Víctor Cardona Galindo
La noche del 26 de abril de 1911, los revolucionarios maderistas
encabezados por el profesor Silvestre Mariscal González al grito de “Viva
Madero” a sangre y fuego tomaron la ciudad de Atoyac. Luego de someter al
piquete de soldados porfiristas que estaban destacamentados en este lugar
quedaron dueños de la plaza, porque el presidente municipal Julián Mesino y su
policía urbana se echó a huir al monte abandonando el Ayuntamiento. Luego los
maderistas impusieron como alcalde a Inés Mariscal Dionisio.
Julio
Ríos Villegas fue presidente municipal de Atoyac por el Partido Socialista de Guerrero en 1933. Foto: Cortesía de la familia. |
En los últimos años del porfiriato Inés D. Mariscal, Canuto Reyes, la
familia Pino González, Alberto González y Julián Mesino controlaban la
administración municipal, únicamente dieron oportunidad a Manuel Bello en 1903
y a Gonzalo García en 1908.
Al presidente Julián Mesino le tocaron las
fiestas del primer centenario de nuestra Independencia, por tal motivo inauguró
un segundo salón de la Escuela Real, obra que fue construida por su
administración. También circuló con alambre de púas del jardín Morelos (Hoy
plaza Morelos). En esas fechas a iniciativa del comerciante Gonzalo García se
organizó la Banda del Pueblo y su director fue don Rafael Flores.
Pasada las fiestas de 1910, Julián Mesino fue sustituido por Canuto
Reyes, pero de nuevo el primero de enero de 1911 estaba de regreso en la
alcaldía, hasta el 26 de abril que por temor a los revolucionarios dejó el
cargo para ya no volver.
Wilfrido Fierro Armenta en su Monografía
de Atoyac consigna que en el primer ataque de los revolucionarios a esta
ciudad, murieron Gonzalo García y su cuñada Rosa Muñiz, asesinados por Félix
Serafín El Chacape, un rebelde mariscalista, a quien García cuando fue presidente
municipal, había amarrado y expuesto en el Zócalo, bajo los rayos del sol. En
ese tiempo los alcaldes solían castigar a los presos comunes encadenándolos en
un árbol de mango que había en la plaza. No había cárcel municipal.
Al tener el control del lugar, los revolucionarios comenzaron el saqueo
y la venganza, unos querían abrir la tesorería del Ayuntamiento para llevarse
los fondos, otros se fueron a las oficinas de correos para llevarse lo que
había, otros más atracaron la tienda comercial del Alberto González. Mientras El Chacape con sus compañeros de San
Martín de las flores buscaron a Gonzalo García en su casa para ajustar cuentas,
cuando lo encontraron su hermosa cuñada lo abrazó para evitar que lo mataran,
sin embargo no hubo piedad. Entre tiros y machetazos murió el influyente
Gonzalo García y también Rosa Muñiz.
Canuto Reyes, Alberto González y Gonzalo García formaban parte del grupo
dominante de Atoyac. Canuto Reyes fue presidente municipal cuatro veces,
Alberto González y Gonzalo García una vez. Los tres controlaban el comercio
local.
En 1908 durante
la gestión del alcalde Gonzalo García se instalaron las bancas de fierro en el
zócalo de la ciudad y se construyó un nuevo kiosco con madera de la región.
Dice Wilfrido: “Esta obra en su mayoría fue hecha con el
trabajo personal de los presos, lo que ocasionó un odio hacia él”. Unos de los logros de los alcaldes porfiristas fue que en
1900 quedó abierto el camino de carretas de Acapulco-Atoyac y el servicio
telefónico en 1907. Aunque también hubo medidas arbitrarias y antipopulares
como aquella dictada por Canuto Reyes en 1909, quien ordenó el cobro de
la contribución personal de 25 pesos a los jóvenes, y el que se negaba a pagar
era perseguido por las autoridades, por eso muchos jóvenes se escondieron en la
sierra y solamente bajaron cuando estalló la revolución.
Década de los treinta
Unos
de los periodos qué más da de que hablar en la historia de nuestra matria, es
la década de los treinta, cuando dos primos hermanos controlaban la política
local y al mismo tiempo se odiaban a muerte, ellos eran Obdulio Ludwig Reynada
del Partido Nacional Revolucionario y David Flores Reynada del Partido
Socialista de Guerrero.
