcio Cabañas Macedo. Contaba que su niñez en Los Valles fue muy bonita, jugaba haciendo muñecos de lodo y se entretenía con los trastes viejos. Los niños se levantaban todos greñudos y sucios, comían mucha pomarrosa, mango tierno, plátano, camote y mamey. Ya cuando creció su vida fue puro moler en el metate, porque en ese tiempo no había molinos.
Despulpaban el café dentro de un árbol hueco. Las bodas se celebraban a base de guitarra y violín. Criaban marranos, gallinas y guajolotes. Cuando mataban un marrano la carne no se vendía, se repartía entre las familias de la comunidad. Los hombres iban a los camarones a Los Tres pasos, en ese río había mucho camarón aloncillo. Cuando se fundó el pueblo cargaban las mazorcas de maíz en matates porque no había bestias de carga. Los hombres sembraban chilares y tomatales. Lo que producían o cazaban lo compartían entre todos la gente no tenía dinero para comprar.
En el caso de Crescencio Pastor hijo adoptivo de Doroteo Cabañas vivió y murió en San Vicente de Benítez. El cronista René García Galeana lo ubica con el grado de coronel de las fuerzas del general Pablo Cabañas, el 23 de junio de 1920, en el campamento de Tepetixtla, cuando ya se preparaban las pláticas para coordinar esfuerzos con el general Genovevo de la O y abrazar la causa del obregonismo.
Volviendo con Pedro Cabañas Macedo nuestro personaje tuvo presencia en Corral Falso. “En el año 1922 se hicieron las primeras gestiones ante el gobierno federal para que se les dotara de tierras y se convirtiera esas propiedades en ejido labor que fue desarrollada por el señor Pedro Cabañas Macedo y secundada por Eusebio Ramos Cabañas, quienes lucharon tenazmente logrando sus aspiraciones el año 1934, época en que se les dio posesión definitiva, correspondiendo al ingeniero Campilla levantar los planos y delimitaciones. La escuela del lugar fue construida con material de adobe y techo de teja el año 1925, de un solo salón obra iniciada por los señores Pedro Cabañas Macedo, teniendo como colaboradores a los señores Eusebio Cabañas Ramos, José de la Paz Ríos, Ramón Nogueda Radilla y Julian Ocampo”, nos comenta Wilfrido Fierro.
En San Vicente de Benítez el 1938, siendo el presidente del Comité Ejecutivo Agrario Pablo Cabañas Macedo, realizó las gestiones ante las autoridades agrarias, logrando la posesión definitiva el 1942, siendo ya presidente del Comité Agrario Francisco Ocampo quien ejerció como primer comisariado ejidal.
Luego Pedro Cabañas Macedo en su carácter de comisariado ejidal, comenzó en 1942 la construcción de la primera escuela federal, misma que se terminó en 1955 toda de adobe. Luego ya el presidente del comisariado ejidal Martin Hernández Hinojosa construyó de material el plantel que se llama general Emiliano Zapata, los detalles que faltaron le tocó terminar a Efrén Muños García en 1957. 
Pedro Cabañas procreó hijos con diferentes mujeres, los primeros son: Pablo y Teodora Cabañas que tuvo con Guadalupe Albarrán su primera esposa. En segunda nupcias con Pascuala Ocampo Ríos de Corral Falso tuvo a: Pascual, Luis, Bertoldo, Agustín, Petra, Evangelina, Félix, Delia, Reynol que murió muy pequeño, Juana y Margarita ésta última se hizo famosa porque acompañó a Rosario Ibarra de Piedra a muchas de las movilizaciones en exigencia de la presentación de los desaparecidos políticos.
Margarita Cabañas Ocampo nació el 23 de enero de 1940 en San Vicente de Benítez y falleció el 5 de octubre del 2009 en la Ciudad de México. Era esposa del desaparecido político Miguel Nájera Nava a quien se llevaron militares vestidos de civil el 23 de abril de 1973.
Para llevárselo simularon un secuestro. La gente luego supo que eran militares haciéndose pasar por gente de Lucio Cabañas. Todo el pueblo de San Vicente de Benítez estaba sitiado, no había vereda donde no estuvieran los militares. Nájera Nava atendía la miscelánea “Cabañas”. Se lo llevaron junto con su hija Berenice que tenía 11 meses de nacida, tuvieron que golpearlo para que la soltara. Doña Margarita puso la denuncia y encaró al presidente Luis Echeverría Álvarez cuando visitó ésta ciudad. Elena Poniatowska recuerda a Margarita Cabañas en su libro Fuerte es el Silencio.
