Víctor
Cardona Galindo
Santiago
Apóstol además de ser el patrón de España es, quizá, el Santo más venerado en
México y América Latina. En nuestro estado la Unidad Regional de Culturas
Populares tiene registradas 55 celebraciones importantes, principalmente en la
Costa Chica y la región de la Montaña, hay además celebraciones menores en todo
Guerrero como las que se dan en diversas colonias de Acapulco. En Atoyac Santiaguito, desde hace 10 años, recorre
las calles de la cabecera municipal, aunque la fiesta más importante se realiza
en la comunidad serrana de Río Santiago.
El señor Santiago caminando por la calle Galeana
en la
cabecera municipal de Atoyac. Esta es
una tradición apenas inició hace 10 años.
Foto: Cortesía de Félix Rea Salgado.
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Ésta es
una veneración heredada desde el proceso de colonización y evangelización que
se realizó durante la conquista española. Durante ese tiempo se impusieron
imágenes de santos de piel blanca, barbados y vestidos al estilo europeo, que
vinieron a sustituir a los ídolos de piedra que representaban a los dioses nativos.
Desde
hace 500 años Santiago Apóstol está con nosotros. Se habla de milagros patentes
como el que ocurrió el Oxtotitlán Guerrero en 1947, cuando el señor Santiago
paró con su presencia la matanza de reses que realizaba el gobierno federal
para acabar con la fiebre aftosa del ganado. Es que Santiaguito intercede ante el Creador a favor de los afligidos
humanos.
En
algunos lugares de la Costa Chica, durante las celebraciones, se colocan palos
encebados, se organizan carreras de caballo para ver que jinete es más diestro
para arrancarle la cabeza a un gato, gallo o pato. En Atoyac ya quedaron en el
recuerdo las carretas de cinta que se realizaban en calle Álvaro Obregón y las
importantes cabalgatas que llenaban de colorido la ciudad cada 25 de julio. La
verdad es que las carreras de Santiago se han perdido en toda la costa como nos
recuerda Graciela Guinto en su novela Sangre
Bronca donde dice que en Coyuca de Benítez también han
muerto algunas costumbres: las carreras del señor Santiago, las obras clásicas
teatrales, La Danza de los Moros, los Doce Pares de Francia, la danza El
Cortés, los festivales con sus reinas y las mojigangas del carnaval.
Wilfrido
Fierro Armenta nos recuerda que al Apóstol Santiago se le festejaba en Atoyac
cada 25 de julio desde épocas remotas. Los rancheros del lugar montaban sus
mejores caballos que sacaban a lucir recorriendo las principales calles de la
población, organizaban carreras de apuestas en donde incluían el gasto de la
parranda, terminando el juego al oscurecer. En algunas ocasiones se registraron
accidentes por caídas ya que algunos jinetes gustaban correr aparejados y en
estado de ebriedad.
En
nuestros días, con recrudecimiento de la violencia, el fervor en torno al Apóstol
Santiago está creciendo, cada vez más devotos católicos se acercan para pedirle
favores. La imagen del Santo se pasea por las calles de Atoyac, la gente lo
sigue bajo los rayos del sol de julio llevando en sus manos globos y flores
bailando al son de diversas danzas.
“Ahí viene Santiaguito”,
gritan las señoras que esperan en la entrada del puente que comunica a El
Ticuí, cuando escuchan a los lejos los cohetes. Es que un cohete marca el
inicio de la procesión y de ahí se vienen tirando los cohetes por todo el
camino. Esta es una tradición que comienza el primero de julio, mes en que el
Señor Santiago visita 25 hogares. En la casa donde lo reciben organizan la
fiesta, hay pozole o tamaliza.
Cuando la imagen recorre las calles de la ciudad el
tráfico se detiene. Al frente viene un estandarte blanco con las iniciales del
Apóstol Santiago y una Cruz. El olor a copal lo impregna todo y Los Chinelos de Isacc
Rendón Reyes, El Chaka, danzan al frente
al ritmo de la banda de viento, un momento después se escucha la música de la
danza de Los Diablos, todos siguen bailando al avanzar, llevan globos,
gladiolas y rosas. El pueblo devoto de Atoyac va atrás de las imágenes de la
fe. En la calle Juan Álvarez Santiaguito
se levanta por encima de la multitud cortando con su espada el humo del copal
que lo envuelve y purifica el ambiente.
