sábado, 14 de noviembre de 2015

21 años de la Organización Campesina de la Sierra del Sur (OCSS), vigésima parte.


Víctor Cardona Galindo
De los 53 servidores públicos, entre policías, agentes del Ministerio Público, peritos y funcionarios de nivel medio del gobierno del estado que fueron consignados por su responsabilidad en la masacre de 17 campesinos o en el desvío de las investigaciones, sólo estuvieron en prisión cuatro funcionarios y 28 policías motorizados. Según diversos testimonios los policías que aparecen disparando en el video no pisaron la cárcel.
Fueron procesados por abuso de autoridad, homicidio y lesiones, el director operativo de la Policía del Estado, Manuel Moreno González y 28 policías, entre ellos los comandantes Lorenzo Roque Cortés y Francisco Sandoval Medina. Dos motorizados más Fidel Apolonio Ceferino y Policarpo Mendoza Tenorio no fueron aprehendidos.
Mientras tanto, por homicidio, lesiones, ejercicio indebido y abandono del servicio público e hipótesis de ocultar información de la que tenga conocimiento, fueron procesados el primer subprocurador, Rodolfo Sotomayor Espino; el director general de Gobernación, Esteban Mendoza Ramos; el delegado de Gobernación en la Costa Grande, Gustavo Martínez Galeana y, de nuevo Manuel Moreno González.
Carlos Mesino Mesino al micrófono, Hilario Mesino 
Acosta y Rocío Mesino Mesino, durante el mitin del 
44 aniversario de la masacre del 18 de mayo de 1967, 
en esta fecha pero del 2011. Foto: Víctor Cardona Galindo.

Asimismo, sólo por ejercicio indebido y abandono del servicio público fueron procesados el subsecretario de Protección y Tránsito, Rosendo Armijo de los Santos; el agente del Ministerio Público, Adrián Vega Cornejo; la agente determinadora del Ministerio Público, Francisca Flores Rizo; el agente del Ministerio Público, Elías Reachi Sandoval; el delegado regional de la Procuraduría, Javier Reyes Grande; el agente del Ministerio Público comisionado, José María Alcaraz López; los agentes auxiliares del Ministerio Público, Gildardo López Reyes, Jorge Rafael López Serrano y José Antonio Clavel Díaz, y el jefe del departamento de servicios periciales, Francisco de Paula Ricart Álvarez, así como cinco peritos más, dos agentes de gobernación y la directora de averiguaciones previas Blanca María del Rocío Estrada.
También hubo orden de aprehensión en contra del agente de Gobernación, Armando Nieto Espita, por homicidio, lesiones y abuso de autoridad, pero no hay información de que lo hayan aprehendido. Todos relacionados con la causa penal 3-2/996 que se abrió en el Tercer Juzgado de Primera Instancia del Ramo Penal de Acapulco.
Pronto el 12 de julio de 1996 quedó en libertad Gustavo Martínez Galeana, el delegado de gobernación que grabó el video de la matanza. Luego que fue amparado contra el auto de formal prisión, el juez Adolfo Van Meeter Roque, lo absolvió por los delitos de homicidio y lesiones, y sólo fue procesado por ejercicio indebido del servicio público, por eso pudo salir de la cárcel bajo fianza. Cinco meses después el 16 de diciembre de 1996 el juez dictó auto de libertad  a la agente del Ministerio Público de Coyuca de Benítez, Francisca Flores Rizo, al agente de gobernación Olimpo Soberanis Méndez y al perito Alfonso Alonso Piedra, por falta de elementos para procesar.
El viernes 11 de julio de 1997 el juez dictó la mayoría de las sentencias. “El ex director de Gobernación, Esteban Mendoza Ramos y el ex director operativo de la Policía Motorizada, Manuel Moreno González, fueron condenados a 26 años y 6 meses de prisión y 28 ex policías a 24 años, como responsables de homicidio de 17 campesinos en el vado de Aguas Blancas, de lesiones a 20, así como de los delitos de abuso de autoridad y ejercicio indebido del servicio público”, nos recuerda Maribel Gutiérrez.
