Víctor Cardona Galindo
En 1940 se desató un conflicto entre familias
del Filo Mayor, es un proceso conocido como La Guerra de los Chiveros, porque
dejó muchos muertos. Como por coincidencia ese año comenzó el saqueo de los recursos forestales. Comenzaba
el repunte del café, porque durante la feria de Semana Santa los pueblos de la
sierra quedaban vacíos, toda la gente bajaban a la cabecera municipal para
surtirse de abarrotes, comestibles y herramientas para cultivar la tierra.
Se
fundaba aquí la Compañía Minera Los Tres Brazos para explotar el tungsteno que
está en las entrañas de la azul montaña. Un obrero tejedor de la fábrica de hilados y
tejidos de El Ticuí ganaba por ocho horas de trabajo 14 pesos semanales, era novedad,
y durante los días de paga se
instalaba un gran tianguis al frente de la fábrica, donde se compraba todo lo
necesario para la subsistencia. Según los registros, 1940 fue el
año menos lluvioso de siglo pasado y la plaga de los chapules acababan con los
sembrados de parte baja del municipio generando falta de los granos básicos.
Aun así, todo era esperanza porque las fuentes de riqueza, la fábrica y la
tierra, estaban en manos quien las trabajaba.
Se
abrieron escuelas en las comunidades más importantes del municipio. Los de
aquella generación recuerdan que entre el Palacio Municipal y la escuela
primaria Juan Álvarez había un cuarto que funcionaba como cárcel y cuando
salían los niños a jugar iban a ver a los presos, porque la barda del
Ayuntamiento era la misma con la de la escuela. En 1940 se inició la construcción del templo
evangélico El Buen Pastor en la calle Hidalgo, el primero en su género en
Atoyac.
En la
década de los cuarenta se vieron las primeras avionetas cruzar el cielo y los
primeros campos aéreos en muchos poblados de la sierra. Había vuelos que
conectaban a las poblaciones de Costa Chica y Costa Grande con Acapulco y
Zihuatanejo. Se establecieron rutas para ir a la Ciudad de México, Uruapan y
Morelia.
Todavía
se podían ver en la ciudad las casas con claraboyas, eran las huellas que había
dejado la revolución, había muchos hombres armados con pistola, machete o puñal
que con gabán al hombro, siempre andaban dispuestos para quien les diera el
gusto. En este contexto emergió fuerte la figura de Toribio Gómez Pino, fue el
encargado de perseguir a los enemigos del reparto agrario, pero también fue el
encargado de limpiar la región de todos aquellos ex revolucionarios que nadie
controlaba y se paseaban por los pueblos armados haciendo desmanes. Además se
encargó de la persecución de bandidos como El
Garrobo de San Vicente de Benítez y de la banda de Los Chiveros que asolaba
el Filo Mayor. La presencia de Toribio Gómez fue importante en esos tiempos en
que agraristas y comerciantes se disputaban el Ayuntamiento.
En el periodo de 1939-1940
asumió la alcaldía Efrén Reyes
Girón, quien duró en el puesto menos de un año porque, el 18 de
septiembre de 1939, fue asesinado accidentalmente en el poblado de Alcholoa, por el comandante
de la Policía Urbana Juan Cabañas. Su cadáver fue traído a esta población en
donde fue sepultado, y quedó en su lugar Rosendo Nogueda, quien tomó posesión al día
siguiente, este también fue sustituido por Antonio Ayerdi Nogueda antiguo
miembro del extinto Partido Socialista, quien tampoco logró concluir el periodo
constitucional porque fue remplazado
Francisco Chávez Zeferino. Después del suceso trágico, en que murió el
presidente municipal, el agrarista Regino Rosales de la Rosa ocupó
la comandancia de la policía, ya grande este hombre moriría en la masacre de
campesinos, el 18 de mayo de 1967, perpetrada por el gobierno de Raymundo
Abarca Alarcón.
Es a finales de 1939 cuando
se comenzaron a organizar las fuerzas políticas al interior del nuevo Partido
de la Revolución Mexicana (PRM) que sustituyó al Partido Nacional
Revolucionario (PNR), éste siendo el partido oficial postuló Manuel Ávila
Camacho con el apoyo del presidente Lázaro Cárdenas del Río.