Pedro Cabañas también dejó hijos en Cacalutla donde le nacieron Pablo y Micaela Cabañas Ontiveros.
Por su parte el general Pablo Cabañas Macedo procreó hijos con seis mujeres: Con Carmen Medina tuvo a Pablo y Raúl Cabañas Medina, con Inés Guillén a Pablo y Leonel, con Catalina Catalán a Manuel y Domitilo, con Aldegunda Iturio a Dominga, Melquiades y Cesareo Cabañas Iturio este último padre de Lucio Cabañas Barrientos. Con Gertrudis López Tezopa nacieron: María de Jesús, Elicea, María de los Ángeles y Celerina quien fue madre de Abelardo Velázquez Cabañas uno de los participantes en el rescate de Genaro Vázquez Rojas de la cárcel de Iguala aquel 22 de abril de 1968.
Pablo Cabañas Macedo con Gertrudis también adoptaron a Sostenes Aparicio Cienfuegos y finalmente con Amalia Quiñones procreó a Leonardo Cabañas Quiñones.
Su nieto Pablo Cabañas Barrientos, hijo de Cesáreo Cabañas, escribió un libro denominado El jóven Lucio Cabañas donde narra la triste y trágica historia de la familia Cabañas. El texto aporta muchos datos, como la presencia de Crescencio Pastor hermano adoptivo de su abuelo quien siempre estuvo a su lado durante toda la Revolución. Y trae al presente nuevas imágenes de las batallas revolucionarias de Pablo, Pedro y Tiburcio Cabañas Macedo quienes mantuvieron por un tiempo en jaque a las fuerzas de Venustiano Carranza.
Nos narra cómo los hijos mayores del general Pablo Cabañas murieron asesinados. El primero Melquiades salió de El Porvenir cortando caminos para no encontrarse las fuerzas del gobierno y se dirigió al cerro de El Veladero en busca de su padre. Logró sortear todos los cercos militares, pero al llegar al puerto de Acapulco, junto con un amigo que lo acompañaba, cayeron en manos de una avanzada del gobierno, le preguntaron su nombre y el jovencito dijo que era hijo del general Pablo Cabañas, por eso el oficial a cargo ordenó que se le fusilara en el acto. El joven Cabañas fue asesinado y nada se supo donde quedó su cuerpo.
En el caso de Cesáreo Cabañas Iturio también murió asesinado en San Jerónimo de Juárez, en manos del segundo comandante de la policía Ventura Rodríguez, que recibió el pago de un primo del finado. Cesáreo había tenido un altercado con su primo que le faltó el respeto a su esposa. Salieron a relucir las pistolas, el primo se retiró humillado, por eso aprovechando la oportunidad de que Cesáreo fue a un velorio a San Jerónimo de Juárez lo asesinaron cobardemente. El resto de los hijos del general tendrían un mejor destino.



sábado, 14 de abril de 2018

General brigadier Pablo Cabañas Macedo II



Víctor Cardona Galindo
Pablo Cabañas Macedo concurrió a la batalla de Chilpancingo en marzo de 1914, iba en la tropa de Heliodoro Castillo que entró por el rumbo del Cerrito Rico, cuando en una alianza transitoria, constitucionalistas y zapatistas, se unieron para dar el golpe final a la capital del estado durante la dictadura de Victoriano Huerta.
El coronel Pedro Cabañas Macedo, junto a su
 hermano Pablo, concurrió a diversos hechos 
de armas, primero peleando a lado de Silvestre 
Mariscal, luego leal a Helidoro Castillo y Jesús H. 
Salgado. Abrazó la causa obregonista en Guerrero
 y finalmente defendió el Plan del Veladero en 1926.
Foto: Cortesía de la familia.