Obdulio
Ludwig Reynada era hijo del alemán Herman Wolff Ludwig quien desde que llegó a
nuestra ciudad ejerció como médico y se incorporó a la revolución maderista
bajo las órdenes de Silvestre Mariscal de cuyas tropas fue cirujano. Terminada
la revolución se instaló en su finca de Los Tres Pasos, donde explotaba una
mina de oro. Estaba casado con Elidia Reynada, ella tenía dos hijas: Modesta y
María. Un día unos facinerosos se robaron a María y la familia la rescató a
punta de bala. Eran los tiempos del vidalismo, por eso la familia Ludwig
Reynada abandonó la sierra y se instaló en la calle Allende junto a la casa del
doctor Silvestre Hernández Fierro, El
doctor Chico. Don Herman puso ahí su consultorio, la tía Rosita Santiago
Galindo fue su cocinera y le hacía “dos tortillitas gorditas que se las comía
con caldito de pata de cuche. Era
flaquito güerito con el cabello colorado”, así lo recuerda la tía Rosita.
Los
que lo conocieron comentan que fabricaba
unas ampolletas de hígado. A los pobres no les cobraba la consulta ni la
medicina que el mismo preparaba aprovechando sus conocimientos de química. Don
Herman murió en 1939, de su unión con doña
Elidia nacieron: Obdulio, Elisa, Gustavo, Sofía, Aurora, Crisóforo (Cheniño) y Herman que fue el más chico.
Una de las primeras regidoras que tuvo el municipio de
Atoyac fue doña Yolanda Ludwig hija de Obdulio Ludwig y Antonia Nogueda hermana
de Canuto Nogueda Radilla. Cuenta la leyenda que al abandonar Los Tres Pasos
don Herman dejó enterradas siete ollas con centenarios de oro y tapó muy bien
la boca de la mina para que nadie la encontrara. El maestro guerrillero Lucio
Cabañas Barrientos la buscó para explotarla en beneficio de los campesinos pero
nunca la encontró.
Obdulio
Ludwig Reynada, era hombre de armas, pues muchas veces se anotó como voluntario
para combatir a favor del gobierno, fue fundador del Partido Pro Atoyac que es
el principal antecedente del Partido Revolucionario Institucional en el
municipio, parece que el mismo Ejército lo asesinó para justificar una
represión selectiva contra los agraristas. La tía Rosita guarda en su memoria que
lo mataron, el 31 de marzo de 1934, como a las siete de la noche en su farmacia
El perpetuo socorro, que estaba ubicada en la calle principal donde ahora está
el sitio de taxis Álvarez y donde ahora funciona una tienda de abarrotes.
Estaba platicando con don Eduardo y Blum que se hospedaban con él. Eduardo
estaba sentado arriba del mostrador. Llegaron unos individuos y dispararon
contra ellos, mataron a Obdulio y a Eduardo y quedó herido de una mano Blum. A
los pocos días el gobierno fusiló a su primo y principal contrincante político
David Flores Reynada.
Por su
parte David Flores Reynada era hijo del profesor Espiridión Flores quien fue
alcalde de Atoyac en 1920. David fue un líder socialista consumado,
simpatizante de las ideas de Juan R. Escudero, fue varias veces secretario del
Ayuntamiento, fundó el 17 de agosto
de 1922 el Comité Ejecutivo Agrario que encabezó Manuel Téllez Castro y él fungió
como secretario. Ese día con la presencia de los líderes agraristas de la
sierra cafetalera se fundó la Liga de Campesinos de Atoyac. Luego David también
fundaría el Partido Socialista en Atoyac auspiciado a
nivel estatal por el general Adrián Castrejón. Flores
Reynada fue un pionero de la izquierda atoyaquense, además de ser uno de los
promotores del sindicato de la fábrica de hilados y tejidos Progreso del Sur
Ticuí que más tarde se llamaría “Felipe Carrillo Puerto”.
En 1934, llegó a la presidencia
municipal por Partido Nacional Revolucionario (PNR) Antonio Rosas Abarca miembro
de la reacción de Atoyac y un gran orador. Como alcalde le tocó recibir al
candidato a la presidencia de la república Lázaro Cárdenas del Río cuando
estuvo de visita en este lugar.
Cuando tomó las riendas
del Ayuntamiento Antonio Rosas Abarca, fungía como jefe del sector militar el coronel
Francisco Hernández Domínguez, quien tenía a su cargo 32 Batallón de Infantería
y la consigna de pacificar la región a como diera lugar.
