Víctor
Cardona Galindo
El 15 de diciembre del 2009 la Corte
Interamericana de Derechos Humanos dictó sentencia por la desaparición forzada
del expresidente municipal de Atoyac Rosendo Radilla Pacheco, en la cual,
principalmente, pide limitar el fuero militar. La resolución dice que: “frente
a situaciones que vulneren derechos humanos bajo ninguna circunstancia puede
operar la jurisdicción militar” el procesamiento de los responsables
“corresponde siempre a la justicia ordinaria”.
La casa de la familia Pino, misma que fue derribada
para construir
un estacionamiento, era una digna
representante de las viviendas del siglo XIX.
Foto: Víctor Cardona Galindo.
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La Corte ordenó a México: La
investigación y sanción de los responsables en la detención y desaparición de
Rosendo Radilla, así como la localización de sus restos, la realización de un
acto público de reconocimiento de responsabilidad de los hechos. La elaboración
de una semblanza, así como la colocación de una placa alusiva a su memoria en
su natal Atoyac.
Como
para calmar a la opinión pública y reducir la presión internacional el 17 de
noviembre de 2011 en un acto en el Zócalo de la ciudad de Atoyac, sin la
presencia de los familiares de Rosendo Radilla Pacheco, las autoridades de los
tres niveles de gobierno develaron la placa en honor al líder cívico.
El
encargado del despacho de la Secretaría de Gobernación Juan Marcos Gutiérrez
González, acompañado de la Secretaria de Relaciones Exteriores Patricia
Espinosa Cantellano y del gobernador Ángel Aguirre Rivero, ofreció disculpas
públicamente a la familia Radilla Martínez por la desaparición de Rosendo
Radilla Pacheco y en la fachada del DIF municipal develaron una placa que dice:
“El
Estado Mexicano devela la presente placa a la memoria de Don Rosendo Radilla
Pacheco y de las víctimas de desapariciones forzadas ocurridas en las décadas
de los 60 y 70, en un ‘contexto sistemático de violaciones a los derechos
humanos’, según lo señalado por la Corte Interamericana de Derechos Humanos en
su resolución…Lo anterior, se hace en cumplimiento a lo ordenado por la citada
corte en el caso Rosendo Radilla Pacheco vs. Estados Unidos Mexicanos, en virtud de su
desaparición forzada por agentes del Estado el 25 de agosto de 1974, en un
retén militar de esta población. Este lamentable suceso ha dejado invaluables lecciones
a la nación mexicana… El Estado reconoce la incansable búsqueda de sus familiares,
por la justicia, verdad y reparación… Atoyac de Álvarez, Guerrero a 14 de
noviembre del 2011”.
La placa quedó colocada, en una de las paredes frontales del viejo Palacio Municipal
y en donde los últimos años ha
funcionado el DIF municipal. El día primero de marzo de este año parientes de
desaparecidos y la familia Radilla depositaron en ese lugar una ofrenda florar
en honor a don Rosendo Radilla Pacheco al cumplirse los 103 años de su
natalicio.
Este 8 de marzo de 2017 al conmemorar el
Día Internacional de la Mujer las autoridades municipales encabezadas por el
alcalde Dámaso Pérez Organes develaron otra placa que dice: “8 de marzo Día
Internacional de las Mujeres Trabajadoras. El alcalde Dámaso Pérez Organes
otorga el reconocimiento al mérito civil Hilda Flores Solís a las mujeres
atoyaquenses. Un mejor Atoyac empieza desde casa, el cambio lo hacemos juntos
hombres y mujeres. ¡Libertad, dignidad, respeto y justicia a las amas de casa!
Gobierno municipal de Atoyac de Álvarez Gro, 2015-2018”.
Esta última placa quedó instalada al
costado izquierdo del monumento al general Juan Álvarez Hurtado y fue develada
en honor a todas las trabajadoras del hogar del municipio de Atoyac. Con ésta
la fachada del edificio del DIF ya luce dos placas alusivas a dos luchadores
sociales.
Los caminantes
En la
esquina de Nicolás Bravo y Reforma, con El
Nanche, por las mañanas llegaba Miguel Castillo. Sacaba su computadora de
juguete y mientras le ingresaba la contraseña pedía El Sol de Acapulco. Luego se sentaba a leerlo. Miguel tenía su muro
en el puente de la calle Juan Álvarez frente a donde estaba el cine Álvarez, lo
tapizaba de recortes, era una especie de periódico mural de hechos del
narcotráfico y el priismo. De vez en cuando cambiaba su periódico mural a una
de las columnas del puente de El Ticuí, donde le agregaba unas publicaciones
pornográficas.