El revolucionario atoyaquense se quedó resguardando la capital y la dejó hasta el 24 de diciembre de ese año, cuando ya las tropas carrancistas, vueltas en contra del zapatismo, se encontraban en Petaquillas listas para atacar y Silvestre Mariscal marchaba por lo alto de la sierra para sorprenderlos por la retaguardia. Su jefe Heliodoro Castillo, junto a Jesús H. Salgado y Encarnación Díaz realizaron una retirada táctica por rumbo de Tixtla y el día primero de febrero de 1915 sus fuerzas reorganizadas ya estaban amenazando de nuevo Chilpancingo, pero fue hasta el 2 de mayo cuando atacaron y al ser repelidos se fueron rumbo a Dos Caminos para combatir al gobernador carrancistas Julián Blanco que despachaba en su tierra natal. Las fuerzas del gobierno fueron derrotadas por los zapatistas en El Ocotito, El Rincón y las Mohoneras.
El primero de enero de 1916, Pablo Cabañas participó en la toma de Chilapa. Dice Manuel López Victoria en su libro Historia de la Revolución en Guerrero: “Heliodoro Castillo, Pedro Saavedra y Pablo Cabañas dieron señales de vida y el 1º de enero de 1916 entraron en la ciudad de Chilapa (…) El éxito logrado por los rebeldes preocupó sobremanera al coronel Rafael Castillo Calderón y en Chilpancingo se dispuso a marchar con el propósito de recuperar la plaza caída en poder de los antigobiernistas”.
Al saber del movimiento de las tropas del gobierno, zapatistas provenientes de Chilapa, entre los que venían los hermanos Pablo y Pedro Cabañas, atacaron la ciudad de Chilpancingo a su paso rumbo a la Costa Grande. Venían con el objetivo de extender el movimiento zapatista a nuestra región, el primer encuentro lo tuvieron en La Cumbre, un paraje ubicado en las inmediaciones de Atoyac, donde Cabañas venció a los mariscalistas al mando de Antonio Paco Navarrete. Y de acuerdo a López Victoria: “Pablo y Pedro Cabañas y los también hermanos Francisco y Gabino Lezma, proclamaron el 21 de enero, de común acuerdo, la bandera del Plan de Ayala”.
“Y desde luego, el destacamento de la División del Sur establecido en Atoyac de Álvarez salió a combatir a los insurrectos y con los cuales tomó contacto en La Cumbre, para resentir tres bajas”.
En marzo de 1916, los Cabañas intentaron tomar Tecpan de Galeana pero fueron expulsados por el capitán Irineo Fierro. Luego de remontarse a la sierra reaparecieron por el rumbo de Tepecoacuilco donde lucharon en contra de las fuerzas de Martín Vicario.
En julio, Pablo Cabañas volvió a unirse a Heliodoro Castillo para atacar Chichihualco donde fueron rechazados por los federales al mando del teniente coronel carrancista Fidel Nogueda Radilla originario de Atoyac quien salió herido en esa contienda.
Pablo Cabañas acompañó a Heliodoro Castillo en su incursión por Michoacán y estuvo a su lado en el combate de Chilapa el 26 de enero de 1917, donde “se batieron con denuedo los carrancistas al mando del coronel Pedro Ramírez y rechazaron a los asaltantes que sufrieron considerables bajas”. Cuando Castillo perdió la vida el 13 de marzo de 1917, Pablo Cabañas que estaba en su estado mayor nada pudo hacer para salvarlo. Después de la muerte de Castillo, Cabañas marchó con su gente a Morelos para ponerse a las órdenes de Emiliano Zapata, quien lo comisionó para que viniera a la Costa a seguir la revolución, de acuerdo con el Plan de Ayala y recibió de manos del Caudillo del Sur el nombramiento de general brigadier.
En el combate de Mayanalán, el 28 de noviembre de 1917, Pablo Cabañas al frente de los zapatistas salió herido del brazo izquierdo. “Zeferino Castillo, Victorino Bárcenas y Pablo Cabañas, se unieron en Mayanalán y su presencia por ese rumbo constituía un peligro para la tranquilidad de Iguala (…) Entonces, dejó ésta plaza el teniente coronel Leopoldo N. Gatica y el 28 de noviembre derrotó a las huestes insurrectas de los jefes mencionados (…) Pablo Cabañas recibió un balazo en el brazo izquierdo y con motivo de la lesión sufrida, tuvo que abandonar por algún tiempo sus actividades revolucionarias”.  
El 30 de enero de 1918 a las seis de la mañana, rebeldes zapatistas al mando de Victoriano Bárcenas y Pablo Cabañas vencieron a los carrancistas de Sabana Grande y Tonolapan, después de seis horas de combate, le hicieron al enemigo 19 muertos, 28 heridos y le quitaron armas y municiones.
