Víctor Cardona Galindo
El Consejo de Autodefensa del Pueblo (CAP)
a nivel estatal estaba encabezado por Genaro
Vázquez Rojas, Antonio Sotelo Pérez, Ismael Bracho Campos, Pedro Contreras
Javier y Florencio Chacón. En Iguala la presidencia de dicho consejo
recayó en Elpidio Ocampo Mancilla; la secretaría general en Florencio Chacón;
comisión de finanzas, María Franco, Felipa Pérez y Esteban Salgado; comisión de
prensa, Adolfo Arroyo, Prudencio Casarrubias y Mateo Lagunas; comisión
política, Isaías Ocampo y Erasmo Delgado; comisión de acción campesina, Otilio
Mejía y Pedro García; comisión de acción obrera, Gregorio García y Filomeno
García; comisión de vivienda popular, Bertoldo Vázquez y Macario Carreón; y el
asesor jurídico fue Eugenio Zapata.
En 1966, durante la persecución estatal permanente contra los cívicos, el
27 de abril fue asesinado el campesino Pedro Cortés Bustos, originario de San
Luis Acatlán. El 22 de noviembre, Jesús Orduña e Isaías Ocampo fueron detenidos
en la Ciudad de México y traídos hasta la cárcel de Iguala, donde se le recluyó
con procesos inventados.
El
24 de julio de ese año, en Iguala, Genaro Vázquez se reunió con los
cívicos en la casa de Elpidio Ocampo Mancilla y de ahí partió a la Ciudad de
México porque la policía le pisaba los talones. Tres días después a las seis de
la tarde el 27 de julio de 1966, la casa de Elpidio fue rodeada por cientos de
policías para detener a todos los dirigentes, entre ellos el propio Elpidio y
Genaro. El comandante Mario González de los Santos gritaba que iba “por órdenes
de Abarca Alarcón para detener vivo o muerto a Genaro Vázquez”.
Entraron por la puerta mientras disparaban hacia todos lados y otros
empezaron a brincar por la barda al interior de la sastrería. La mayoría de los
presentes salieron ilesos, menos Delfino Ocampo, de 14 años, hijo de Elpidio. “Los policías irrumpieron en la
casa, disparando al interior y es ahí donde cayó muerto mi hermano y otras dos
personas salieron heridas”, narró Moisés Ocampo. Otros testimonios dicen que
ese día los judiciales también hirieron mortalmente a la niña Elvia Solorio, quien falleció después.
Elpidio fue detenido, aunque le concedieron permiso para asistir al sepelio de
su hijo.
Los judiciales que actuaron
en esa ocasión jamás mostraron orden de cateo o detención. Se vejó, golpeó y
encarceló en la prisión municipal a los cívicos y miembros del CAP de Iguala
Elpidio Ocampo Mancilla, Jesús Orduña Mejía, Raúl Hernández e Isaías Ocampo.
Además, la policía robó bienes propiedad de la familia Ocampo por valor de 24
mil pesos. Ante estos hechos, tras salir de la cárcel, Elpidio consideró que ya
no había condiciones para seguir viviendo en Iguala y se trasladó con sus hijos
y esposa a Atencingo Puebla.
El Consejo de Autodefensa
del Pueblo realizó grandes movilizaciones de protesta por la represión ejercida
en contra de sus militantes y llamó a preparar la huelga cívica popular
acordada el 23 de junio por la asamblea de los 16 pueblos del norte del estado.
En el mismo tenor, hizo un mitin el 7 de agosto frente al monumento a la Bandera Nacional en Iguala.
Este hecho marcó otra etapa
en la lucha, cuenta Antonio Sotelo: “Después de la vil agresión a la familia
Ocampo en Iguala, Genaro empezó el acopio de armas de todos los calibres y el
reclutamiento de elementos de otras partes de Guerrero, y estableció el cuartel
general en casa de su tío Constancio Rojas en Acapulco”.
El 2 de agosto de 1966,
junto con las firmas de José Bracho Campos, Roque Salgado y Pedro Contreras,
habían difundido un desplegado en contra del gobernador Raymundo Abarca
Alarcón, lo que para aquellos tiempos significaba un grito de guerra que podía
desembocar en la muerte o el encarcelamiento de los disidentes.
El 11 de noviembre de 1966,
Genaro Vázquez Rojas fue detenido por la policía del estado de Guerrero a las
puertas del local de la Central Campesina Independiente en la Ciudad de México.