Un día,
después de tantas quejas de los vecinos el Ayuntamiento llevó a Miguel, en una
patrulla, a tirar a Tres Palos donde tiene un hermano, lo bajaron y le dijeron
ahí te quedas. Los policías pasaron a realizar unas compras al puerto, y en la
tarde cuando daban un recorrido, Miguel los abordó en la calle principal frente
a Elektra, -a qué hora llegaron manito -les dijo - yo me vine luego, nomás vi a
mi hermanito y me retaché. Ese es Migue.
De
buenas a primeras Miguel Castillo desapareció, nadie da respuestas concretas.
Unos dicen que se fue con uno de sus hermanos para Michoacán. Otros dicen que
apareció muerto por el rumbo de Técpan de Galeana el año pasado, pero que la
familia no quiso reclamar su cadáver y lo sepultaron en la fosa común.
Miguel
estaba muy mal de sus facultades mentales, pero todavía se recuerdan sus
discursos en los sepelios de Hilda Flores Solís y de Rocío Mesino Mesino. Por
cierto en el sepelio de Rocío sorprendió con su elocuencia y su mensaje fue el
que más se apegó a la realidad. Al escucharlo y verlo vestido de verde olivo
algunos dudaron de su locura. Le pedí una copia de su discurso y me la negó.
“Es que ya está registrado en derechos de autor”, me contestó.
Mucho
me acuerdo de El Gringo, uno señor
que circulaba cerca de la colonia de Acapulquito y la Mariscal ahí en la calle
Silvestre Castro, le daba asilo una señora que se llamaba Irene. El Gringo decía que ya se estaba
haciendo niño y se veía a cada rato en su espejo –ya voy para niño. Cuando
agarraba su costal caminaba casi corriendo. Alguien le gritaba – ¿A cuánto vas?
-Él contestaba –voy a cien.
Hubo
un tiempo que muchos indigentes recorrían la ciudad, la patrulla los recogía y
los tiraba en la madrugada por el rumbo de Papanoa. Al tercer día estaban aquí
de regreso, porque la policía de Tecpan los agarraba llegando a su ciudad y los
venía a soltar a la Y Griega. Así estuvieron durante mucho tiempo. En este
estado y este país no hay espacios para este tipo de personas vulnerables.
Aquella
indigente embarazada que tuvo su hijo en un corredor en las inmediaciones de la
iglesia. Andaba bañando a su hijo con agua fría por la mañana, el niño estaba
morado del frío, cuando la policía se lo quitó para llevarlo al DIF.
-Mi
hijo no ha hecho nada, porque se lo llevan –lloraba diciendo que su hijo no era
un asesino para que lo llevaran a la cárcel. Su llanto era desgarrador y daba
dolor escucharla. Ojalá el niño haya quedado en buenas manos.
O
aquella que recorría las calles desnuda de la cintura para arriba y que tenía
unas tetas envidiables, acanaladas con una aureola de tonos semioscuros. – Que
chulas chiches tiene esa mujer-, oí decir a una maestra en la esquina de la
calle Reforma y Álvaro Obregón.
El
pelón Bernabé Gervasio recorre las calles con su costal al hombro pidiendo
comida. Él es de Mexcaltepec, pero por alguna razón va mucho a Tecpan de
Galeana de donde se viene caminando, tarda dos días para llegar a nuestra
ciudad. El otro es Ismael, anda siempre descalzo por la carretera, a veces
solamente come hojas y lo admirable es que no se enferma. Ya rebasa los setenta
y sigue flaco siempre caminando cubierto solamente por un short.
La calle Agustín Ramírez
La
esquina de Reforma con Nicolás Bravo es muy solicitada, enfrente está Pollerama
de Roberto Hernández, en la contra esquina está la cocina de doña Bertha, da
barato y a la hora del almuerzo se llena de personal de protección civil y policías.
Yo tenía la costumbre de decir “La cuenta y un policía”, pero donde doña Bertha
nada más pido la cuenta, porque policías hay todo el tiempo, para escoger.
Adelante
de donde se instala El Nanche, a
vender el periódico, está la base de las Urvans
que van hacia El Paraíso. En la calle Nicolás Bravo llega la carga de naranjas
y plátanos de La Soledad, de ahí los carretilleros transportan el producto a
los diversos lugares donde se va a vender. Esos de La Soledad son muy trabajadores,
siembran plátano, aguacate, caña, naranja, café y cultivan la miel de palo. La
Soledad es casi un paraíso, dicen que ahí el general Juan Álvarez extraviaba a
sus presos, muchos de ellos se quedaron allá porque encontraron todo lo
necesario para vivir.