Dice
Wilfrido Fierro Armenta que Rosas Abarca al iniciar su administración encausó
obras materiales, empezó por hacerle algunas modificaciones al viejo Palacio
Municipal. Levantó paredes, cambió puertas y pisos, instaló el asta bandera;
demolió el kiosco que había construido Gonzalo García en 1908, proyectaba hacer
un nuevo kiosco pero no lo logró porque los acontecimientos políticos se lo
impidieron.
Los bandos políticos
que encabezaban Obdulio Ludwig Reynada y su primo David Flores Reynada, cada
día acrecentaban su odio. Era lamentable el panorama, sobre todo cuando los mismos
primos hermanos se odiaban a muerte, creando una situación caótica. Los
partidarios de uno y otro bando con frecuencia se casaban con las armas, y bajo
este método cayeron inmolados Sinecio Barrientos, Juan Zamora, Valentín Fierro,
Antonio Hernández, Epigmenio Flores, Alejandro Mejía, El Pizarrín y otros más del bando socialista.
Así también fue
asaltado y asesinado en su tienda Obdulio Ludwig Reynada y su socio el alemán
Eduardo Wingerber y herido de un brazo el agente viajero el también alemán
Guillermo Blum. Los hechos fueron a las ocho de la noche del 31 de marzo de
1934. Esa misma noche, Sábado de Gloria por cierto, simultáneamente fueron
balaceadas las casas Herman Ludwig y la del alcalde Antonio Rosas Abarca. Las
fuerzas federales al mando del coronel Francisco Hernández Domínguez, salieron
al instante a perseguir a los criminales y haciendo fuego a los sospechosos que
encontraban asesinaron a Sabino Martínez e hirieron a Alberto Martínez y José
Epitacio Girón.
La
muerte de Obdulio Ludwig trajo como consecuencia una ola de terror en todo el
municipio, porque al día siguiente los militares aprehendieron y fusilaron a
personas inocentes en el playón del río, entre los Arenales y San Jerónimo. También
fueron detenidos e incomunicados los principales dirigentes del Partido
socialista a quienes acusaron del asesinato de Ludwig. Entre los detenidos
estaban: Silvestre Hernández Pino, Genaro y Román Reyes, Antonio Ayerdi
Nogueda, Manuel Ríos y sus hijos Juan y
Julio Ríos.
Señala Wilfrido que Juan
Ríos Arroyo escapó de ser pasado por las armas debido a que en una ocasión
salvó la vida a Raymundo Rosas Abarca, hermano del presidente Municipal, cuando
era perseguido por los federales y policías a raíz de que Antonio Rosas Abarca
y Obdulio R. Ludwig, habían asesinado a un sargento del ejército. A los demás
reos no se les encontró culpabilidad en las investigaciones y fueron liberados.
El 7 de abril de 1934
por la mañana, las fuerzas federales del 32 Batallón de Infantería y la policía
urbana al mando del comandante Alfonso Cedeño sitiaron y tirotearon la casa del
líder agrarista Pedro Clavel y Castro, desde el interior y con heroica valentía
el líder campesino contestó el fuego. Al querer introducirse por unas de las
ventanas a la casa murió Apolinar Radilla. Clavel estuvo a punto de matar al general Othón León Lobato, Jefe de
Operaciones Militares en el Estado, cuando cruzaba la avenida capitán Emilio
Carranza (hoy avenida Juan Álvarez).
El general León Lobato llegó
a esta población para investigar los sucesos sangrientos, acompañado del
Procurador General de Justicia del estado Trinidad Mastache y del Juez de
Primera Instancia de Tecpan Virgilio Zárate.
Después de combatir
tres horas y una vez que se le agotó el parque, los atacantes entraron a la
habitación y asesinaron a Clavel. Su cadáver fue trasladado al corredor del
Palacio Municipal, donde fue exhibido como un trofeo de la tropa y después fue
entregado a sus familiares para su sepultura. Dos días después era traído
prisionero desde el puerto de Acapulco el líder agrarista y socialista David
Flores Reynada, acusado de ser el autor intelectual de los hechos ocurridos el
Sábado de Gloria.
David fue fusilado por
el mayor José Díaz, en el llano de El Ticuí, la madrugada del día 9 de abril,
por instrucciones del general Othón León Lobato y el 11 del mismo mes era
pasado por las armas el señor Apolinar Pino, mientras los demás líderes del
movimiento agrarista y socialista huían de Atoyac perseguidos por la bota
militar.
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