El líder cívico fue conducido directamente a la cárcel de Iguala.
Después de la masacre
coprera del 20 de agosto de 1967 en Acapulco, el Consejo de Autodefensa del
Pueblo de Guerrero presentó su análisis el 24 de agosto y tomó posición. Exigió
la libertad de los presos políticos Genaro Vázquez, Antonio Sotelo, Pedro
Contreras y Fausto Ávila. Firmaban el comunicado Roque Salgado por la LARSEZ;
Donato Contreras por la Unión Libre de Asociaciones Copreras; Ismael Bracho por
la Unión de Cafeticultores; Elpidio Ocampo Mancilla por el Consejo de
Autodefensa de Iguala; Magdaleno Pino por el Consejo de Autodefensa de Atoyac;
Pablo Orbe por el Consejo de Autodefensa de Tecpan, y varios más.
Un mes después de que Lucio
Cabañas se remontara a la sierra, Genaro Vázquez -que estaba preso en Iguala-
decide también integrar su primer comando armado con “Roque Salgado Ochoa, José
Bracho Campos, Donato Contreras Javier y su hermano Pedro Contreras Javier,
Filiberto Solís Morales -cuñado de Genaro-, Abelardo Velázquez Cabañas y Prudencio
Casarrubias. Escogieron para campamento de entrenamiento la huerta de café de
la familia Contreras de San Vicente de Benítez, en la sierra de Atoyac. Se
hacían pasar como peones para la limpia de dicha huerta, siendo comisionado
Roque como primer responsable y Bracho como segundo” comenta Arturo Miranda Ramírez en su libro La violación de los derechos humanos en el estado de
Guerrero durante la “Guerra Sucia”; una herida no restañada. Genaro sugirió que integraran también al
comando a Ceferino Contreras Ventura, padre de Donato y Pedro, por su
experiencia y resistencia como trabajador del campo.
El 22 de abril de 1968, a
las 11 de la mañana, el primer comando armado de la Asociación Cívica
Guerrerense liberó a Genaro Vázquez Rojas cuando, fingiendo un dolor de muelas,
era trasladado de la cárcel municipal de Iguala al centro de salud, custodiado
por tres policías. El comando estaba integrado por el jefe Roque Salgado Ochoa,
José Bracho, Filiberto Solís Morales, Abelardo Velázquez Cabañas, Ceferino
Contreras Ventura y sus hijos Donato y Pedro.
“Este grupo, que llamábamos
Comando Armado Vicente Guerrero, fue preparado para rescatar a sangre y fuego a
Genaro de las garras del estado. Genaro planeó la estratagema siguiente: fingir
un dolor de muela para que lo trasladaran a una clínica dental que se
encontraba a unos 200 metros de la cárcel. El primer intento no dio resultado
porque muchos niños que salían de la escuela Herlinda García estuvieron en
peligro de perder sus vidas” escribió Antonio Sotelo.
La segunda vez, “cuando la
policía conducía al compañero Genaro, el comandante Roque Salgado le marcó el
alto y le ordenó que dejaran en libertad al reo, pero la policía en forma
imprudente empezó a disparar contra los cívicos; el comando armado contestó el
fuego y se trabó un tiroteo”, dice Sotelo.
Las cosas estuvieron así: “a
las 10 y media de la mañana Vázquez Rojas salió de la prisión custodiado por el
sargento de la policía urbana Librado Mendoza Espino y el policía José
Rodríguez Flores, así como el agente de la judicial Maclovio Salgado Ocampo quienes fueron encargados de
llevarlo al centro de salud. El enfrentamiento con la policía duró unos siete
minutos”, dice la crónica de Orlando Ortiz, Genaro Vázquez, en Antologías
temáticas II, editorial Diógenes.
El grupo, ya con Genaro,
huyó en un automóvil a toda velocidad. Dos secciones del 49 Batallón de
Infantería al mando del mayor Ángel Román León Pérez los persiguieron. Pero en
el puente que se encuentra en la prolongación de las calles de Álvarez sólo
hallaron un auto modelo 1963, marca Ford Galaxie, placas 70-70-B, azul oscuro,
abandonado por los flamantes guerrilleros que huyeron a caballo por la orilla
del río hasta llegar a la colonia Guadalupe y de ahí tomaron el camino a Huamaxtla.