Silvestre Mariscal llegó a ser gobernador carrancista, tomó posesión el 8 de noviembre de 1916, pero el mismo Venustiano Carranza lo mandó a llamar por intrigas de la colonia española de Acapulco y por acusaciones del diputado Héctor F. López. El gobernador fue encarcelado por segunda ocasión el 26 de enero de 1918.
Ante este atropello los mariscalistas encabezados por Arnulfo Radilla y Silvestre Castro se levantaron en armas en contra del gobierno carrancista. Entonces Cabañas aliado de manera transitoria a los mariscalistas, que coquetearon con el Plan de Ayala, concurrió el 17 de marzo de 1918, a la toma de Acapulco. Los rebeldes tomaron por sorpresa a los carrancistas que se quedaron sin mando porque el general Fortunato Maycotte corrió a esconderse en el Fuerte de San Diego. Ese día los costeños se apoderaron de 160 mil pesos en oro y planta, de la aduana, dinero que estaba destinado para pagar a las tropas carrancistas.
Pablo participó en el combate de La Cumbre en julio de 1918 acompañando a las tropas de Silvestre Castro que vencieron a los carrancistas al mando del general Rómulo Figueroa. Luego se refugió en la sierra alta y en noviembre de 1918 abandonó su campamento de El Paraíso y junto con Pablo Vargas se sumaron a las fuerzas de Jesús H. Salgado y a las de Jesús Sintora que operaba por el rumbo de Michoacán y a cada momento intentaba atacar a los pueblos de Guerrero manteniendo su asedio sobre La Unión, Zihuatanejo y Petatlán, en ese tiempo combatió por el rumbo de Tierra Caliente.
En los últimos días de agosto de 1919, Pablo Cabañas Macedo dejó a Jesús H. Salgado en El Balsamar, y con sus hombres se dirigió a San Vicente de Benítez, para desde ahí coordinar la campaña rebelde en la Costa Grande.
Después de apartarse de Salgado, Pablo Cabañas se refugió en San Vicente de Benítez, pero hasta allá lo fue a combatir el coronel Antonio Reyes que lo atacó en su campamento y lo obligó a refugiarse en lo alto de la sierra. Dice José Manuel López Victoria en su Historia de la Revolución en Guerrero que el coronel Antonio Reyes conoció sus movimientos y marchó en su búsqueda. El militar consiguió arrasar con el campamento de Cabañas y lo obligó a refugiarse en la sierra alta.
En un episodio muy triste de nuestra historia, y en respuesta a una trampa preparada por los mariscalistas, el 12 de enero de 1920, Pablo Cabañas ajustició a Arnulfo Radilla Mariscal en el paraje conocido como la Loma Larga. Se dijo que Arnulfo Radilla era parte de una jugada para asesinar a Cabañas porque los carrancistas y terratenientes le habían puesto precio a su cabeza.
Mientras Jesús H. Salgado intentó tomar Zihuatanejo pero lo carrancistas organizaron muy bien la defensa y lo obligaron refugiarse en la Barranca de Los Encuerados de la sierra de Petatlan, donde fue atacado por el coronel Rogelio Flores, el 14 de febrero de 1920, a pesar de pelear con mucha fuerza sucumbió el indómito general Salgado.
Al morir el último líder zapatista de Guerrero el general Pablo Cabañas Macedo se amnistío y se sumó a la campaña de Álvaro Obregón por intercepción del general Genovevo de la O. Intentó a llevar sus tropas de Iguala a la Ciudad México pero el general Rómulo Figueroa les negó el tren e intentó matar a Cabañas, pero éste se disfrazó de campesino morelense y se fue solo a la Ciudad de México. Al no encontrar a Pablo, Figueroa como jefe de operaciones militares en el estado de Guerrero, tuvo que licenciar las tropas cabañistas para que regresaran a su tierra y el 24 de marzo de 1921 cada soldado revolucionario recibió 100 pesos en efectivo.
En el tiempo de los agraristas, “Pablo Cabañas levantó un campamento en la Laja, cuando Rosendo Radilla tenía 8 años de edad, junto con sus primos Concepción y Apolinar Benavides Radilla le llevaba bastimento desde Las Clavellinas, en dos burros cargados de matates. De regreso llenaban los matates de mangos verdes para los soldados no sospecharan”, dice Andrea Radilla Martínez.
