Víctor Cardona Galindo
Uno de los versos del corrido de El Chante Luna dice: “Por ahí le queda un amigo que le dicen El Chacal, cuídate, Nico González no se te vaya a olvidar”.
Ese verso se refiere a Cipriano
Ocampo Ríos, El Chacal quien fue un
pistolero muy peligroso en la zona de Corral Falso, de él se cuentan muchas
historias que hablan de un hombre temible. Lo mató el Ejército, cayó en una
trampa en La Palma, una pequeña cuadrilla de las inmediaciones de Mexcaltepec,
después de ser traicionado por su propia familia. Se escapó de muchas. Se acompañaba de un perro bermejo que se echaba
junto a él; no ladraba cuando estaban escondidos y rodeados federales.
Cipriano Ríos fue parte de la banda de Los Pachucos que se formó bajo la protección del cacique de Corral Falso, Crispín Ocampo. La gente habla de ellos como si hubieran venido de otro lado, pero Los Pachucos eran gente del mismo pueblo, jóvenes nativos, que comenzaron a vestir a la moda. Usaban sobrero pequeño, eran puros jóvenes, borrachos, con dinero y siempre con una pistola Súper fajada en la cintura. Algunos cargaban retrocarga.
La
banda estaba integrada por: Roberto y Jesús Bello, Inés Serrano, Raymundo,
Jesús El mayate, Jesús El Bocón, El Chicle y Cipriano Ocampo
Ríos, El chacal; este último era de
Corral Falso, pero hacía vida en Las Peñas y El Limón. Toda esa gamba se
concentraba en Corral Falso donde vivía su jefe.
No
respetaban a nadie se comían la vaca que les gustaba y cometieron muchos
asesinatos; se dice que por orden de Crispín. Entonces comenzaron a llamarle a
Corral Falso el pueblo al que “Irás y no volverás”. Gustavo Ávila Serrano
escribió una novela sobre el tema “Ahuindo, el pueblo al que irás y no
volverás”.
Al
final Los Pachucos se mataron entre ellos.
Todos
los habitantes de Corral Falso tenían que “mocharse” con Los Pachucos, dijeran
ahora, había cobro de piso. Se robaron carretas con bueyes por eso se
enemistaron con la familia Diego de El Tomatal. Ellos mataron a uno que le
decían El Aparecido y a Silvino Villegas lo pasearon por el pueblo y después lo
mataron. Se decía que cuando Los Pachucos iban a matar a alguien, Crispín
Ocampo lo “vinueteaba” temprano.
Cuando
el cacique se sentaba en el corredor de su casa a tocar su violín, entonces
comenzaba la psicosis en el pueblo “¿Quién se irá a morir?”.
De
los asesinatos ocurridos en Corral Falso no había investigaciones, ni siquiera
actas de defunción porque Crispín controlaba las autoridades del Registro Civil.
Una
noche hubo una tragedia, cuando Adelaida Durán se casó con Santos Noriega. Se
acabó la boda, y en la noche cuando estaban recogiendo todo, el pachuco Roberto
Bello tiró con el cerrojo a una puerta cerrada y le voló la chiche
derecha a la novia que ya estaba dentro de la casa. Ahí quedó muerta.
Eran
los principios de la década de los cincuenta, del siglo pasado, cuando los
vecinos se reunieron y se fueron al puerto de Acapulco para hablar con Miguel
Z. Martínez, era el general de la 27 zona de Acapulco. Se fue un grupo
encabezado por Darío Pinzón, Herminio, Apolinar Ramos fueron a denunciar a Los
Pachucos. Dicen que el general les dijo: “yo les voy a dar las armas, pero
ustedes van a poner los huevos”. Desde entonces comenzó a llegar el Ejército.
Entonces
por la noche le quemaron las huertas a la familia de Crispín. Todo el barrio se
iluminó porque ardían las huertas de la parte sur. Sus enemigos lo expulsaron
del pueblo. Cuando abandonó el pueblo entonces les cobró a todos los impuestos
de las tierras que él venía pagando puntualmente. Regresó al pueblo con
Baltazar Reséndiz para quedarse a vivir, pero la gente no lo aceptó. Cuando
mataron a Rosalío Ramos Gómez el ya no estaba, pero quedaba su familia en
Corral Falso.
Darío
Pinzón fue el comisariado ejidal que sustituyó a Crispín Ocampo.
Expulsado
ya Crispín, sin el poder que sostuvo por más de 30 años, comenzó la cacería de
Los Pachucos, el que más guerra les dio fue El Chacal, hasta que los soldados
le tendieron una trampa en La Palma, en las inmediaciones de Mexcaltepec y lo
mataron. Se había refugiado en la casa de su hermana Concepción Ríos que era
mujer de Honorato Mesino. Ahí fue a parar, ahí lo mataron. Si hijo de crianza José
Peña iba en la expedición y le lloró.
El
Chacal había nacido en Corral Falso, era chaparrito pero muy valiente, la gente
le tenía mucho miedo, se robaba a las muchachas más bonitas, a pesar de llevar
una vida temeraria hizo vida con Basilia Perdomo Solís, La Maye; quien tenía ya a sus hijos Fermín Gallardo Perdomo,
Francisco y José Peña.
Un
día en El Limón, El Chacal acostado en la hamaca, le estaba dando consejos a
José Peña, pero salieron mal y este le voló la mano de un machetazo. El Chacal
alcanzó a disparar su pistola y le rozó la frente. Rafael Radilla, un ganadero
de Boca de Arroyo, le mandó a poner una prótesis a El Chacal.
José
huyó a El Naranjo municipio de la Unión se fue mucho tiempo y regresó nada más para
sumarse a los militares que buscaban a El Chacal para matarlo.
A
Fermín Gallardo, hijastro de El Chacal, lo ejecutaría la policía de Caballero
Aburto en El Charco Largo el 13 de septiembre de 1957 “Adelantito de Alcholoa a
pasar por Charco Largo, mataron un gallo fino, se llamó Fermín Gallardo”, dice
el corrido.
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