El ex subsecretario de Protección y Transito, Rosendo Armijo de los Santos, fue sentenciado a cinco años de prisión por el ejercicio indebido y abandono del servicio público. Los peritos de la Procuraduría General de Justicia del Estado: Gonzalo Barrera Abarca, Rafaela Cruz Suástegui, Juan Olea Ventura, Carlos Gruintal Santos y el agente de Gobernación que grabó el video Gustavo Martínez Galeana fueron considerados culpables de ejercicio indebido del servicio público en la hipótesis de ocultar información y condenados a tres años y tres meses de prisión. El ex agente de Gobernación estatal, Ramiro Orlando Soberanis Moreno, fue sentenciado a 8 meses de cárcel, por falsedad de declaraciones ante la autoridad.
El ex fiscal especial Adrián Venga Cornejo y el agente auxiliar del Ministerio Público, José Antonio Clavel Díaz, no fueron encontrados culpables del ejercicio indebido del servicio público del que los acusó la fiscalía, por ello el juez ordenó su inmediata libertad.
Los policías motorizados se inconformaron con las sentencias y amenazaron con decir toda la verdad si no los sacaban de inmediato, denunciaron que los abogados, que les puso el gobierno del estado, “estaban manejados desde arriba”, y que todo estaba manipulado, por el gobierno que no los había dejado poner sus defensores particulares.
El ex policía Hermilo Tacuba Alonso dijo: “No sabemos hasta dónde quiere llegar el gobierno con nosotros. El gobierno sabe quiénes fueron los culpables, y él es el que nos metió a nosotros en esto. No nos tomaron la prueba de Harrison, nada más nos dijeron tú y tú te vas. Algunos no estuvieron en el lugar de los hechos, y muchos sí estuvieron. El gobierno siempre pensó que esto era fácil, a nosotros siempre nos trató de lavar el coco, de engañarnos”, se lee en el libro Violencia en Guerrero.
Las nuevas declaraciones de los policías, que no fueron tomadas en cuenta, coincidían con los primeros testimonios de los sobrevivientes. Los motorizados dijeron que “cuando los encarcelaron les prometieron que sólo estarían en prisión hasta diciembre de 1995, ‘sólo cinco o seis meses’, ‘solo para taparle el ojo al macho’, y les pidieron que lo tomaran ‘como un servicio’”.
El 13 de junio de 1997, en la cárcel de Acapulco, mediante un vocero diez de los policías afirmaron “que en la operación policiaca del 28 de junio de 1995 para detener a un contingente de la Organización Campesina de la Sierra del Sur que se dirigía a una manifestación a Atoyac, participaron 480 efectivos de la policía motorizada, antimotines y judicial del estado, y no sólo 30 de la motorizada como dice en todos los expedientes oficiales”.
“Para ser más específicos eran 30 comandantes con 10 elementos bajo su mando cada uno, 7 grupos de policías judiciales y 2 camiones con antimotines, incluso un helicóptero que llegó después del accidente de donde bajaron Héctor Vicario Castrejón, Rubén Robles Catalán y Rosendo Armijo de los Santos”. Y se reafirmó que fueron elementos de la policía motorizada los que comenzaron a disparar.
Afirmaron que “el entonces subsecretario de Protección y Tránsito del Estado, Rosendo Armijo de los Santos, habló directamente con ellos para hacerles la propuesta, ‘por órdenes del gobernador Rubén Figueroa’ para que aceptaran declararse culpables: ‘Nos metieron a un cuarto, y luego llegó Rosendo Armijo, y nos dijo que nos iba a presentar como culpables a los diez, por órdenes de arriba, porque era necesario proteger a los meros meros”.
“Que nos iban a tratar bien en el Cereso, que nos iban a dar casa, apoyos económicos, becas para nuestros familiares y que en diciembre de 1995 a más tardar estaríamos liberados, que lo tomáramos como un servicios”. Ninguna promesa se cumplió. Por el contrario, en enero de 1996 fueron encarcelados 18 motorizados más, a quienes el gobierno de Figueroa hizo ofrecimientos similares, y dicen que tampoco son los que dispararon contra los campesinos”.
Los abogados de los policías argumentaron que algunos de los que estuvieron en la matanza de Aguas Blancas días antes habían participado en el enfrentamiento ocurrido, el 8 de junio de 1995, con presuntos narcotraficantes en Real de Guadalupe, en la sierra de Vallecitos, municipio de José Azueta, donde murieron cuatro policías y tres presuntos delincuentes.
El 26 de noviembre de 1997, el Tribunal Superior de Justicia del Estado redujo la condena fijada por el juez de 24 a 18 años de prisión para los 28 policías y de 26 años y medio a 19 años para dos ex funcionarios del gobierno del estado. Asimismo que “no ha lugar” a condenar a ninguno de los sentenciados al pago de la reparación del daño a los deudos de los 17 campesinos asesinados el 28 de junio de 1995 y a 20 campesinos heridos, porque “en actuaciones del proceso que se les siguió no hay constancia que demuestres la cuantía de ello”.