Cuando los misioneros españoles llegaron a esta demarcación
al primer pueblo que bautizaron le pusieron Santiago. Cuando
el 25 de febrero de 1581 el alcalde mayor Hernando de Vascones envió al Virrey Lorenzo
Suárez de Mendoza la relación de la provincia de Zacatula sólo había en lo que
ahora es el municipio de Atoyac ocho pueblos: Chiantepec Cacalutla, Mexcaltepec
Cacahuatlán, Atoyac, Santiago, Cacahuapisca y Zintapala. Más tarde 33 años después, en un documento de 1614, Santiago
se distinguía entre otros asentamientos de indios como Mexcaltepec,
Cacahuatlán, Cacahuapisca y Tlacolulco. En 1920 en la sierra existían las
siguientes comunidades con representación municipal: Río Santiago, Santiago,
San Juan, Agua Fría, Santo Domingo, Ocotal, La Florida, San Andrés, San
Francisco, La Felicidad, El Limón, Los Valles y Mexcaltepec. En nuestros días
existen tres comunidades con ese nombre, Santiago de la Unión, Los Llanos de
Santiago y Río Santiago.
El Señor
Santiago está muy arraigado en las creencias de nuestra tierra, por ejemplo
nuestros abuelos nos dijeron que la Vía Láctea es el polvo que levantó el
caballo del Señor Santiago al correr por el cielo. En Los Valles se tenía la
costumbre que para el 24 de julio debería estar limpia la milpa, de lo contrario
el Señor Santiago, le echaría el caballo a pastar y el maíz se tornaría
amarillo y no daría ni morquites.
Esta
vez subimos con Wilibaldo Rojas Arellano a los festejos del Señor Santiago a
Río Santiago. Wili recuerda: “En los
años setentas, cuando vivíamos en Las Delicias, en la sierra, cerca de El
Paraíso, en la víspera de Señor Santiago, muy temprano, mi mamá nos mandaba a
la milpa a poner cruces de palma vendita. Nos decía a mí y a mis hermanos
menores, póngalas en la orilla, para que con las cruces el viento que provocara
la visita del Señor Santiago no tumbara la milpa. Ahora sé que las cruces las hacen manos artesanas de los
hermanos de La Montaña, y que en Semana Santa, en sus visitas a la parroquia de
El Paraíso, el padre les echaba agua vendita. También recuerdo que en el pueblo
se realizaba un rosario, en honor al Señor Santiago, al que asistía la mayoría
de las señoras, también niñas y niños, y algunos señores”.
En la
parte serrana de Atoyac, en la ruta Atoyac-El Paraíso, a 20 kilómetros de la
cabecera municipal, se encuentra la comunidad de Rio Santiago. Dice Wilibaldo
Rojas que antes le llamaban Rio de Santiago, pero por los celos de los pueblos
y los cacicazgos que todavía no se acaban. Los vecinos de Rio Santiago, se
molestaban si le decían Rio de Santiago, corregían a las personas, diciéndoles
se llama Rio Santiago.
“Hace
como dos lustros –comenta Wilibaldo- me invitaron a la fiesta del Señor
Santiago. Me dijeron puede llevar lo que usted, guste, se me ocurrió llevar una
cubierta de machete, una reata con su gamarra con freno. Llegué contento con
mis regalos, los entregue a la profesora Juanita Guzmán Reina, que anunciaba
las carreras y los presentes que recibía. Mencionó las cositas que llevé,
enseguida anuncio fuertes cantidades de dinero, de mil, mil quinientos, hasta
tres mil pesos, me quede sorprendido. Desconocía el movimiento, era la primera
vez que asistía. Por fin salió la carrera de caballos, mi segunda sorpresa fue,
que el jinete ganador, sería el que le arrancara la cabeza a un pato que estaba
colgado amarrado de una reata al centro de la calle donde pasaban a gran
velocidad los jinetes con sus caballos. Por cierto estamos hablando de la calle
principal, que en ese tiempo no estaba pavimentada. Cuando me retiré, le dije
al amigo Rodrigo Montaño, que no me había gustado ver cómo le arrancaban la cabeza
al pato, contestándome: Sí, ya nos han dicho que lo quitemos, para el año ya no
lo vamos a poner”.
“Al
paso de los años volví a la fiesta, y efectivamente ya no había pato, Rodrigo
Montaño uno de los organizadores de la fiesta patronal, había cumplido con su
palabra. Pero en esta ocasión nada más observé de la carretera, porque iba a
visitar a la mujer que me echó al mundo, a la señora Fortina Rojas Arellano. La
carrera esperada, era la de una yegua pinta que competiría con un caballo, no
recuerdo el color. La yegua resulto ser muy veloz, como dice el corrido: Sólo
alas le hicieron falta para volar por el viento, dejó más de 10 metros al potro”.