Posteriormente muchos agraristas se sumaron a la lucha, del Plan del Veladero que pedía que se repartieran las tierras, que estaban en manos de los terratenientes. Este movimiento fue conocido como “La pronuncia” así le llamaban los campesinos. Cuando veían venir la tropa decían ahí viene “La Pronuncia”. Y los revolucionarios eran “los pronunciados”.
Después de una ausencia temporal este revolucionario atoyaquense volvió a la región al proclamarse el Plan del Veladero el 6 de mayo de 1926, por lo que participó en el ataque de Acapulco el 7 de mayo de ese mes y luego atacó Xaltianguis donde sus fuerzas colgaron al español Antonio Rubio.
El gobierno federal presidido por Plutarco Elías Calles, mandó al ministro de guerra y marina, Joaquín Amaro al estado de Guerrero para que sofocara el brote subversivo. El legendario general llegó al puerto de Acapulco el 14 de mayo, de donde ordenó al general Adrián Castrejón que fuera en persecución de los rebeldes hasta Atoyac. Castrejón se internó en la sierra con elementos del 80 batallón, subió por Tepetixtla en compañía de la coronela Amelia Robles. Hizo un recorrido por los pueblos de San Francisco del Tibor, San Vicente de Jesús y de Benítez, Río Santiago, Llanos de Santiago, San Andrés y el Rincón de Las Parotas. No encontró a “La Pronuncia”.
Uno de los combates que más se recuerdan de ésta época fue el de la cañada del Morenal, un paraje de la sierra muy cercano a Los Valles. Las tropas del Plan del Veladero encabezadas por el general Amadeo Vidales casi acabaron con un batallón de federales. Aquella batalla sangrienta del 28 de octubre de 1926 dejó muchos soldados muertos. Las aguas del arroyo del Morenal bajaban rojas, en su cauce quedaron muchos heridos que se desangraban, algunos se acercaban para tomar agua y ahí morían. Con el paso del tiempo y como testigo de aquella fecha quedó un conjunto de cruces esparcidas por el lugar.
Pablo Cabañas concurrió con Amadeo Vidales a la toma de San Jerónimo el 27 de noviembre de 1926, en cuya acción murió Ignacio Severiano, propietario de la hacienda la Tachuela. Luego de ser desalojados por las tropas de gobierno se remontaron a la sierra.
Después que los vidalistas fueron desalojados del cerro de El Fortín, se convirtieron en guerra de guerrillas. Por el rumbo de El Interior se movía un grupo de rebeldes encabezados por Pablo Cabañas Macedo que de vez en cuando se enfrentaba a tiros con soldados de la federación. Por San Francisco del Tibor se movía el guerrillero Francisco Vázquez y Gabino Navarrete Juárez no dejaba dormir a los guardias de la fábrica de Hilados y Tejidos de El Ticuí con hostigamiento permanente.
Después de estas andanzas en defensa del Plan del Veladero, el 20 de febrero de 1929 se presentaron en Atoyac, Pablo Cabañas, Pablo Herrera y  62 revolucionarios quienes entregaron 18 máuseres y 20 carabinas. Con la entrega de Cabañas y su gente se amnistiaron un total de 497 vidalistas que entregaron 385 armas de distintos calibres. Después de eso Pablo Cabañas se fue a vivir a la Ciudad de México.
Cabe mencionar que Pablo Cabañas junto a sus hermanos Pedro y Tiburcio se vieron forzados a sumarse a la revolución, luego de dar muerte a unos forajidos que en El Camarón se robaron a una de sus hermanas y mataron a cuchilladas su padre Doroteo Cabañas. Desde entonces los persiguió la justicia porfirista. Este acontecimiento provocó que surgiera el general revolucionario más consecuente que dio el municipio de Atoyac. Pablo Cabañas Macedo murió el 26 de diciembre de 1957 en la Ciudad de México donde está sepultado.




domingo, 8 de abril de 2018

General brigadier Pablo Cabañas Macedo I


Víctor Cardona Galindo
En 1911 fueron muchos los atoyaquenses que se enlistaron en las filas de la Revolución mexicana. Entre los maderistas más importantes se encontraban: Silvestre y Epifanio Mariscal González, Julián Radilla Hernández, Arnulfo Radilla Mariscal, Dimas Fierro, Silvestre Castro García, El Cirgüelo; Tomás Gómez Cisneros, Manuel Villegas, Alberto González Ayerdi, Canuto Reyes, Santiago y Fidel Nogueda Radilla, Pablo, Pedro y Tiburcio Cabañas Macedo, Gabino Navarrete Juárez y Julio Pérez.