La
calle Agustín Ramírez es una vía muy concurrida ahí, el 18 de julio de 1981, se
formó el primer grupo de Alcohólicos Anónimos, agrupación que ha salvado muchas
vidas y ha dado felicidad y tranquilidad a muchos hogares, el primer grupo se
llamó “Los cafetaleros”. Se instaló en la casa de Jerónimo Luna Radilla, El Güero Luna, los primeros integrantes
fueron Adolfo, Pancho Juárez, Tacuba, Justino Reyes, Antonio Sánchez, Álvaro y
Toño Quiñones.
Todo
surgió porque al Güero Luna se lo
llevaron anexado al grupo Cuauhtémoc que está en la calle Ámsterdam atrás de la
embajada de los Estados Unidos en la Ciudad de México. De allá trajo el
programa. Cuando comenzó el grupo Cafetaleros una máquina de coser Singer les servía
de tribuna. Ironías de la vida, él que trajo el programa a nuestra ciudad se
murió por el puro gusto del alcohol.
Ésta
calle se llama Agustín Ramírez porque aquí vivió de niño el célebre compositor
guerrerense. Pero además esa vía tiene el mérito de haber visto nacer a Jesús
Bartolo Bello López uno de los mejores poetas que tiene Guerrero en la actualidad.
Nuestro poeta ganó el premio nacional Mérida de poesía y que recientemente
publicó la antología Memoria de nuestro
polvo.
Un
coquero comenzó poniéndose enfrente de Doña Mine en Agustín Ramírez, siguiendo
el ejemplo que les puso doña Aleja Ríos, el coco es negocio y de cuchara es
sabroso. El agua con todo y pulpa ya cuesta 15 pesos. La gente le hace fila
temprano. El coco es bueno para expulsar la solitaria, lubricar la piel y curar
la chikungunya. En últimas fechas los coqueros se han multiplicado, hay cerca
de la terminal, frente al Cecafé, en el estacionamiento de Súper Ché, casi
frente a la Iglesia, en la calle Independencia y se ponen algunos en el boulevard.
Los
pedigüeños aparecen por todos lados. Uno entró un día a una tienda pidiendo
para sacar a su hermanita del hospital. Después me lo encontré en un
restaurante pidiendo para su mamá ciega y en otra ocasión para su hermana
enferma del pulmón. Este cabrón tiene mucha familia, lo que no tiene es
vergüenza.
Entre
las calles del centro y la colonia Sonora, existe “el bolillero más veloz del
Oeste”, cuando oyes gritar ¡bolillooo! Y dentro de la casa contestas ¡Bolilloo!
Y sales a la calle, el bolillero, disparado en su bicicleta recorre medio
kilómetro, y escuchas el siguiente grito a lo lejos. Para comprarle necesitas
estar alerta esperándolo en la puerta de la casa, lo que resulta difícil porque
los bolilleros son los despertadores de esta somnolienta ciudad.
A
Carmen le enoja que los taxistas no sepan dónde queda la calle Vicente
Guerrero. Cuando los taxistas le preguntan dónde queda les tiene que decir que
adelante de la Mueblería Carrillo, por donde está la base de las combis.
Es que
en Atoyac los nombres de las calles están de adorno, la gente poco pone
atención a ellos, aquí la orientación es por referencias. La calle Vicente
Guerrero es por la calle de las combis, si vives en la calle Galeana, tienes
que decir por El Parazal, el Atrancón,
por la parota o por donde vive la maestra Lupe Galeana.
El
Centro de Salud de la colonia Manuel Téllez es el centro de salud de la Parota.
Si alguien vive en la colonia Benito Juárez dice que vive por donde el Padre
Máximo.
Al
referirse a la calle Juan Álvarez se dice Rumbo al Chico, por la Herminia, por
donde Raúl Galeana, antes de llegar al callejón de los chocomiles, por Elektra,
por la terminal o por la secundaria y últimamente Súper Che también se usa como
referencia.
La
Calle Palmas es la calle de la Coalición de Ejidos o atrás de la Corona. Decir
la calle Aldama, es por Estereosol o la calle de las combis que van a El Ticuí.
Cuando
vivimos por la colonia Francisco Villa y Loma Bonita decimos antes o atrás de
la Ciudad de los Servicios. Esas son las referencias más comunes para
orientarnos en Atoyac, pocos son los que hablan de nombres de calles.
El
tamarindo de la calle Juan Álvarez ya no está pero sigue siendo referencia. Los
desfiles salen de “El tamarindo” al Zócalo. El Atrancón se llama así porque ahí
existió una cantina con ese nombre y El Tejaban porque ahí estaba una galera de
una compañía silvicultora. El Tamarindo, la cantina el Atrancón y El tejaban ya
no existen, pero le dieron nombre a los lugares.
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