Víctor Cardona Galindo
En la
década de los cuarenta estuvo de moda la orquesta Los Hermanos Chino, de
Espinalillo municipio de Coyuca Benítez, amenizaba los grandes eventos de la
región y en Atoyac crecían las orquestas auspiciadas por los maestros de música
y solfeo de la Misión Cultural instalada en la fábrica de El Ticuí. Las
misiones culturales fueron una de las instituciones impulsadas por el
cardenismo, todavía hasta nuestros días sobrevive una misión cultural el Corral
Falso.
Por las
pugnas entre los grupos políticos, en el lustro de 1940 a 1945, Atoyac estrenó
10 presidentes municipales, prácticamente dos por año. Si no era cabildazo era
cuartelazo pero nadie terminaba su periodo constitucional. Eran los tiempos en
que las esposas de los alcaldes, regidores y funcionarios, les pasaban a dejar
el bastimento, cuando iban a lavar al río, y a la hora de la comida todos los
integrantes de la comuna comían juntos atrás del Palacio Municipal donde había
una chimenea con leña para calentar la comida.
Lamentablemente
no hay mucho en el Archivo Histórico Municipal que nos dé luz sobre lo que acontecía
en 1940. Los documentos que existen de 1941 a 1944 se circunscriben a la
llegada de los maestros rurales y a la persecución de los criminales y bandidos
que era tarea permanente de la guardia rural, casi todos los pueblos grandes
tenían un pelotón.
A falta de
documentación oficial, en nuestro archivo, es la Monografía de Atoyac de nuestro cronista por excelencia Wilfrido
Fierro Armenta donde podemos abrevar los datos que nos permiten la
reconstrucción de lo acontecido aquellos días. Fierro Armenta fue de los
primeros reporteros que existieron en esta localidad.
En ese
lustro la fábrica de hilados y tejidos Progreso del Sur Ticuí logró exportar
telas a Europa, principalmente a la Gran Bretaña, donde le compraban manta
rustica para limpiar los cañones de los tanques de guerra que se estaban
utilizando en los frentes de batalla de la Segunda Guerra Mundial. Una figura
preponderante de ese tiempo fue el gerente de la cooperativa Enedino Ríos
Radilla, quien invertía parte de las utilidades de la venta de manta en obras
públicas de beneficio social y utilizó la planta de energía eléctrica de ese
emporio para dar luz a la comunidad, por eso el 20 de noviembre de 1940 se inauguró
el embanquetado del Zócalo de El Ticuí y las instalaciones de la escuela
primaria Valentín Gómez Farías, con dos turnos escolares, el matutino que estaba
dirigido por la profesora Rosa Solís y el vespertino por Francisco Ramírez
padre del compositor y cantor guerrerense José Agustín Ramírez.
La fábrica
contó también con una Escuela de la Capacitación Agrícola,
que estuvo a cargo del ingeniero Agrónomo Ernesto Martínez, una Misión Cultural
donde Fernando Miranda daba clases de música, Melesio García de agricultura,
Ausencio González de cultura física, Carlota Gallardo de enfermería y Evodia
Munguía de economía doméstica.
En
1941 los censos registraban mil 295 hectáreas de café y la superficie de ese
cultivo crecía a cada momento. Muchos jóvenes campesinos se subieron a vivir
con todo y familia a la serranía junto a la parcela donde fincaban sus huertas,
al principio fue de mucho sufrimiento porque comían lo que la naturaleza les
daba. Ese año fue el último en que las langostas invadieron los sembrados de
maíz y las nacientes plantaciones de coco. Esa plaga llegó de Sudamérica en grandes
poblaciones y para acabar con las crías los campesinos hacían zanjas, los
arreaban y los tapaban con tierra. En El Llano de la Mezas, antes de llegar a Ixtla,
por el camino viejo que conectaba con Atoyac había infinidad de chapules
pequeños. Tal vez la plaga encontró ahí el lugar ideal para incubar su
descendencia. El gobierno los comenzó fumigar con un poderoso insecticida y los
desterró de los sembrados. Esos chapules se comían hasta las palapas verdes de
las palmeras de coco.
El 29 de abril 1941, se registró un sangriento
enfrentamiento a tiros entre las familias Mesino y Reyes a consecuencia de la
muerte de un perro. Los hechos tuvieron lugar en la avenida Emilio Carranza, en
la que resultaron muertos Catarino Mesino y su sobrino Juan del mismo apellido,
así como los hermanos Ambrosio y Enrique Reyes y herido gravemente Sixto Reyes.