El general Pablo Cabañas Macedo fue uno de los 
revolucionarios atoyaquenses más consecuentes, 
al morir Emiliano Zapata fue de los pocos que siguió
 luchando, junto a Jesús H. Salgado, por la causa agrarista.
Foto: Archivo Histórico Municipal.

Todos ellos comenzaron apoyando a Francisco I. Madero, pero después se definieron tres bandos: los blanquistas (encabezados por Julián Blanco), los mariscalistas (seguidores de Silvestre Mariscal) y los zapatistas encabezados en Guerrero por Jesús H. Salgado y en Atoyac por Pablo Cabañas Macedo quien fue el revolucionario costeño que nunca cambió de bandera, en algún momento de la historia apoyó a los mariscalistas porque estos prometieron sumarse al Plan de Ayala.
Según el cronista de San Jerónimo de Juárez Luis Hernández Lluch a mediados del siglo XIX la familia Cabañas ya radicaba en El Ticuí y Corral Falso en éste último pueblo vivían: Eusebio, Martín, Dolores, Tiburcio, Félix, Francisca, Crescencia y Doroteo Cabañas Calderón.
Doroteo casó en Atoyac de Álvarez con Filegonia Macedo Martínez y fueron padres de: Pablo, Pedro, Julián, Dámaso, Severiano, Tiburcio, Francisco, Feliciana, Elisea, Ramona, Nicolasa y Juana. Se sabe también que tuvieron un hijo adoptivo de nombre Crescencio Pastor. En segunda unión con una señora de apellido Bailón, Doroteo procreó a Francisco Cabañas Bailón de él fue descendiente Nicolás Cabañas Galeana hombre que en una época fue muy conocido y poderoso en San Jerónimo de Juárez.
Pedro Cabañas Macedo casó en Corral Falso con Pascuala Ocampo Ríos, de ellos nacieron Pascual, Luis y Bertoldo Cabañas Ocampo muy conocidos en la política local. Luis murió en La Pascua cuando el Ejército rescató de la guerrilla al senador Rubén Figueroa Figueroa el 8 de septiembre de 1974 y Bertoldo fue alcalde de Atoyac.  
Nuestro zapatista Pablo Cabañas Macedo nació en Atoyac de Álvarez, el 7 de junio de 1883, al año siguiente su padre sería uno de los capitanes que encabezaron la revuelta armada de 1884, cuando los hermanos Desiderio, Carlos y Rafael Pinzón, descendientes del insurgente Luis Pinzón, se levantaron en armas contra del gobernador Diego Álvarez Benítez.
Una vez indultadas estas fuerzas, el coronel Neri, recibió instrucciones de que los principales jefes rebeldes fueran hechos prisioneros y fusilados. Los detenidos custodiados por un batallón fueron llevados al paraje de Los Tres Brazos, donde fueron ejecutados. En el campo quedaron tirados los cadáveres de: Desiderio, Carlos y Rafael Pinzón. Con ellos murieron también J. Isabel Evangelista, Herculano Salinas y Abraham Radilla. “Este fue el pago que el gobierno dio por sus servicios prestados por mucho tiempo en defensa de la patria en vez del perdón por el error cometido”, concluye el cronista Wilfrido Fierro Armenta.
Esta rebelión cambió la composición de las comunidades de Atoyac, porque muchas de las tropas sublevadas ya no bajaron de la sierra, allá se quedaron a vivir, formando poblaciones como El Camarón y Los Valles, donde los campesinos arrendaban tierras a latifundistas como Octaviano Peralta.
Hablando de Pablo Cabañas, el cronista René García Galeana dice que: “El 1891 cuando había cumplido los ocho años de edad sus padres se trasladaron a la pequeña comunidad serrana de Los Valles, donde aprendió las primeras letras de un improvisado maestro del que no sabemos su nombre que le impartió clases particulares durante dos años. En 1893 la familia se regresó de nuevo para Atoyac inscribiéndolo en la Escuela Real, la única existente en esa época hasta terminar sus estudios en 1896, año en que se fueron a vivir a El Camarón donde empezó a ayudar a sus padres en la labores del campo, trasladándose en 1899 para San Vicente de Benítez donde la familia se estableció definitivamente”.