Pero no fue candidato único, el 25 de julio de
1939, el general Juan Andrew Almazán lanzó su candidatura presidencial, dando
lugar a la formación del Partido Revolucionario de Unidad Popular (PRUN), el
cual fue una organización que conglomeró los intereses de muchos grupos, que se
unieron con el único propósito de oponerse al partido oficial.
El PRUN aglutinó a los disidentes del PRM, del
Partido Acción Nacional, creado el 19 de septiembre de 1939; del Partido
Antirreeleccionista y del Partido Laborista, a viejos revolucionarios de
diferentes facciones inconformes con el sistema, había sindicalistas que antes pertenecieron
a la CTM, trabajadores del petróleo, ferrocarrileros, universitarios,
la Asociación Católica de la Juventud Mexicana (ACJM), la Confederación
Nacional de Estudiantes, entre otras importantes organizaciones
anticardenistas.
Con el lema “Libertad y orden”, Almazán agrupó los
intereses de grandes sectores de la población mexicana, en su mítines recordaba
su lucha al lado de Emiliano Zapata e identificaba sus ideales con el Caudillo
del Sur y empleándolo como símbolo del mestizo y del indio pobre que luchó por ser dueño de una
parcela. El discurso de Almazán era a todas luces incongruente porque lo
apoyaron muchas organizaciones de derecha que se habían opuesto al reparto de
las tierras.
Cárdenas en un principio no vio
en Almazán una verdadera amenaza, pronto la campaña tuvo dimensiones
inesperadas y su popularidad creció de manera impresionante. Cuando llegó el
día de la jornada electoral, a pesar de las promesas de Lázaro Cárdenas de
unas elecciones democráticas y ordenadas, hubo muchas actividades fraudulentas.
En algunos lugares llegaron hombres armados con ametralladoras Thompson para
amedrentar a los votantes y en muchas casillas se presentaron pandillas disparando
contra las filas de votantes. En otros casos se robaron las urnas para cambiar
las boletas por otras a favor del candidato oficial.
El resultado fue por demás increíble únicamente el 5.72
por ciento fue para Almazán y la aplastante mayoría, el 93.89 por ciento de los
votos, para Ávila Camacho. Cuando aquel 15 de agosto de 1940 el cómputo
oficial anunció la victoria de Ávila Camacho por abrumadora mayoría,
los almazanistas proclamaron el fraude y anunciaron que estaban listos para
levantarse en armas. Sin embargo el levantamiento no llegó a concretarse a
pesar de que ya había bandas en todo el país dispuestas a combatir en contra
del gobierno sobre todos aquellas ligadas a la derecha.
En
Atoyac Almazán, que en los tiempos de la revolución anduvo por aquí, tuvo
muchos seguidores, se hablaba de un fuerte desembarco de armas en Zihuatanejo. En
diversas partes de la sierra había gavillas dispuestas a tomar las armas en
contra del gobierno. Don
Inés Galeana Dionisio recordó que 300 hombres se enlistaron, en 1939, en espera
de las órdenes de Juan Andrew Almazán para tomar las armas.
Entre las personalidades que lo apoyaban estaban
Antonio Díaz Soto y Gama, varios hijos de Zapata, Luis Díaz Morones y el
talamonte Melchor Ortega. Como se ve confluyeron líderes de izquierda,
sindicalistas y empresarios creando una candidatura multicolor. En esa elección
también se renovarían las diputaciones federales y las senadurías. El diputado Feliciano Radilla Ruíz fue elegido
como candidato a senador por el partido oficial, escaño que no logró porque fue
asesinado.
Dice
Wilfrido Fierro que según
el Diario Oficial con fecha del 4 de
enero de 1940, se hace “la dotación de ejidos a la Unidad Agraria de la Zona
Cafetalera que comprenden 21 comunidades de la sierra de Atoyac.
El general Cárdenas dijo a Feliciano Radilla “el día que se
publique el decreto, los terratenientes te van a sentenciar a muerte”. En
efecto el gobernador Alberto F. Berber, “opuesto al cardenismo, al reiniciar la
represión anticampesina comienza por mandar asesinarlo en la misma capital del
estado el 8 de febrero de 1940. Al autor material del atentado, Antonio
Nogueda, lo ascienden a mayor del ejército y posteriormente le otorgan el cargo
de jefe de la policía judicial de Morelos”, registra Francisco Gómezjara.
Los campesinos ya tenían su tierra y los restos del líder
agrarista fueron traslados en avión hasta la comunidad de El Ticuí y después
del velorio fue sepultado en el panteón de Corralfalso al sur de su natal Boca
de Arroyo. “Él no necesitó mucho, sólo dos metros de tierra en el panteón”,
dirían los que deseaban su muerte.