La gente acusó a Toribio Gómez, el hombre fuerte de la sierra, de apoyar a los
Reyes y se desató un conflicto que duró más de una década con su respetiva
cuota de muertos por ambos bandos.
De
esos hechos Miguel Hipólito compuso un corrido: “Al pueblo en general /yo les
vengo a noticiar /las desgracias que pasaron /en el pueblo de Atoyac. Por la
calle derecha /sucedieron las matanzas /por esa entrada de la sierra /calle de
Emilio Carranza”.
Llegaba la energía eléctrica a la ciudad de Atoyac,
el 7 de mayo a las siete y media de la mañana se puso en marcha un nuevo dínamo
de energía eléctrica. Fue instalado en la casa del industrial Luis Urioste
donde hoy se localiza la casa Galeana. El primero en recibir el servicio de
energía eléctrica fue el mismo señor Urioste y la utilizó para mover su fábrica
de aceite y jabón, así como el alumbrado de su tienda comercial ubicada al lado
norte del Jardín Morelos.
La ciudad se modernizaba, crecían las refresquerías
y fábricas de limonadas. El 20 de octubre de 1941 el síndico Darío Pinzón Ramos
concedió el permiso para que el comerciante Wilfrido Fierro Armenta construyera,
al lado poniente y sur del Jardín Morelos, un puesto comercial de siete metros
y medio de largo por tres metros y medio de ancho, para una refresquería. El
contrato fue por cinco años, pagando 10 pesos mensuales. Wilfrido Fierro
bautizó su refresquería como El Trópico tal vez porque en ese tiempo nuestro
mejor cronista era corresponsal del diario con el mismo nombre que se editaba
en el puerto de Acapulco.
En 1942, durante la
actuación del alcalde Gregorio Sarabia, al ser demolido un antiguo puesto de
refrescos, se construyeron con material de concreto las refresquerías: El
Trópico y La Marina, la primera propiedad de Wilfrido Fierro Armenta y la
segunda de José Esteves Galeana. Después Manuel Galeana Franco construyó La
Flor de Atoyac.
En
1942, siendo presidente municipal Simón Martínez, el regidor de educación
Enedino Ríos Radilla puso mucho interés en mejorar la pista de aterrizaje de El
Ticuí, ampliándola y estableciendo un servicio de avionetas que utilizaban para
asuntos de la fabricad de hilados y tejidos que para ese tiempo era trabajada
por la cooperativa David Flores Reynada. De hecho Enedino Ríos años más tarde
moriría en un accidente de avioneta.
En 1942, Francisco V. Ramos era el comandante de la
reserva en San Vicente de Benítez y Pablo Olea García mandaba el pelotón ubicado
en Zacualpan. Se cometían muchos delitos y el famoso ladrón Luis Reynada, Luisillo, se fugó de la cárcel junto con
Emilio Pino y Onésimo Gómez, era buscado por las autoridades. Se decía que este
delincuente tenía pacto con “El Amigo” nombre con el que se refieren los
lugareños a El Diablo. El 2 de septiembre Francisco Radilla estaba preso
acusado de robar manta a la Sociedad Cooperativa David Flores Reynada. En esos
días Goben L. Flores asesinó a la jovencita Julia López, porque no se dejó
robar, como testigo del crimen fue citada ante el juez de primera instancia de
Atoyac la señora Tirsa Rendón sobreviviente de la tragedia de la isla de
Clipperton. En esos días era común el rapto de mujeres jóvenes y si no se
dejaban robar eran asesinadas o arrastradas por todo el playón del río, donde
acudían todos los días a traer agua; este es el tema de las novelas: Virgen y Viuda de Simón Hipólito Castro
y Agustina de Salvador Téllez Farías,
estos dos escritores fueron testigos en su niñez de tan abominables acciones.
No se
terminaban limar asperezas de la revolución pasada. Todavía el 16 de enero de
1942, Jesús Buendía Ramírez presidente municipal de San Jerónimo de Juárez
envió un oficio al alcalde de Atoyac para pedirle informes sobre los desmanes
cometidos por el ex delahuertista Rosalío Radilla, pues la señora María de la O,
del puerto de Acapulco, lo señalaba como el asesino material de Juan R.
Escudero. De la muerte de Amadeo Vidales nada se dijo cuando Asunción Radilla
salió libre pocos años después de cometido el crimen.
En 1942 la cabecera tenía siete mil habitantes y los
padres de familia de la escuela Juan Álvarez estaban inconformes porque el
patio de ese plantel se rentaba para las funciones de cine. El público
utilizaba el escusado de la escuela para hacer sus necesidades y lo dejaban en
estado deplorable. El Cabildo tuvo que intervenir para resolver el problema.