Pablo Cabañas Barrientos nos contó: “Doroteo Cabañas que vivía en Corral Falso se sumó a la lucha y  después de la muerte de los Pinzón, no pudo regresar a su pueblo y se quedó a vivir en El Camarón donde su familia creció. Pero un día unos gavilleros raptaron a Juana y el viejo Doroteo la quiso defender y lo asesinaron a puñaladas”.
El cronista René García Galeana identifica a Pablo Cabañas Macedo como uno de los 80 hombres que participaron junto a Silvestre Mariscal en la toma de Atoyac al iniciar la Revolución mexicana en la Costa Grande aquel 26 de abril de 1911. René considera que Silvestre Castro García El Cirgüelo y Pablo Cabañas Macedo representaron genuinamente el sentimiento de los hombres del campo de nuestra región que lucharon por un pedazo de tierra en la revolución social de 1910.
Después de la acción de Atoyac los acontecimientos se siguieron muy rápido. El 29 de abril los mariscalistas tomaron Tecpan de Galeana, donde Mariscal nombró a Manuel Sáyago como jefe militar y prefecto político, también impuso préstamos forzosos a los comerciantes. Cuando venían de regreso de Tecpan las fuerzas revolucionarias, el 30 de abril, se incorporó Julián Radilla con 150 hombres que había reunido en las rancherías de San Jerónimo y Atoyac.
Ya con 400 hombres armados, Mariscal, se propuso tomar el puerto de Acapulco y el primero de mayo, entró a Coyuca, donde se sumaron 200 maderistas encabezados por Pablo Vargas quienes ya habían tomado la fábrica de hilados y tejidos de Aguas Blancas y tenían asolados a los gobiernistas de los alrededores.
Hasta Coyuca también llegó Tomás Gómez Cisneros, quien junto a Pablo Vargas, decidió caminar rumbo a Dos Caminos para apoyar a Julián Blanco que pretendía tomar Chilpancingo.
En el camino a la ciudad más importante del estado, a Mariscal, se le fueron sumando pequeños contingentes, y cerca de Acapulco, el 2 de mayo, en Los Bajos de Ejido se incorporó Nemesio Guillén con 150 hombres. Ahí se prepararon los mil 300 hombres que ya eran, para comenzar el 5 de mayo el sitio a la ciudad. Nemesio Guillén instaló su cuartel en Pueblo Nuevo y su avanzada en Santa Cruz. Julián Radilla instaló su cuartel en La Sabana y sus vanguardias en la Garita e Icacos.
El 9 de mayo, el cónsul de Estados Unidos en Acapulco, Clement S. Edwards, visitó el campamento de Silvestre Mariscal para pedirle garantías para los residentes extranjeros en el puerto, el revolucionario atoyaquense le aseguró que ningún ciudadano de otra nacionalidad sería molestado.
Mariscal, reforzado por los maderistas de la Costa Chica, encabezados por Carlos Zenaido Guerrero, atacó al puerto de Acapulco el 10 de mayo de 1911, peleando y recibiendo los cañonazos del buque El Demócrata. En esta refriega fue destacada la participación de los tres Cabañas, Pedro, Pablo y Tiburcio. Los federales sufrieron 38 bajas y los revolucionarios más de 100, la mayoría de la Costa Chica, por un error que cometieron al tocar una diana que delató sus posiciones.
Después de este ataque las tropas revolucionarias regresaron a sus campamentos para mantener el sitio al puerto de Acapulco, pero una vez firmados los acuerdos de paz en Ciudad Juárez, Mariscal y los revolucionarios de la Costa Chica entraron al puerto de Acapulco en son de paz el 2 de junio de 1911.
Desde el primer día de sitio al puerto comenzaron las rivalidades entre los grupos de revolucionarios y, el 15 de julio, las fuerzas de la Costa Chica atacaron el cuartel de Mariscal, por un complot que urdieron Julián Blanco y Tomás Gómez. Antes ya las tropas revolucionarias de Pablo Vargas habían atacado al pasar por Coyuca a los mariscalistas atoyaquenses encabezados por Tiburcio Cabañas, cuando regresaban a su pueblo. De estos ataques Mariscal culpó a Blanco y a Tomás Gómez.