Dos años más tarde, en abril de 1999, fueron liberados 15 de los 28 policías motorizados que estaban presos por el homicidio de los 17 campesinos y también salió el ex subprocurador de Justicia, Rodolfo Sotomayor Espino, el funcionario de mayor rango que había sido encarcelado. Y después de cinco años y ocho meses de prisión recuperó su libertad el mayor Manuel Moreno González, quien fue sentenciado a 19 años de prisión, salió el 24 de agosto de 2001. Había ingresado al penal el 10 de enero de 1996.
Mientras el ex comandante de la Policía Motorizada, Ignacio Benítez Carbajal, condenado a 18 años de cárcel por la masacre de Aguas Blancas, pidió la intervención de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) para que se reabriera la investigación “para que se esclarezcan debidamente los hechos y se castigue a los verdaderos responsables”, y para que el gobierno de Guerrero le concediera el beneficio de la preliberación.
En un documento que envió a José Luis Soberanes, presidente de la CNDH, Benítez Carbajal reveló que para condenar a los policías como responsables de la masacre se utilizaron pruebas de Harrison simuladas, que realmente no se practicaron. También expuso que los policías que aparecen disparando en el video de la masacre no fueron juzgados.
Benítez Carbajal expuso su participación el 28 de junio de 1995: “Por instrucciones superiores se me ordenó que me trasladara a ese lugar con mis elementos para realizar un operativo policiaco de despistolización, más nunca se me informó que el operativo tenía como finalidad detener a los campesinos integrantes de la Organización Campesina de la Sierra del Sur de Tepetixtla, Guerrero, para evitar que se manifestaran en la población de Atoyac de Álvarez”.
El documento fue entregado a la Comisión de Defensa de los Derechos Humanos de Guerrero (Codehum), el 18 de enero 2002, con el fin de que el ombudsman, Juan Alarcón Hernández, lo remitiera a la CNDH. Ahí firmaba que no habían sido castigados los verdaderos responsables, y pedía “que se practiquen las pruebas periciales correspondientes para acreditar que las personas que aparecen disparando en contra de los campesinos en la videofilmación que obra agregada a la causa penal, son distintos a los policías que fueron consignados. Sin embargo, por causas por demás injustificables se les otorgó la más completa impunidad, ya que ni siquiera fueron citados por el agente del Ministerio Público para que rindieran su declaración con relación a esos hechos”.
Ignacio Benítez Carbajal, se instaló en huelga de hambre en el penal de Chilpancingo, el lunes 21 enero 2002 a las 10 de la mañana, en demanda de su preliberación y la reapertura de la investigación.  Luego sin que se hiciera pública su excarcelación salió libre el 9 de octubre 2003 a las 9 de la noche, que se sumó a la liberación en las mismas condiciones, el 11 de septiembre y el 9 de octubre, de seis policías motorizados recluidos en el penal de Acapulco. El 20 de octubre de 2003 por la noche, el Gobierno del estado emitió un boletín para explicar el motivo de la liberación de siete acusados de la masacre de Aguas Blancas.
El documento indicaba que el Consejo Técnico Interdisciplinario de Readaptación Social concedió la libertad anticipada el 11 de septiembre a: Alfonso Díaz Jiménez, Omar Figueroa Meza e Irineo Gatica Rosario; y el 9 de octubre a Hermilo Tacuba Alonso, José Manuel Rodríguez Pino, Dustano Vargas Hernández e Ignacio Benítez Carbajal, quienes “reunían los requisitos para la libertad anticipada”, al cumplir 45 por ciento de la sentencia a 18 años que les fue impuesta.
Al final únicamente quedaban seis policías y el director de Gobernación, Esteban Mendoza Ramos          quien, junto a los motorizados Benito Cruz Hernández, Martín Chávez Castro, Jesús Medina Mora, Alberto Navarrete Nava, Eladio Piedra Orozco y Marco Antonio Villamar Arguello, realizaron en noviembre de 2003 una huelga de hambre en demanda de su excarcelación. Dos años después obtuvo su libertad el 5 de octubre de 2005, Mendoza Ramos pasó encarcelado nueve años. Los policías también salieron libres.



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