En su huida, los cívicos
cayeron en una emboscada que les tendieron los militares del 49 Batallón
Infantería y se dio un sangriento enfrentamiento, el primero de la nueva
guerrilla guerrerense.
En el tiroteo con militares,
que tuvo lugar en Icatepec, Ceferino Contreras fue herido por un balazo que
rebotó de una piedra y prácticamente le hizo pedazos la rodilla. Donato se
quedó cuidándolo y lo cubrió con piedras para que no lo encontraran. Más tarde
los soldados dieron con el herido y después de ser detenido en la cárcel le
sacaron las esquirlas de bala que tenía en la rodilla. El enfrentamiento
comenzó a las tres de la tarde y duró horas; ya estaba oscuro cuando todavía se
escuchaban los disparos de los soldados.
El resultado final del
rescate de Genaro fueron dos cívicos muertos, Filiberto Solís y Roque Salgado;
dos heridos, Ceferino y José Bracho. Por parte del gobierno, dos policías
murieron y no se supo el número de bajas por parte del ejército. Con los
cívicos iban dos arrieros a quienes les habían rentado unos caballos; uno de
ellos, Erasmo Delgado Salgado, también perdió la vida en el enfrentamiento, y
al otro se lo llevaron detenido los soldados.
Genaro Vázquez, José Bracho
-que iba herido-, Pedro Contreras, Abelardo Velázquez y Donato Contreras
lograron escapar al cerco militar por caminos diferentes. A los pocos días se
reencontraron en la sierra de Atoyac, en el punto conocido como El Triángulo.
Es allí donde se realizó la reunión de fundación de lo que se denominaría en
adelante Asociación Cívica Nacional Revolucionaria (ACNR).
El 19 de noviembre de 1971
un comando de la ACNR secuestró a Jaime Castrejón Díez, rector de la
Universidad Autónoma de Guerrero y gerente de la Coca Cola. Como rescate, la
organización exigió la excarcelación de presos políticos y dinero en efectivo.
Para esas fechas era gobernador Israel Nogueda Otero. Como logro del secuestro,
el 27 de diciembre de 1971 fueron excarcelados y enviados a Cuba Mario Renato
Menéndez Rodríguez, Demóstenes Onofre Valdovinos, Florentino Jaimes Hernández,
María Concepción Solís Morales, Santos Méndez Bailón, Rafael Olea Castaneira,
Ismael Bracho Campos, Antonio Sotelo Pérez y Ceferino Contreras Ventura. En
diciembre de 1971, la ACNR liberó al rector y cobró el dinero del rescate.
El 30 de enero de 1972,
agentes de la Dirección General de Investigaciones para la Prevención de la
Delincuencia llegaron hasta el hogar de Elpidio Ocampo Mancilla, en Atencingo,
Puebla, lo detuvieron y lo desaparecieron. Nunca más regresó a su casa. Desde
entonces su hijo, Moisés Ocampo Delgado, dirigente del Movimiento Urbano
Popular de Iguala (MUPI) y profesor de la escuela preparatoria 32, lo busca.
De acuerdo a los testimonios
de los familiares ese día llegaron cerca de 15 vehículos con alrededor de 30
agentes judiciales vestidos de civil y fuertemente armados; llevaban detenidos
a Jorge Mota González y Fausto Ávila Juárez quienes iban brutalmente golpeados, ellos fueron testigos de cómo
torturaron a Elpidio Ocampo en las instalaciones de la Dirección General de
Policía, en Tlaxcoaque, Distrito Federal.
El mismo día que detuvieron
a Elpidio también cayó en manos de la policía Consuelo Solís Morales, esposa de
Genaro Vázquez, junto con otros miembros de la ACNR, quienes fueron llevados
primero a los separos de Tlaxcoaque y posteriormente al Campo Militar Número
Uno. En los dos lugares, los detenidos fueron torturados. Luego todos fueron
puestos en libertad salvo Ocampo, quien hasta la fecha está desaparecido. Su
esposa, Reyna Delgado Moreno, recorrió varias corporaciones policiacas en el
Distrito Federal, Puebla, Chilpancingo y Atoyac. También visitó el Campo
Militar Número Uno y nada.
A
los pocos días Genaro Vázquez Rojas murió en un accidente automovilístico, a
las 2:55 horas del 2 de febrero de 1972, en el kilómetro 226 de la carretera
México-Morelia. Tenía 35 años de edad.
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