Después del ataque a su cuartel, el 16 de julio salieron hacia Atoyac las tropas de Mariscal y el 18 entraron a la ciudad que los recibió con un gran festejo. Las calles lucieron engalanadas con banderitas y arcos. La gente arrojaba flores al paso de los combatientes.
Wilfrido Fierro dice que las fuerzas de Manuel Centurión, Pantaleón Añorve, Tomás Gómez y Julián Blanco fueron azuzadas por la colonia española representada por Alzuyeta, Fernández, Quiroz y Cía, quienes odiaban a Mariscal por el saqueo de la fábrica de El Ticuí y deseaban eliminarlo enviándole una de sus columnas a atacarlo a su cuartel. Los comerciantes del puerto también influyeron para que, de inmediato, fueran licenciadas las tropas mariscalistas pues las consideraban un peligro para sus intereses.
Tal vez presintiendo una trampa de los españoles, Silvestre Mariscal no quiso licenciarse en Acapulco y pidió que vinieran hasta Atoyac, donde entregaría las armas. El 26 de junio llegó a nuestra ciudad Martín Vicario, Tomás Gómez y Julián Blanco, quienes fueron recibidos con ramilletes de flores que les obsequiaron señoritas de la población. “En el corredor de la escuela oficial, Mariscal presentó a su pueblo a los jefes Vicario, Blanco y Gómez que fueron recibidos con un estruendoso aplauso”.
Al día siguiente comenzó el licenciamiento de la tropa y el 28, en la tarde, terminó el reparto de dinero. Luego Mariscal los agasajó con una comida en su casa. Se supo que Blanco y Tomás Gómez  tenían miedo de venir a Atoyac por el fallido ataque al cuartel de Mariscal en Acapulco.
En ese tiempo el coronel Silvestre Mariscal González en agosto de 1911 le dio a Pablo Cabañas Macedo la categoría de capitán primero, rango que Heliodoro Castillo le reconoció al incorporarse a sus fuerzas.
Después del licenciamiento de una parte de la tropa mariscalista, Pablo Cabañas Macedo se dedicó a su vida privada y se entregó a las labores del campo hasta 1913. Viendo que las cosas el país continuaban igual y conociendo la existencia del Plan de Ayala abrazó esa causa. “Con un contingente de 97 sierreños regularmente armados –dice René García- se dirigió hasta el Cuartel General de la División Helidoro C. Castillo establecido en El Carrizalillo, en las entrañas de la Sierra Madre del Sur, donde al sumarse a sus filas le reconoció el grado de capitán, expidiéndole el de mayor con fecha 5 de enero del año de 1914, para que con los elementos que disponía y con los que reuniera posteriormente operara en el estado, dependiendo de la División Castillo”. 
A partir de esa fechas, nos comenta René, se desligó casi totalmente de sus compañeros de la Costa con los que participó en la primera etapa de la Revolución para concentrarse en la lucha en las montañas del sur, instalando campamentos guerrilleros en El Balsamar, El Paraíso y otros puntos, reportándose continuamente al cuartel general del zapatismo que estaba en Carrizalillo.
“De San Vicente y estos sitios estratégicos que conocía como la palma de su mano se desplazaba hacia la región Centro, Tierra Caliente, la Montaña y el estado de Morelos donde se relacionó con Zapata, Genovevo de la O, Magaña, Epigmenio Jiménez y otros jefes agraristas, distinguiéndose como uno de los revolucionarios atoyaquenses más auténticos de la Revolución”.
La historiografía de Guerrero recoge las andanzas Pablo Cabañas, cuando las fuerzas de Heliodoro Castillo atacaron Tepecuacuilco el 5 de enero de 1914 y comenzó a operar en la zona Centro. Aunque René García fecha su primer baño de sangre el 13 de enero de 1914 participando en la toma de la plaza de Chilapa de Álvarez Guerrero, combatiendo al lado de los jefes revolucionarios Encarnación Díaz, Sabás Crispín Galeana y Heliodoro Castillo.
En marzo, combatió en el paso del río Mexcala con fuerzas del teniente coronel A. Lecona, que originaron el sitio y toma de la capital del estado, guarnecida por la fuerzas federales de los generales Luis G. Cartón, Ponciano Benítez y Juan A. Poloney. Esta campaña que duró 13 días participó personalmente el Caudillo del Sur Emiliano Zapata.