Días después el 15 de febrero de 1940 se les dio posesión
definitiva a las 21 comunidades y se les entregaron los certificados de derechos agrarios. Don
Isaías Gómez recuerda que el ejido de El Cacao se fundó en los terrenos de don
Justo Pérez y tomó una parte de la huerta del alemán Herman Ludwig en cuya
finca habían sido peones algunos de los nuevos ejidatarios.
La fábrica trabajaba a toda su capacidad, el
comercio creía y muchos llegaban a buscar fortuna. El gobierno cobraba buenos
impuestos, por eso el subrecaudador de rentas de esta ciudad Enrique Villalva fue
asesinado, el 18 de febrero, en el camino hacia Tecpan de Galeana, por un grupo
de individuos encabezados por Alberto Radilla, La Pimienta. El funcionario se dirigía a dejar los fondos
recaudados cuando fue bajado del camión en el que viajaba a la altura de
Corralfalso. Los bandidos se llevaron el dinero.
En
octubre de 1940 cuando se vivían los mejores tiempos se la fábrica, se editó el
periódico El Costeño cuyo director
fue Rómulo Alvarado, “teniendo como colaboradores a los profesores
Marcelo Jiménez, Benjamín Oropeza y Sirenio Vargas. El periódico de referencia
circuló seis meses”, dice el cronista Wilfrido Fierro.
Al
venirse nuevamente la elección de gobernador se comenzaron a mover las piezas. Como
comenté en la entrega anterior, el 15 de noviembre de 1940, el teniente coronel
Raymundo Cacho Peña comandante del 59 Batallón de Reserva destituyó el Ayuntamiento
Constitucional que encabezaba Rosendo Nogueda y en su lugar colocó a Antonio
Ayerdi. La fuerza federal destacamentada en este lugar, acatando órdenes del
gobernador del estado Alberto F. Berber, rodeó el Palacio Municipal y obligó al
alcalde a renunciar. El primer mandatario de la entidad deseaba tener
incondicionales en los Ayuntamientos para poder imponer como candidato al
gobierno del estado a su medio hermano Francisco S. Carreto.
El
mismo día Gregorio Sarabia presidente del comisariado ejidal de El Humo, en un
telegrama enviado al presidente la República, protestaba contra el gobernador
del estado Alberto F. Berber quien estaba deponiendo los Ayuntamientos que no
le eran afines. A la protesta de Sarabia se sumaron otros comisariados ejidales
del municipio.
Viejos
reservistas como Toribio Gómez participaron en esa deposición, informaba al
secretario de Gobernación, el 3 de diciembre del 1940, el profesor Graciano
Sánchez presidente del Confederación Nacional Campesina. Aquí Toribio Gómez y
Mónico Aquino eran partidarios de Berber y se encargaron de hacer la labor para
dividir al campesinado de la región, tenían de su parte a los agricultores de
la zona cafetalera, mientras en el bajo el candidato fuerte era Rafael Catalán
Calvo.
El gobernador Berber
maniobró para que el Congreso del Estado nulificara el registro de Catalán
Calvo, entonces su candidato ganó la elección y el Congreso del Estado declaró
gobernador electo a Francisco S. Carreto, el 12 de febrero de 1941, pero sólo unos
días después el Congreso de la Unión declaró
la desaparición de poderes en estado. Uno de los autores de la
destitución del gobernador Berber fue el senador agrarista Nabor Ojeda
Caballero compañero de Feliciano Radilla Ruíz. Entonces el Congreso de la Unión
nombró a Carlos F. Carranco Cardoso como gobernador sustituto, quien llamó a
nuevas elecciones donde se registró como candidato único Rafael Catalán Calvo
para el periodo 1941-1945 a quien se le recuerda como un buen gobernador, fue
el periodo cuando más tierras se repartieron a los campesinos y se impulsó la
educación en todo el estado.
Aquí
en 1941 asumió la presidencia municipal Gregorio Sarabia Barrientos, líder agrario de la comunidad de El Humo, quien
luego fue sustituido por Simón Martínez Abarca. Finalmente en 1942 tomó el
cargo de presidente municipal el fundador del desaparecido Partido Socialista,
Genaro Reyes, él concluyó el periodo que correspondía a Gregorio Sarabia.
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