“En el
año de 2011, me invito el compa Feliciado Navarrete Llanes, Chanito, me encontré con varios amigos y
con gusto nos echamos unas cervezas. Recuerdo que vinieron de varias
comunidades con sus caballos: La Remonta, San Vicente de Jesús, Zacualpan,
Santiago de la Unión y Los Llanos de Santiago, que son vecinos de Rio Santiago.
En esa ocasión fui con Rogelio Ortega Martínez y su esposa Rosa Ícela Ojeda
Rivera y más familiares. Le apostamos a un caballo de San Vicente de Jesús,
pero perdimos”.
“El
año pasado, me llevé una sorpresa desagradable. Contentos y listos
estábamos para observar la carrera,
cuando al salir del partidero, vimos que el jinete que montaba una yegua
colorada, le dio un cabezazo y lo descontó, el chavo no cayó porque lo habían
amarrado, así se lo llevó el animal colgando hasta llegar a la meta. Todos nos
alarmamos. La gente corrió a ver, como sucede en esos casos, hay muchas
opiniones y todos quieren mandar. La chamacada se arremolinó en torno al
herido, les decían que se alejaran, para que entrara el aire y el lesionado
pudiera respirar, no entendían, hasta que Carmelita de Jesús Márquez los
retiro. Para de malas, no había en la bola ni médico ni enfermera, pasaron
varios minutos y nada, hasta que por fin llego un paramédico, que dio los
primeros auxilios, recomendó acostar al chavo en una tabla, con mucho cuidado
lo subieron a una camioneta y lo trasladaron a Atoyac”.
“En
los festejos de este mes y año, en el jaripeo pasó algo chistoso, entró al
ruedo un burro, de carga pero sin silla repara. El burro canelo propiedad del
compa Chanito, que corriendo fue a traer
a su casa. Cuando presentó el burro, se veía flaco y con el espinazo
pronunciado, un chamaco como de 10 años, que vestía un suéter café y pantalón colorado
le montó al burro costilludo. Le aguantó los tres reparos. El burro hizo un
descanso, y volvió a zarandearse, a los cinco
reparos el chavo ya estaba en el suelo. Esto fue un verdadero espectáculo, que
arrancó muchos aplausos del público presente”.
Nuestro
amigo Wilibaldo comenta que en años pasados Chanito
Navarrete Llanes, era el animador oficial en las fiestas del Señor Santiago, “pero
no sé qué paso el año pasado y la fiesta de este 25, fueron otros los
animadores, parece que los jóvenes lo van desplazando”.
La
celebración de Santiago Apóstol en Río Santiago dura cinco días, comienza con
una procesión que parte de la comunidad de Llanos de Santiago el 24 de julio a
las cuatro de la tarde. Después de caminar como cuatro kilómetros llega a la
parroquia donde se realiza la velada y las celebraciones religiosas. Luego se
desarrolla una verbena popular donde se queman juegos pirotécnicos y se corona
la reina de las fiestas, este año el cargo recayó en Areli Jazmín Romero Reyes
que salió electa entre tres finalistas; participaron en una pasarela donde demostraron
su desenvoltura y facilidad de palabra. Los comerciantes locales patrocinaron a
las concursantes y les dieron regalos.
La del
Señor Santiago es una fiesta muy concurrida llegan gente de muchos lados, hay
jaripeo, carreras de caballos, peleas de gallos y un baile en el centro de la
comunidad, este año estuvo amenizado por el grupo La Promesa.
Nau
Juárez nos informó que el 23 julio la imagen del Santo Patrón se lleva a velar
a la capilla de los Llanos de Santiago, y de allá a las cuatro de la tarde, del
24, parte procesión con música de la banda de viento y rezos católicos. Durante
la preparación de la fiesta se realiza una colecta entre los vecinos, éste año
fue de 200 pesos por familia. Los festejos los organizó el Comité
Proconstrucción de la parroquia cuyo presidente es Homero Chávez García, el
tesorero Santiago Guzmán Pastor y el secretario Nau Juárez Martínez.
La
imagen grande que está en el altar de la parroquia no se mueve porque es de
cemento y pesa mucho. Hay una imagen pequeña de fibra de vidrio, es la que
realiza el recorrido por la comunidad. En esta edición número 76 de la fiesta,
por primera vez las autoridades locales le entraron al festejo, el presidente
municipal Dámaso Pérez Organes les apoyó con 28 mil 500 pesos que sirvieron
para la comida, para pagar el grupo musical y los juegos pirotécnicos. Esta vez
se hicieron mil 76 tamales con los que le dieron de comer a unas 700 personas
que asistieron a la misa el 25 de julio. En esta celebración estuvo presente el
alcalde. Mientras se desarrollaba el jaripeo se dejó caer un chaparrón
acompañado por una tormenta eléctrica, aun así continuó la fiesta con mucho
ánimo.
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