En una reunión los maestros pidieron que ya no se
realizaran ahí las funciones de cine y que se construyera una cancha y un
teatro escolar. Esas fechas junto con el Día de las Madres, el Día del Niño
también era importante el Día del Soldado, las tres celebraciones figuraban en
el calendario escolar y las escuelas acudían a realizar homenajes al cuartel.
En 1942 cuando fue presidente municipal Genaro
Reyes, Ignacio Fierro Fernández era director de la primaria de El Ticuí, había
escuelas en La Soledad, Boca de Arroyo y San Vicente de Benítez, la escuela
oficial aparecía con el nombre de Juan N. Álvarez. Como presidente del sector
magisterial fungía el profesor Jesús Guerrero Torres y los maestros se
organizaban para visitar a las comunidades de San Jerónimo y Atoyac “atendiendo
sus necesidades de organización social y económica… Con el firme propósito, en
parte, de combatir las enfermedades endémicas que diezman a los poblados sin
medios de contar con elementos capaces de resolver una situación crítica”, dice
un oficio fechado el 20 de enero de 1942, dirigido al presidente municipal y
firmado por el profesor Jesús Guerrero Torres, en el que se solicita una caja
de quinina y jeringas para inyecciones.
El profesor Rafael Anorve Reyes llegaba, el 2 de
febrero de 1942, para hacerse cargo de la escuela rural de San Vicente de
Benítez, a los pocos días fue herido con arma blanca por un celoso Maclovio
Ventura Salgado quien fue detenido y puesto a disposición ante el juez de
Tecpan de Galeana. Mientras los maestros eran la sensación, los padres se
negaban a mandar a sus hijos a la escuela porque preferían llevarlos a trabajar
a las huertas de café en crecimiento. Adrián Q. Bello protestaba, el 20 de
abril, porque su hijo Constancio Bello Solís fue azotado en público,
vergonzosamente, por el profesor Jesús Guerrero en la escuela Juan Álvarez.
En honor a los maestros, que en los años cuarenta,
dejaron a sus familias y amores para emprender la aventura educativa en pueblos
remotos, el escritor guerrerense Juan R. Campuzano escribió la novela Sombra Intima que narra la experiencia
de un maestro en la comunidad de Espinalillo municipio de Coyuca de Benítez.
Muchos
profesores fueron asesinados, como
ocurrió el 22 de junio por la mañana cuando el maestro de música Felipe
Patricio fue ultimado por el homicida Carlos Nájera. El maestro había fundado
en 1932 la Orquesta Hermanos Patricio.
En
Cacalutla no terminaba la cuestión, el 6 de mayo de 1942, Agustín Zequeida, El Negro Zequeida” emboscó a Agripino
Cortés, cuando en compañía de militares acudió a ver a unos terrenos que
alegaba eran de su propiedad. Ahí murieron Agripino Cortés y Asunción Radilla el
asesino del general Amadeo Vidales. En la refriega hubo también varios
militares heridos. Con esto se acabó la estirpe de los Cortés, porque los
sobrevivientes se cambiaron el apellido y desde entonces la familia Zequeida
viviría a salto de mata.
Entre la poca prensa que llegaba a nuestra ciudad,
estaban algunos periódicos y revistas que hablaban de la Segunda Guerra Mundial
y como nuestro país entró al conflicto bélico, corrían numerosos rumores, tanto
que algunos jóvenes en edad de realizar su servicio militar se abstuvieron de
hacerlo.
Por eso el general Miguel Badillo en un oficio
dirigido al presidente municipal Genaro Reyes, el 8 de septiembre de 1942, negaba
que los conscriptos serían enviados fuera del país. “Como estas versiones son
falsas y tendenciosas, se servirá usted hacer de conocimiento público que los
ciudadanos de la conscripción, como la misma ley instituye, se destinarán
exclusivamente a servir dentro del territorio nacional”.
El primero de noviembre a las nueve de la mañana fue
asesinado el ex presidente municipal Juan Laurel Ruíz, se dirigía a El Ciruelar
por el camino viejo y al llegar a Zapotitlán fue emboscado, con él se estaba
yendo una primera generación de revolucionarios que militaron a favor de la
causa de Francisco I. Madero.
Ya para 1943 el maestro Isidoro Meza encabezaba una
célula del Partido Comunista en la cabecera municipal de Atoyac. Luego por
motivos de su actividad política el profesor Meza sería asesinado en Acapulco.
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